Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

"Los episodios de calor extremo serán cada vez más frecuentes en Baleares"

Los expertos destacan que las mínimas se han elevado de forma marcada durante este verano

La búsqueda desesperada del frescor frente a las altas temperaturas. TONI ESCOBAR

Los termómetros parecen a punto de reventar. Las brisas son escasas y cuando llegan vienen cargadas de aún más calor que solo produce una breve calma y satisfacción frente al potente sol que cae día tras día. Las sombras son perseguidas con una necesidad incomparable y una botella de agua fría se ha vuelto el mejor remedio para poder pasear por cualquier lugar que no tenga fuertes aires acondicionados capaces de combatir este calor.

Las Baleares se derriten bajo las tórridas olas de calor de un verano que no parece querer dar tregua a nadie. Las temperaturas no solo no han menguado, sino que este fin de semana han aumentado de nuevo bajo la tercera ola de calor que acecha a las islas. Una novedad en los últimos años, ya que se acostumbran a ver solo dos de estas grandes y abrasadoras temporadas.

Sin embargo, esta situación no es tan desconocida para el archipiélago como parece. Si bien este verano marca nuevos récords y parece hacerse cada día mas largo, no es la primera vez que se alcanzan estas temperaturas.

«Está siendo un verano anormalmente cálido. En los últimos 40 años ha habido solo un verano comparable con este, que fue el del 2003, del que se dijo que no se volvería a repetir. «Se hizo un estudio sobre las posibilidades climáticas y la fecha se puso en siglos, claramente se ha vuelto a repetir a los pocos años», asegura Duncan Wingen, meteorólogo.

Una mujer se abanica, ayer, en el puerto de Sant Antoni. | J. A. RIERA

El verano del 2003 fue uno de los más calurosos que sufrió toda Europa. Las ciudades interiores se encendieron hasta los 40 grados y las mínimas se quedaron en unos, aún agobiantes, 20º. Una cifra similar a la de aquel año son los 46,2º de Córdoba, que en 2022 se han elevado hasta los 47º. En Baleares los termómetros llegaron ese año a los 36,5º y se registraron 83 noches tropicales. Unas temperaturas que se llevaron la vida de unas 140 personas en España.

«No hay que olvidar el verano de 2003, año en el que hubo 70.000 muertes prematuras en toda Europa», recuerda Agustí Jansà, doctor en física y exdirector de la Aemet, actual colaborador de la UIB. En 2022, la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó a finales del mes pasado que la ola de calor en Europa fue responsable de 1.700 muertes solo en España y Portugal.

Cabe destacar dos grandes motivos que han provocado que la sensación térmica sea aún más agobiante. El primero son las potentes noches tropicales. Las mínimas de este año se han mantenido por encima de las habituales, provocando que el descanso y el alivio que llegaba con la caída del sol se hayan visto totalmente afectados.

La siguiente razón es el prematuro inicio de este verano. El mes de mayo comenzó a presentar ya unas temperaturas más elevadas a las correspondientes con la época del año que envuelve a la primavera. «Ahora mismo estamos en situación de prealerta por sequía en varias zonas de las islas, porque este verano no ha llovido nada y veníamos de una primavera bastante seca, es inevitable que el campo se resienta», afirma Iván Domínguez, meteorólogo de Meteoclim, quien además añade que debido a estas temperaturas no solo la agricultura va a verse perjudicada.

Ducha en una playa de Sant Antoni. | J. A. RIERA

Si bien el Mediterráneo presenta la particularidad de sufrir sequías durante esta estación, el aumento de los termómetros podrá afectar a los recursos hídricos, debido a que el agua tiende a evaporarse y esto incrementa el riesgo a que haya menos capacidad de almacenaje de dichos recursos. «Estas características podrán provocar que las reservas de agua se resientan considerablemente», confirma Domínguez.

Es una realidad, la subida de temperatura se nota, no solo en el ambiente, sino también en las pruebas científicas. En Balears nos hemos encontrado entre dos y tres grados por encima de las medias que son habituales en el mediterráneo. «Para que se vea en perspectiva, un simple grado más en las medias ya es un problema. La anomalía que hemos tenido este año, que llevamos arrastrando desde mayo hasta ahora, ha sido muy alta», explica Jansà.

Ahora bien, el meteorólogo apunta que las afirmaciones de que este será el verano más fresco a partir de ahora son «inapropiadas». Jansà aclara que «lo más probable» es que nuestro próximo verano presente unas temperaturas más bajas, igual que el siguiente. Lo que destaca el experto es que, ahora, estas situaciones de calor extremo, «que se pueden dar en la naturaleza» y que son «anómalas», serán más frecuentes en las islas.

«Una situación que tendría que darse cada 40 ó 50 años, ahora se empezará a ver cada 20 ó cada 15. A medida que vaya pasando el ciclo se podrán ver, incluso, cada cinco años», aclara Jansà. Sin embargo, hay soluciones para volver a distanciar estos «extraordinarios» eventos de calor extremo, la principal: luchar contra el cambio climático.

Las tormentas otoñales

Si bien este fin de semana ha sido considerado «el episodio más cálido de este verano» por los expertos, se espera que entre una brisa fresca que consiga que las temperaturas bajen. «Esto no implica que no se vuelvan a ver días de calor en lo que queda de verano», apunta Jansà.

Ahora bien, varios meteorólogos apuntan que las tan ansiadas lluvias otoñales no están garantizadas por la temperatura del mar. «Por estadística, el mes en el que más lluvias torrenciales se producen es en septiembre, a partir del 15 de agosto comienza esta época de riesgo. Es verdad que el mar está muy caliente, similar a las temperaturas que presentan boyas como la de Miami, pero esto es solo un ingrediente para que se den estas precipitaciones», señala Wingen. Y añade que es necesaria también una gran corriente de aire frío para que estas precipitaciones y bajadas de temperatura se creen.

Compartir el artículo

stats