Un velero con un tripulante fondeado frente a la playa de ses Salines, en la zona más próxima a la torre, fue rescatado ayer tras quedar encallado durante dos horas a merced del viento y oleaje. Toda la escena transcurrió delante de un chiringuito del Parque Natural donde se encontraba Luis Rodríguez Laferriere, un buceador profesional de 41 años residente en Mallorca, que trabaja en el puerto de Ibiza y que se encontraba en la playa con otros cuatro compañeros.
Laferriere vio que el barco se empezaba a escorarse y a aproximarse peligrosamente hacia las rocas. Se fijó en que el cabo del ancla estaba roto, por lo que la embarcación había quedado a la deriva. Mientras que el resto de personas que estaban en el establecimiento se dedicaban a inmortalizar la escena con sus móviles, Laferriere corrió hacia el mar y se tiró al agua incluso vestido para tratar de evitar el encallamiento del velero. “Mientras los demás grababan yo me tiré al agua”, ha relatado Laferriere.
Como no se veía a nadie en la embarcación, Laferriere y otro compañero, Guillermo Rodero, se subieron a una embarcación semirrígida amarrada a la misma y trataron de arrancarla para tirar del barco mar adentro. El motor se había mojado y pese a que arrancaba, se volvía a apagar. Ante una colisión inminente hacía las rocas, el buceador comenzó a gritar y entonces salió el capitán del barco, que estaba dormido en un camarote. “Se te está yendo el barco hacia las rocas”, le gritó. “No me jodas”, le respondió el único tripulante del velero. “Se te ha roto el ancla”, le espetó Laferriere.
Entonces, el capitán del barco intentó arrancar el motor, pero también se había mojado y se apagaba. Finalmente, pese a todos los esfuerzos de ambos por salvar la situación, el barco terminó encallado en las rocas.
Sobre las 21 horas llegó Salvamento Marítimo para desencallar el velero, que estuvo dos horas sufriendo los golpes del mar contra las rocas. Laferriere colaboró con las maniobras para sacar el barco de la zona rocosa con una semirrígida de Salvamento Marítimo, que lo arrastró con ciertas dificultades, ya que el barco volvió a encallar.
El rescate concluyó dos horas más tardes, sobre las diez de la noche. Aunque afortunadamente no hubo daños personales, el velero resultó dañado, ya que se había roto el timón y la hélice, pero no se detectó ninguna vía de agua, por lo que fue remolcado hasta Formentera, donde fue llevado para ser reparado.
