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Vuelta al cole en Ibiza con sonrisas y abrazos

Los escolares regresan a las aulas, por primera vez en dos años, sin tener que llevar las mascarillas

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Así ha sido la vuelta al cole en Ibiza

Un abrazo. Grande. En el que cabe el niño o la niña, su mochila aún con apresto y todas las ganas que lleva dentro. A veces, incluso, un beso. De los que se dan con ganas. De los que suenan. Y resuenan. De los que rebotan en forma de sonrisa en quienes están cerca. Elena, profesora del colegio Es Vedrà, recibe así, en este primer día del curso, a sus alumnos. Y alumnas. Los pequeños responden generosos a ese cariño, vetado durante los dos últimos años por el covid.

«No se nos va la sonrisa de la cara. Verles sonreír al entrar es lo más bonito del mundo», comenta Núria Cardona Ribas, la directora del centro, sin perder ojo de todos y cada uno de los pequeños que cruzan el umbral del centro, que les recibe con unas banderolas en las que se lee «Benvinguts». «No nos podemos olvidar del covid», continúa la directora, que explica que en las aulas mantienen la ventilación. ¡Y más que hubiera! Y es que incluso en las clases en las que no da el sol el calor es intenso.

Lo saben bien los alumnos antiguamente conocidos como «tortugas marinas». Mientras su profesora les pregunta cómo ha ido el verano y les adelanta que, ahora que han cambiado de curso, van a tener que buscarse otro nombre para el grupo, más de uno echa de menos que las Elsa que decoran no pocas mochilas hagan su magia helada. «A ver cómo va el tema del calor», comenta la delegada, que insiste en que la conselleria de Educación ha elaborado un protocolo. «Veremos si en las aulas que tengan unas temperaturas más elevadas se pueden poner ventiladores o climatización», continúa. De momento, aunque no tienen la fuerza de la protagonista de ‘Frozen’, el Ayuntamiento de Sant Josep ha dejado en el centro los ventiladores que han estado usando en la escuela de verano.

El recuerdo del covid no está sólo en la ventilación. También en las mascarillas con las que los alumnos que usan el transporte escolar cruzan la puerta del centro. Y en los accesos al edificio. Durante la pandemia tuvieron que habilitar varios puntos de entrada para evitar que escolares y familias se agolparan, lo que podía ser un foco de contagio. Ahora, todas esas entradas se mantienen. Por una cuestión operativa. No es algo exclusivo de Es Vedrà, sino que es una decisión que han adoptado la gran mayoría de los centros.

«¿Los de primero entran por aquí?», pregunta una madre mientras su churumbel, armado con una mochila de la Patrulla Canina, se adentra ya, con ganas, en el colegio. «Como para decirle ahora que salga», comenta la mujer, mirando con ternura al pequeño. «Tenía muchas ganas de que empezaran las clases. Ha ido a la escuela de verano, pero sus mejores amigos no y los echaba de menos. Apenas se han visto», relata la madre. «Tú presta atención, eh, Carlitos. No te despistes, que nos conocemos», indica otra madre, con tono serio, a su hijo, que se resiste a soltarle la mano. «Es que le cuesta concentrarse. Con el móvil puede pasarse horas sin acordarse de respirar, pero en clase le cuesta. Me pregunto si todo sería más fácil para él si las profesoras estuvieran en una pantalla», reflexiona la madre, que sin soltar la mano de su hija pequeña observa cómo Carlitos se va animando a entrar en el colegio, donde Elena le recibe con uno de esos abrazos que ha estado dos años reprimiendo.

«Empieza una nueva aventura», sentencia la directora tras cerrar, por primera vez este curso, la puerta.

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