José Juan Cardona, conseller balear de Industria y Comercio en el Govern de Jaume Matas entre 2003 y 2007 y condenado en 2013 por la Audiencia Provincial a 16 años de prisión y al pago de una multa de 2,2 millones de euros por su implicación en el caso Scala, asegura tener “la conciencia tranquila”, acusa a la Fiscalía de “pedir una sentencia ejemplar” para él y sugiere que su condena no fue justa, según ha contado en una entrevista concedida a Radio Ibiza SER: “Cada uno que piense lo que le parezca más adecuado, pero las sentencias deberían ser justas”, indica el exconseller, que disfruta desde julio de 2021 del tercer grado penitenciario, de manera que ya no duerme en prisión. Porta una pulsera de geolocalización y control telemático en el tobillo y, como control añadido, debe acudir cada dos semanas a la prisión de Eivissa para estampar su firma. De 62 años de edad, trabaja en “dos empresas de la isla con contrato a tiempo parcial”.

Durante la entrevista, Cardona es esquivo cada vez que se le cuestiona sobre su implicación en el caso por el que fue condenado, se niega a explicar su papel en esa trama y esgrime su conciencia como aval para dar a entender que actuó apropiadamente: “Cada uno puede pensar lo que quiera sobre mí y seguro que hay muchos que piensan que sí [es un delincuente], y seguro que hay muchos que piensan que no. Y eso no lo cambiaremos. Hay una cosa que es mucho más importante para uno, que es tu propia conciencia. Si tú tienes la conciencia tranquila… No es agradable tener una sentencia, no es agradable estar en la prisión, pero si sabes lo que hay… Y eso sólo lo sabemos… Y cada uno sabe lo que ha hecho y lo que no ha hecho y, por tanto, uno puede estar más tranquilo con uno mismo. Al final es una cuestión de principios”.

Respecto al papel del ministerio público durante el juicio, cree que el fiscal Pedro Horrach buscaba que la condena fuera “ejemplar”, así como la “muerte civil” de los encausados: “Es lo que pidió el fiscal, que fuese una sentencia ejemplar. Pedía la muerte civil para los acusados. Cada uno que piense lo que le parezca más adecuado, pero las sentencias deberían ser justas. Es verdad que en su momento, en ese tiempo, se pedía una sentencia ejemplar”. En julio de 2013, la Audiencia le encontró culpable de los delitos de asociación ilícita, malversación de caudales públicos y cohecho por montar una trama de comisiones ilegales (que provocó un perjuicio económico de unos ocho millones de euros a las arcas de la Comunitat Autònoma, según los cálculos de las magistradas de la Audiencia) a través del consorcio público Cdeib (Consorcio para el Desarrollo Económico) y junto a Kurt Viaene (exdirector general de Promoción Industrial) y Antònia Ordinas (exgerente de Cdeib). El consorcio dependía de la conselleria de la que era titular Cardona y fue creado para promocionar los productos de Balears.

Mientras otros acusados ofrecieron pormenores de su actuación en esa trama de comisiones y, paralelamente, llegaron a pactos con la Fiscalía para reducir sus condenas, Cardona no siguió esa estrategia de defensa y aseguró en todo momento que era inocente. Ahora tampoco quiere aportar más pistas ni nombres, según indica en la entrevista a Radio Ibiza SER. Y tal como se expresa, parece que no está dispuesto a tirar de la manta cuando recupere la libertad: “La verdad -señala el exconseller condenado-, la he contado. La he contado y la he mantenido siempre. Vale la pena hacer algo si tiene un rédito que puedas valorar. Hablar de cosas pasadas porque sí no nos lleva a un camino demasiado bueno. ¿Qué arreglaríamos ahora si comenzásemos a volver…? Lo que ha pasado, ha pasado y no volveremos atrás”, dice en tercera persona Pepe d’en Ferrer.

"La verdad, la he contado. La he contado y la he mantenido siempre"

En la entrevista señala que, de momento, no pedirá la libertad condicional, algo que indica que podría conseguir en 2023, tras cumplir dos terceras partes de su condena (un total de 16 años) si tiene un buen expediente disciplinario: “Lo lógico es que [la libertad condicional] lo proponga la Junta de Tratamiento y después el Juez de Vigilancia Penitenciaria lo confirma o no”.

Respecto a su vida en la prisión, en la que ya lleva ocho años, confiesa que no ha sido fácil: “Duro, muy duro, pero yo creo que también depende de cada uno, si tú tienes la conciencia tranquila y tienes un poco de ánimo, sabes que estas cosas, pueden pasar, pasan, pero que no es para siempre". Lo peor, los primeros meses: “No estás habituado y tienes que habituarte a una rutina del sistema penitenciario y esto cuesta, porque tienes unas limitaciones importantes”.

'Matancer' y pescador

Intentó superarlo manteniéndose activo, escribiendo cartas a amigos y familiares, dando clases a internos, participando en la edición de la revista penitenciaria y colaborando en la biblioteca: “Todo eso ayuda a llevarlo algo mejor que si eres un preso que no hace nada”. También le fue de gran ayuda la visita de sus allegados: “Todos los fines de semana venían familiares y amigos y, lo que es más importante, había personas que no podían acercarse a la prisión pero que me mandaban mensajes. Eso te da más ánimos”.

“Todos los fines de semana venían familiares y amigos y, lo que es más importante, había personas que no podían acercarse a la prisión pero que me mandaban mensajes. Eso te da más ánimos”

Confiesa seguir la política, que aún le “gusta”, pero “a distancia”, porque “los tiempos han cambiado y lo han hecho muy deprisa y hay otra percepción y sensibilidades, aunque los problemas sean los mismos de siempre”. Sobre si se ha sentido abandonado por su expartido, el PP, también guarda silencio, aunque da una pista: “Solo me acuerdo de lo importante, de la gente que me ha apoyado y ha mostrado su amistas. Del resto no me acuerdo”, si bien mantiene contacto con diversos dirigentes y exdirigentes de esa formación. Descarta, además, volver a la primera línea política: por su situación y porque, señala, tiene ya “una edad”.

El periodo de la pandemia fue otro de los episodios más difíciles que vivió durante su estancia en la prisión: “Cuando empezó, comencé a salir porque trabajaba en Cáritas y eso significó que [luego] no podía estar con el resto de internos por el riesgo de contagios y me pasé muchos meses en otra celda sin contacto con los demás. Eso no era fácil”.

En su vuelta a la vida (casi) normal, ha recuperado, según detalla en la entrevista, dos de sus grandes aficiones: ejercer de matancer y la pesca: “Los fines de semana he podido salir un par de días a pescar, que me gusta, y [como] aficionado a las matanzas, he podido volver a hacer de matancer. Más que nada vuelves a estar con los amigos y la familia y esto es lo más importante”, relata Cardona.