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Patrimonio de Ibiza: Dalt Vila, «bonita» pero sin baños

Esta zona amurallada, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, constituye una auténtica sorpresa para muchos turistas que visitan la isla, que se muestran entusiasmados por su belleza, pero critican la falta de bares y de aseos en el barrio

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Patrimonio de Ibiza: Dalt Vila, “bonita” pero sin baños Irene Vilà

A pesar de que el termómetro marca más de 30 grados, algunos de los turistas que visitan la isla deciden subir por las calles de Dalt Vila para disfrutar de las vistas desde esta zona amurallada, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1999.

Rafael Rodríguez y Neus Noguera son de Barcelona y llevan años viniendo a Ibiza para «buscar tranquilidad y otro tipo de turismo, más que el turismo de noche», destacan. «Nos gusta mucho Dalt Vila, hemos visto casas antiguas que están restauradas», afirma Rodríguez. «Hemos llegado hoy y normalmente lo primero que hacemos es dar el paseo por la ciudad amurallada», añade Noguera. En su opinión, hacen falta algunas fuentes de agua en la zona, para poder refrescarse.

En esta línea, Joaquín y Vicenta, también de Barcelona, se quejan de la falta de bares o restaurantes en la plaza de la Catedral. «¡No me digas que no hay agua!», resopla Vicenta, agotada por el calor. «Te tendrás que tirar al mar», le contesta Joaquín entre risas.

Rafael Rodríguez y Neus Noguera pasean por las calles de Dalt Vila. Irene Vilà

Otra turista, alemana, Kerstin Lex, ataviada con gafas de sol y ropa playera, que pasea por las calles, «demasiado estrechas» para su gusto, aprecia mucho la belleza de la zona de la catedral. «Es la cuarta vez que vengo a la isla, siempre estoy yendo y viniendo entre Alemania y Ibiza», asegura con alegría.

Uno de los vecinos del barrio antiguo, Vicente, explica que notan mucho la llegada de los cruceristas: «Son como las ovejas que siguen al pastor», comenta con humor, en referencia a los grupos que pasean con guía turístico por Dalt Vila cuando el crucero en el que viajan recala en es Botafoc.

En la oficina de información de la plaza de la Catedral, las trabajadoras recalcan eso mismo, que hay más turistas cuando vienen embarcaciones grandes, aunque «en principio tenemos una buena media de turistas al día», explica una de ellas. Esta empleada remarca que los visitantes de esta parte de la ciudad están «más interesados por el turismo cultural y familiar, que no vienen solo de fiesta».

Vicenta y Joaquín, turistas de Barcelona, caminan por los recovecos del barrio antiguo. Irene Vilà

«Mucha gente opina que Dalt Vila es un laberinto», afirma la trabajadora. Por este motivo, en la oficina de información pueden conseguir folletos, mapas y guías de manera gratuita, «cosa que los turistas agradecen», al igual que se sorprenden de que la entrada a los museos sea gratuita. Según estas empleadas, las principales quejas de los turistas son la falta de establecimientos en los que poder tomar un agua o un refresco y la ausencia durante el recorrido de baños portátiles.

Carmelo Díaz y Maria del Cristo Barbuzano hacen fotografías de las vistas del puerto y de Dalt Vila. Son de Tenerife y llegan buscando más el turismo de playa. Se enteraron de que Dalt Vila era una zona emblemática de la isla por los reportajes de la televisión y decidieron visitarla. «Es impresionante. Admiro, sobre todo, la antigüedad, las construcciones de las casas, la piedra... Te retrotraen a otra época, ves cómo era la ciudad en aquel tiempo, cómo vivían antes», asevera Díaz. Ambos van preparados con botellas de agua, puesto que ya sabían que pasarían calor. «Tampoco hay que caminar tanto, no es tan duro. En Tenerife es mucho subir y bajar continuamente y esto es mucho más llano», comparan.

«Creo que la gente no se espera que Ibiza tenga una parte antigua tan bonita, con tanta historia y recovecos que ver, muy diferente a lo que se ve en la Ibiza de fiesta», asegura Claudia Poyato, de Cartagena, que es la cuarta vez que visita la isla y le enseña una parte de las murallas a su amiga Debora Iniesta, que vive en Estados Unidos. «Ha sido una sorpresa encontrarme una parte de cultura en la isla. Me ha sorprendido la autenticidad de Dalt Vila y las calles porque sientes la historia», concluye Iniesta.

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