Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista Miguel Félix Chicón Jefe del Centro de Salvamento Marítimo de Balears

Miguel Félix Chicón, jefe de Salvamento Marítimo: «Lo mejor de este trabajo es salvar una vida y lo peor, cancelar una búsqueda»

El jefe de Salvamento Marítimo se retira a final de mes tras participar en miles de auxilios

Miguel Félix Chicón, en la sede del Centro de Salvamento Marítimo de Palma. | MANU MIELNIEZUK

Capitán de Marina Mercante, durante años navegó en buques petroleros y frigoríficos, desde el Atlántico al mar Negro, y en ferries entre las islas y la península. En 1994 entró en el Centro de Salvamento Marítimo de Balears y dos años después asumió su jefatura. A lo largo de los últimos 26 años ha coordinado las operaciones de auxilio a miles de embarcaciones en dificultades en el mar Balear. Miguel Félix Chicón (Tánger, 1960) se jubila a final de mes con un enorme repertorio de historias que contar a sus nietos.

Tras 26 años al frente de Salvamento Marítimo, ¿qué ha sido lo mejor de este trabajo? ¿Y qué es lo peor?

Lo mejor es cuando una operación compleja sale bien. Sobre todo si hay vidas implicadas. Significa que has salvado o ayudado a salvar a una persona. Eso es lo mejor que nos puede pasar. Y las experiencias más amargas son cuando tienes que comunicar a un familiar que ya no hay esperanzas de rescatar con vida a un desaparecido y tienes que abandonar esa búsqueda porque se ha excedido con creces el tiempo de supervivencia en el agua.

¿Cómo fue su ingreso en Salvamento Marítimo?

A principios de 1994 yo llevaba bastantes años de capitán en ferries. Y por circunstancias familiares me planteo la conveniencia de dejar de navegar y este era un trabajo que me permite estar muy cercano al mar. Me preparé las oposiciones y en junio de ese año empecé a trabajar aquí.

¿Cómo era el Centro de Salvamento en aquella época?

Era una pequeña oficina ubicada en el edificio de la Comandancia Militar de Marina de Palma, en lo que había sido el bar de suboficiales. Estábamos todos en un pequeño despacho con una radio, un ordenador, un teléfono y un fax. En aquella época teníamos solo tres embarcaciones de salvamento para todas la islas, aunque contábamos con la ayuda de otras tres de la Cruz Roja.

A lo largo de estos años han cambiado mucho las cosas.

Han cambiado para mejor. De tener tres embarcaciones de quince metros de eslora y una velocidad de veintitantos nudos, a disponer de seis embarcaciones de intervención rápida de 21 metros, con mucha más capacidad de enfrentarse a malas condiciones en la mar y velocidades punta de más de 30 nudos. También tenemos un remolcador para atender emergencias de buques mercantes, más el refuerzo de la patrullera de Salvamento, que nos permite afrontar con bastantes garantías las emergencias en las Pitiusas. Y por supuesto, el helicóptero.

Da la sensación de que cada año aumenta el número de incidencias en el mar balear.

Porque cada año aumenta el número de navegantes. El año pasado se batió el récord, por encima de 2019, antes de la pandemia. Y este año estamos en cifras similares al año pasado. Aunque la mayoría suelen ser emergencias relativamente sencillas, que se resuelven bien.

¿Cuáles son los servicios más habituales?

Los remolques a embarcaciones, cuando una nave se queda a la deriva por una avería en el motor. Algo tan sencillo en carretera como que te bajas del vehículo, colocas el triángulo y llamas a la grúa, en la mar no lo es tanto. Tienes que hacer uso de los medios que tienes a bordo para comunicar la emergencia. Se moviliza entonces el medio que se considera más adecuado y se le remolca al puerto más cercano.

¿Hay muchas emergencias provocadas por negligencias?

No tantas como podría parecer, no tantas.

La mayor parte de las asistencias en el mar Balear son a embarcaciones recreativas.

Porque son las más numerosas. El porcentaje se repite todos los años. Entre un 85 y un 90% de las asistencias en Balears son a embarcaciones de recreo.

¿Estos navegantes aficionados suelen estar bien preparados? ¿Son conscientes de los riesgos que entraña la mar?

Suelen estar bien preparados. Tal vez deberían estarlo más, pero lo que es cierto es que siempre hay una mayor relajación en la persona que está de vacaciones. A veces quieren aprovechar un fin de semana concreto y no tienen en cuenta que puede hacer mal tiempo. Y si hay mal tiempo, no debemos hacernos a la mar. Para navegar con mal tiempo estamos los profesionales, que no nos queda más remedio.

¿Hay una saturación de embarcaciones de recreo en Balears?

Eso dependerá del punto de vista. Para un bañista que está en una playa y no ve el horizonte porque hay muchas embarcaciones, pues sí. Desde el punto de vista del navegante que quiere disfrutar de su afición, tal vez no. La mar es muy amplia. De hecho, si navegas un par de millas la saturación ya no es tanta. Pasa lo mismo en la Serra de Tramuntana. Según dónde vayas hay mucha gente, y según dónde, no te encuentras a nadie.

¿Cuáles han sido las peores emergencias a las que se ha enfrentado en su carrera?

Para mí, desde un punto de vista operativo, es un hombre al agua. Cuando nos comunican que ha caído una persona de una embarcación es una situación verdaderamente compleja para los medios de Salvamento Marítimo. Porque hay que intentar localizar en el menor tiempo posible a una persona que no sabemos en qué condiciones ha caído, si lleva chaleco o no, y si es de noche es mucho peor. El coordinador de emergencia tiene que realizar unos cálculos para tratar de determinar la localización y movilizar todos los medios. Localizar una cabecita, que es lo que sobresale del agua, en medio de la mar y muchas veces con mal tiempo, en medio del oleaje. Y es especialmente difícil si cae sin chaleco salvavidas, sin ropa reflectante ni luz. Las misiones en las que tras horas de búsqueda encuentras con vida a una persona que ha caído en alta mar suponen las mayores satisfacciones.

¿Han tenido algún caso que se pueda considerar milagroso, en el que rescataran a una persona cuando ya pensaban que era imposible que estuviera con vida?

Sí, hemos tenido varios. El del Duende 52, un barco que venía a participar en la Copa del Rey hace unos años. El patrón cayó al mar en plena noche. Cuando amaneció el helicóptero lo localizó y fue rescatado en buen estado. Pero hay otros casos más complicados, como del Beethoven 2, un velero que iba de Menorca a La Manga del Mar Menor. Un tripulante cayó al agua en plena noche a unas nueve millas de Portocolom, mientras su único acompañante dormía, por lo que no se enteró de nada hasta que el barco embarrancó horas después en sa Conillera. El problema es que no sabía cuándo había caído su compañero. Se hizo una estimación de la zona donde podría estar, se movilizaron los medios de Salvamento y se radiaron avisos a navegantes. Esta persona, que había caído al agua sin chaleco ni luz, solo con el bañador, aguantó más de once horas hasta que al amanecer fue visto por los tripulantes de un llaüt. Fue trasladado a un hospital porque tenía hipotermia y muchas picaduras de medusas, pero estaba vivo. Luego nos contó que hubo un momento, de madrugada, en que había perdido la esperanza de ser rescatado y estaba a punto de dejarse ir, cuando le sobrevoló nuestro helicóptero. Se dio cuenta de que le estábamos buscando y eso le dio un subidón de adrenalina que le permitió resistir a flote hasta que fue localizado.

¿Y emergencias en embarcaciones? ¿Cúal ha sido la situación más grave a la que se han enfrentado?

Ha habido varias también. Tal vez el Sorrento, que era un barco de pasajeros que sufrió un incendio a bordo, con 750 metros cúbicos de fueloil en los depósitos. Se movilizaron todos los medios y los barcos de la zona. Se evacuaron 149 personas, que fueron recogidas por un ferry que estaba cerca. El fuego avanzó de forma desmedida y si llegan a tardar un poco más es probable que no hubieran podido evacuar el buque en esas condiciones relativamente seguras. Mientras, los seis tripulantes que preparaban el tren de remolque en proa ya no pudieron volver. Tres de ellos saltan por la borda y son recogidos del agua y otros tres son rescatados por el helicóptero con el barco en llamas. Una vez todos rescatados, viene la segunda parte, que es el fuego a bordo. La tripulación nos confirma que han cerrado las puertas estancas, así que decidimos no echar agua para no comprometer la estabilidad del barco. Sabíamos que, si se cumplían estas condiciones, el fuego se consumiría por falta de oxígeno y combustible. Así fue, y pudimos remolcar el barco a puerto.

En este caso hubo polémica ante la decisión de traer el barco a Palma. Muchas veces tienen que tomar decisiones que obligan a elegir el mal menor.

En este caso la operativa se programó de manera que el incendio se sofocó a una distancia lo suficientemente segura para que, en el caso de que se viera comprometida su estabilidad, traerlo a Palma. Las críticas siempre hay que asumirlas, pero tenemos claro que un siniestro de este calibre es más controlable si está en puerto que si está en alta mar. Por supuesto que tiene un coste, pero hay que asumirlo. Tenga en cuenta que el barco llevaba 750 metros cúbicos de fueloil. En ese momento se hizo una estimación y, de haberse hundido en el sitio, con ese derrame hubiéramos tenido toda la costa de la Serra de Tramuntana salpicada durante varios años. Pero conseguimos que no sucediera y, de hecho, no se derramó absolutamente nada.

El relevo José Ramón Crespí, nuevo jefe de Salvamento Marítimo

El relevo José Ramón Crespí, nuevo jefe de Salvamento Marítimo | MANU MIELNIEZUK

El relevo ya está dispuesto. El 1 de septiembre José Ramón Crespí asumirá el mando del Centro de Salvamento Marítimo de Palma. Nacido en Llucmajor hace 36 años y piloto de marina mercante, Crespí acumula una larga experiencia en Salvamento Marítimo, donde entró hace once años. Antes que en Palma estuvo destinado en Madrid y Valencia.

Compartir el artículo

stats