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Estudios en Ibiza: acabar la universidad a los 51 años

María José Moreno cumple su sueño y se gradúa en Educación Primaria en la sede pitiusa de la Universitat de les Illes Balears

María José Moreno con sus padres y una de sus hijas el día que se graduó. M.J.M.

María José Moreno ha soñado, de forma literal y desde pequeñita, con ser maestra. Pero como todo en la vida, los sueños hay que pelearlos y no ha sido hasta este año, cuando ha cumplido los 51, cuando se han hecho realidad. Hace apenas unos días se graduó en Educación Primaria con especialidad en inglés en la sede pitiusa de la Universitat de les Illes Balears (UIB) tras cinco años haciendo malabares para poder llegar a todo. Porque fácil, lo que se dice fácil, no lo ha tenido.

Moreno explica que cuando cumplió 18 años, en la década de los 90, para estudiar Magisterio tenía que desplazarse, como mínimo, a Mallorca. «Mi familia no tenía dinero y a eso se sumaba que somos gitanos y, por nuestra cultura, estaba mal visto mandar a una hija sola a otro sitio», explica.

Reconoce que siempre ha sido «buena estudiante», con media de sobresalientes, y le gustaba ayudar a aquellos compañeros que tenían dificultades. «Tuve una maestra de Asturias, Elsa, que me marcó muchísimo», cuenta. Aun así, descartó cursar los estudios por las dificultades que se encontró, así que, con la mayoría de edad cumplida, empezó a trabajar en el sector turístico. «No me fue mal. He tenido trabajos que no eran duros físicamente, pero tenía la espinita clavada», dice en referencia a ser profesora.

«Punto de inflexión»

Se casó, tuvo dos hijas y, aunque todo estaba en su sitio, Moreno se repetía que el día que pudiera estudiar en Ibiza, lo haría. «En 2012 vi que se podía estudiar aquí. Mi hija Coral siempre decía que quería ser maestra. Entonces pensé que era mejor que lo hiciera ella primero y luego yo», indica.

En ese momento estaba trabajando como administrativa en una empresa y se enteró de que había plazas del Govern balear para acceder a uno de los puestos, también de administrativa, en algún centro escolar. Se apuntó al bolsín y empezó en un colegio. Fue en ese momento cuando estudió para pasar la prueba de mayores de 25 años que le permitiría acceder a la universidad. «Fue un punto de inflexión. Me daba igual lo que pensara la gente, solo quería hacerlo», señala.

Y llegó el momento de inscribirse en la facultad. «Me ha costado sudor y lágrimas entre trabajar, estudiar, hacer prácticas… Tenía el hándicap del catalán, porque las clases son todas en esta lengua,, pero pensé en todo lo que te enriquece como persona aprenderlo», explica. Ella es de familia andaluza, pero toda su vida ha estado en Ibiza.

A sus 51 años cuenta con el diploma que acredita su grado en Educación Primaria, por lo que no ha perdido el tiempo para enviar currículos a los centros privados de la isla con el objetivo de poder ejercer lo antes posible. Y es que para entrar en la bolsa para la próxima convocatoria de lo público aún tiene que esperar hasta el año que viene. Con su experiencia quiere animar a todas aquellas personas que, por diferentes motivos, no han podido estudiar lo que querían. «Que se den una oportunidad y que lo prueben. Hay que sacrificar cosas, pero merece la pena», subraya.

Para conseguirlo, dice que es fundamental contar con el apoyo de los familiares. «Mi familia me ha apoyado al cien por cien. Mis padres al principio no lo entendían. Mi madre, cuando hice la prueba de acceso a la universidad, me dijo: ya te has sacado esto, así que ya está con los estudios, ¿no? Y en realidad era cuando empezaba con ellos. A veces me pide perdón por no haberme comprendido, pero yo también entiendo que viene de otra época y me veía ya con mis hijas y con mi trabajo», relata.

Moreno se emociona cuando le preguntan qué es para ella ser maestra. «Es una profesión vocacional. He hecho prácticas y sentía como si siempre hubiera estado haciendo eso», dice con la voz entrecortada. «Ojalá todos los años que me quedan por trabajar, que aún son unos cuantos, pueda hacerlo de profesora», concluye.

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