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Priscila Monteiro Kosaka
Priscila Monteiro Kosaka Investigadora del CSIC

Priscila Monteiro Kosaka: «Queremos detectar el cáncer antes de que mida un milímetro»

La investigadora del CSIC insiste en la importancia de la financiación para obtener resultados para luchar contra el cáncer

Priscila Monteiro Kosaka, ayer por la mañana, en el hotel Aguas de Ibiza. Juan A. Riera

Siete años. Es el tiempo que lleva Priscila Monteiro Kosaka, investigadora del CSIC, liderando el proyecto de detección precoz del cáncer financiado por la asociación ibicenca Elena Torres. Su objetivo es desarrollar una tecnología capaz de detectar en la sangre unas proteínas que alertan de la existencia de un tumor. La científica presentó ayer por la mañana, con una enorme sonrisa, que la investigación ha conseguido llegar a la cuarta fase, lo que supone estar más cerca de lograr esa detección precoz. A partir de ahora se inicia una colaboración con el Hospital Universitario 12 de Octubre y con el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas, indica Monteiro, que ayer por la noche explicó todos los avances a los asistentes a la séptima edición de la cena solidaria de la asociación.

La investigación entra en la cuarta fase. ¿Qué supone esto?

Pues que vamos a intentar acercarnos a probar la tecnología y los sensores en un entorno clínico.

Con personas, vaya.

Sí [ríe]. A ver, en cierta forma. Conseguí unas veinte muestras de sangre reales de pacientes con cáncer de mama localizado, sobras de otros proyectos, para probar el sensor que había desarrollado para una proteína que no hay ninguna tecnología que la puede encontrar. Es una prueba importante porque probamos en un entorno controlado, en nuestro laboratorio funciona y detectamos esas proteínas circulando en la sangre de pacientes de mama muy localizado. Al acabar, hablamos con colaboradores porque queríamos probar con estos marcadores.

¿Marcadores? ¿En plural?

¡Sí! Hay cinco marcadores y ahora tengo que desarrollar cinco sensores. Se me multiplica el trabajo muchísimo. Nuestro contacto en el Hospital 12 de Octubre está haciendo una biblioteca de muestras ahora. Vamos a ver pacientes a lo largo del tratamiento, al principio. Algo más cercano a un ensayo clínico. ¡Ojalá funcione!

¿Qué plazo tienen ahora para esta fase?

El proyecto, financiado por la UE, es a tres años. Con un milagro llegamos. Vamos a intentar trabajar todo lo que podamos para conseguirlo pero si logramos que salga todo perfecto, en tres años estamos con un equipo en el hospital.

Al entrar en esta nueva fase estamos más cerca de lograr detectar el cáncer de mama en estadios muy precoces.

Sí. La detección precoz para nosotros no es sólo la primera detección, sino también después de que una mujer haya pasado el tratamiento. La recidiva. Al hablar de detección precoz solemos pensar sólo en ese primer diagnóstico, pero no en el segundo, que a veces suele ser muy agresivo.

¿En quince años esto podría funcionar como los programas de cribado de mamografía?

Exacto, el screening con mamografía ha sido un gran avance, pero se detecta cuando un tumor tiene un centímetro, por ejemplo. Lo que queremos es detectarlo cuando tiene menos de un milímetro. Queremos que se pueda hacer un cribado, al menos, en la población de riesgo. Es fundamental.

Después de años trabajando en esto, ¿qué siente al verlo tan cerca?

La investigación tiene muchos pasos y el lenta. No me veo tan cerca del final, me veo a la mitad del camino, pero es un sueño llegar hasta aquí.

Y estando tan pegada a la parte científica, cuando alguien de su entorno sufre un cáncer...

Es horrible. [Se emociona] Incluso me da por pensar que voy lenta en la investigación. Conozco gente. Tengo un familiar que tuvo cáncer en el intestino. Él me dice que está bien, pero pienso en los datos de supervivencia a cinco y diez años y me preocupo. Mira, cuando nos dan las muestras para el estudio vienen los códigos de los pacientes, que son anónimos, pero viene la edad, tamaño del tumor, tipo de cáncer... Había mujeres de mi edad. Salí y vomité. Impresiona mucho eso. Intentas ponerle cara, te preguntas si tendrá hijos, cómo es su vida... La parte del anonimato es fundamental, si no, no podría hacerlo.

Eso choca con la idea de que la investigación es fría y aséptica.

Los científicos tenemos corazón y tenemos miedos. Mucho miedo. Creo que al final trabajo tanto en esto porque tengo mucho miedo.

Además de la investigación de cáncer de mama tenía una beca Fero para otra sobre cáncer de pulmón. ¿Sigue con las dos?

Sí. [Ríe]

¿Cuántas horas duerme?

Cuando duermo seis, ya estoy contenta. Las dos líneas van muy en paralelo, porque queremos que el sensor no sirva sólo para un tipo de cáncer. Empezamos con el de mama porque creo que es el más estudiado y comprendido y se puede avanzar de manera segura. Lo mismo pasa con el cáncer de pulmón. Escogemos los dos que tienen la mayor incidencia porque así podemos tener un impacto más rápido. Hacemos las dos investigaciones en paralelo. Con el mismo número de manos.

Optimización de recursos, vaya.

Sí, mientras captamos un dato hacemos el experimento del otro. Así vamos.

La base de la investigación sigue siendo la financiación, ¿no?

Un ejemplo muy claro de ello es la vacuna del covid. Fueron billones de inversión procedentes de mucha gente. Y mira qué rápido ha salido. Hacen falta manos. Yo sigo bajando al laboratorio. Hay gente que cuando está en investigación en un cargo como el mío no lo hace. Yo sí. Me encanta. Somos tres.

Si fueran, no sé, cinco, ¿avanzarían más?

Si fueran cinco buenos, sí. Porque hay gente que no sirve y lo que hace es retrasar.

Hablaba del covid, ¿les ha afectado la pandemia?

También trabajamos con covid al inicio de la pandemia. Nos pusieron a desarrollar un sensor para el covid. Durante el confinamiento íbamos al laboratorio, pero no avanzamos la parte del cáncer. Nos llegó esa nueva línea de investigación, pero con el mismo número de personas. No hemos parado. Nos afectó también muchísimo los precios de todo. La investigación ya era cara y ahora lo es aún mucho más. Y también hemos sufrido falta de material, pero como tenemos un stock hemos podido trabajar excepto una semana o dos, que tuvimos que esperar a que llegara.

¿Qué supone que una asociación dedique dinero a la investigación?

Es fundamental. A veces tenemos proyectos europeos, internacionales, no tenemos libertad económica. Hacemos un presupuesto, pero, por ejemplo, si queremos destinar dinero de fungibles a contratar una persona más un mes o dos, no podemos. O piensa en los equipos, si se rompe un equipo, y nos ha pasado, el único dinero que había en el laboratorio para poder repararlo o reponerlo era el de la asociación. Personas como Mari Carmen [Gutiérrez, presidenta de la asociación Elena Torres] comprenden mejor cómo funciona la investigación que los que ponen las reglas.

Cuando comenzó, ¿en algún momento temió que la asociación no pudiera seguir financiando la investigación?

La investigación es dura. Te dan tres años y se acabó. Es un miedo que tenemos, no llegar, pero es algo muy real para nosotros. Tienes que ser optimista y llevarte la sorpresa buena de que sigues.

Está muy centrada en la investigación del cáncer. ¿Hay otros proyectos que le gustaría hacer?

Tengo mi línea de investigación principal y colaboro en otras. Me gusta mucho hacerlo con Javier Tamayo, que estudia las propiedades físicas de las células sanas y cancerosas y podemos intentar buscar un marcador físico para entender cuándo empieza el cambio y qué cambios hay de una célula sana a una cancerosa. Por eso es tan bonito este proyecto con el 12 de Octubre. Puedes ver si una célula está más blanda o más fluida y cuándo se pone metastásica, o qué marcadores hay en esa célula. Ponemos un tratamiento. Si vemos que es menos agresiva, pues buscamos los marcadores. No le puedes dedicar como a tu línea principal, pero está bien. He aprendido que no se puede hacer todo porque entonces no puedes hacer bien todo, pero sí puedes colaborar.

¿Qué es para usted el cáncer?

Un enemigo invisible. Aún no entendemos cómo surge. O por qué. Nuestro objetivo es entenderlo. Y verlo. De ahí la búsqueda de los sensores, para convertirlo en visible, para poder decir ‘aquí está’, ponerle cara.

¿Cómo lleva una científica los eventos para recaudar fondos, la exposición, los photocalls...?

Pues lo llevo fatal. Si te digo la verdad, casi preferiría venir con una bolsa de papel en la cabeza. En investigación hay personas a las que esto les gusta, pero yo he tenido que acostumbrarme y aprender que es importante ponerle cara a lo que hacemos para que la gente lo vea. Tenemos la costumbre de ser invisibles, trabajar y publicar luego un artículo científico. Poner cara ayuda.

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