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Entrevista Pau de Vílchez Presidente del comité de expertos para la transición energética

Pau de Vílchez: «Nos espera un mundo con más enfermedades, más calor y menos agua»

«En Balears se reducirán las playas y la temperatura llegará a ser muy desagradable», advierte el presidente del Comité de Expertos del Cambio Climático en la UIB, Pau de Vílchez, sobre el desastre que se cierne en las islas

Pau de Vílchez, junto a su bicicleta en Palma. | GUILLEM BOSCH

«Lo que hoy es una noticia o anécdota, mañana será la normalidad». Como una ola de calor interminable, un incendio forestal o un rayo fatal en la playa. El contundente aviso de Pau de Vílchez lo deja muy claro: el desastre climático se cierne sobre el mundo y no hay más opción que actuar. Es el presidente del Comité de Expertos para la Transición Energética y del Cambio Climático en Balears, la organización que ha publicado un revelador informe sobre la urgencia de reaccionar de inmediato.

Pau de Vílchez. guillem bosch

¿Qué les espera a los ciudadanos de Balears si no se logra revertir la tendencia del cambio climático?

Balears, en tanto que es un territorio insular, es especialmente vulnerable al cambio climático. Una de las consecuencias principales va a ser el aumento del nivel del mar. Es imparable, pero de nosotros depende cuánto sube. Afectará especialmente al turismo y a los que viven cerca de la costa. También se incrementará la duración, la intensidad y la frecuencia de las olas de calor, lo que será muy grave sobre todo en niños y personas mayores. La tercera consecuencia principal será que cada vez habrá menos disponibilidad de agua, pero habrá muchos más efectos; por ejemplo, empezaremos a ver más enfermedades ligadas al cambio climático, como la fiebre amarilla o el dengue.

O la covid...

Hay una teoría que sostiene que los murciélagos que vivían en territorios que fueron deforestados se tuvieron que trasladar a otras zonas más cercanas a los humanos. El mayor contacto entre unos y otros es lo que favoreció la zoonosis (enfermedades infecciosas que pasan de animales salvajes a humanos), que por cierto, ya representan el 79% de las enfermedades emergentes. El caso es que aunque el cambio climático no haya generado la covid de forma directa, sí es cierto que todo está ligado; si una actividad humana afecta a un ecosistema, acabará impactando también en otros elementos naturales.

Los expertos insisten en que estos años son clave, pero los gobiernos fijan los objetivos a medio-largo plazo, como 2030 o 2050.

Para llegar a esos objetivos hay que empezar a trabajar ya. Es como correr una maratón, hay que prepararse mucho antes. Revertir el cambio climático no es cosa de un día. Lo que no podemos hacer es seguir como hasta ahora y pretender cambiar en el último momento. Además, las emisiones se acumulan en la atmósfera; ahora mismo están concentrados los gases que se emitieron hace 50 e incluso cien años.

¿Son suficientes las medidas de las instituciones locales, como el Govern o los consells?

Las que se implantan en materia de transición energética son muy positivas, pero no son suficientes. Tendrían que hacer mucho más. Y no solo instalar energías renovables o impulsar la eficiencia energética; también hay que frenar las decisiones como hacer más carreteras o ampliar el aeropuerto.

El alcalde de Palma ha anunciado que busca una segunda conexión aérea con Estados Unidos.

Es absurdo. Un viaje de ida y vuelta a Nueva York es equivalente a lo que consume en un año un ciudadano balear que coge el coche todos los días. No tiene sentido aplaudir el turismo con las orejas. Las instituciones han de entender que luchar contra el cambio climático no es una cuestión solo de medio ambiente. También es salud humana, economía e incluso estabilidad de la sociedad. Por eso tiene que haber coherencia entre las políticas de un territorio.

¿Las olas de calor de este verano han sido una muestra de lo que puede llegar a provocar el cambio climático?

Sí, y cada vez será peor. Este verano ha sido de récord, pero será probablemente uno de los más frescos que vivamos. En términos estadísticos, de los próximos cien veranos, unos 95 serán más calurosos que este.

¿Si no hay recursos económicos para implementar todo lo que se requiere, cuál es la solución?

Es cuestión de prioridades. En mi opinión, no tiene ningún sentido darle dos millones al Real Mallorca en lugar de, por ejemplo, comprar más autobuses. Además, como los efectos del cambio climático nos van a afectar a todos por igual, las clases más adineradas, que también son las que más contaminan, son las que más tienen que colaborar para financiar la rehabilitación energética. Combatir el cambio climático mejora la vida de todos, con ciudades más habitables, mejor transporte y menos afecciones de la salud.

¿Confía en el discurso de sostenibilidad de las empresas?

No les queda otra. La actividad económica de las empresas también se verá afectada; si los días de calor se vuelven muy extremos, los empleados ya no podrán trabajar y los materiales sufrirán. Y las que primero se pongan en marcha tendrán ventajas, porque la legislación va a ser cada vez más exigente. Pero está claro que el mundo empresarial, en general, no está haciendo todo lo que debería hacer en materia de transición energética. Nadie tendría que obligarles a apagar la luz por la noche o dejar de repartir bolsas de plástico, son cosas obvias.

¿Existe un futuro en el que Balears ya no es destino turístico por culpa del clima?

En Balears se reducirán las playas a menos de la mitad y la temperatura llegará a ser muy desagradable. Evidentemente tendrá un impacto. Los turistas se acabarán planteando si les vale la pena venir para estar encerrados en el hotel con el aire acondicionado. Además, la conciencia climática hará que la gente se piense dos veces lo de viajar. El turismo se va a reducir sí o sí, por eso es imprescindible cambiar de modelo y generar otros sectores de actividad antes de que pase. Y, por lo pronto, debemos enfocarnos más en el turismo de cercanía.

¿Se considera ‘colapsista’?

Es obvio que si no hacemos nada, vamos al colapso. Pero no estamos condenados. No soy ‘colapsista’ porque no me conformo con aceptar que todo se va a hundir. La ciencia dice que todavía tenemos tiempo para hacer muchas cosas. Lo que sí tenemos que asumir como sociedad es que la forma de vida en Balears nunca volverá a ser la misma. También estoy rotundamente en contra de los que dicen que el problema del cambio climático es que somos muchos; si desaparecieran la mitad de humanos del planeta, 3.500 millones de personas, puede que el impacto sobre el cambio climático fuese nulo. Porque las emisiones se producen de forma desigual, hay una mitad que contamina el 14% y la otra mitad, a la que pertenecemos nosotros, emite el 86%. Por ejemplo, una familia de diez personas en Burkina Faso no emite ni la mitad de lo que emite un solo ciudadano de Balears. La cuestión no es que sobra gente, es que hay personas que tienen un nivel de vida totalmente insostenible.

Lleva usted años al frente de una lucha difícil. ¿Nunca ha tenido ganas de tirar la toalla?

Te puedo decir que en 2018, en la COP24, cuando escuché a Greta Thunberg, me puse a llorar. Vi a una niña que sabe lo que se le caerá encima si no actuamos. Pero esa tristeza no me lleva a la inacción, al contrario, me alimenta. Se lo debo a mis hijos, a los tuyos, a los de todos. Se lo debo también a las personas de Pakistán que se mueren por miles en inundaciones por culpa nuestra. No podemos tirar la toalla, tenemos que hacer todo lo posible para que el futuro sea habitable.

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