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Jornadas en Ibiza: «Combatir el odio es una tarea social»

Esteban Ibarra, presidente del Movimiento contra la Intolerancia, ha consagrado gran parte de su vida al activismo y a trabajar por un marco legal que respalde los derechos de las víctimas de delitos de odio, noción relativamente novedosa en el ámbito jurídico

«Combatir el odio es una tarea social»

«El discurso de odio es cualquier mensaje que promueva la intolerancia al diferente», aclaraba ayer Esteban Ibarra en la III Jornada local de prevención del delito de odio, en alusión a la definición de la Asamblea del Consejo de Europa en 1997, que calificó como hito.

Ibarra ha vivido desde la primera línea la lucha por la tipificación de los delitos de odio. Aunque esto redunde en la protección de los más vulnerables, su pretensión, explicó, es la de lograr una garantía integral. Así, recordó que en 2011 eran once los factores de protección que amparaban a las víctimas de delitos de odio, y hoy el paraguas es mucho más amplio, con 19 factores de protección, destacó. Este es el camino que aboga por recorrer, con la ampliación de las garantías a cualquier colectivo susceptible de ser víctima de un delito de odio, y se posicionó en favor de una ley integral con efectividad en varios ámbitos.

En esta línea, hizo hincapié en las posibilidades que abre el artículo 14 de la Constitución para garantizar los derechos de todas las víctimas de delitos del odio, al amparar al individuo contra la discriminación «por cualquier condición o circunstancia personal y social». Ibarra bautizó a la frase como «la cláusula universalista», si bien la discriminación a la que alude el texto afecta a la igualdad ante la ley.

Detalló que «hay muchas circunstancias que no están reflejadas en el Código Penal», como, consideró, la discriminación por procedencia territorial -más allá de la categoría de nacionalidad- o por actividad profesional.

En defensa de todo ello, se expresó por la protección de la víctima del delito de odio, y aclaró que sus anhelos deben ser interpretados en el sentido más amplio del término. «Cuando hablamos de universal es en todo lugar y en todo momento», comentó.

El debate del discurso de odio

La prevención de delitos de odio aboca a pensar en su simiente, el discurso de odio, lo que a su vez enraíza con el debate sobre la libertad de expresión y sus límites. Ibarra alertó de la distinta visión que hay respecto a Norteamérica en Europa, a la cual se adhiere, y que, sostuvo, viene conformada por la traumática experiencia, con las dos guerras mundiales y, especialmente, enfatizó, el Holocausto, lo que legó «una enorme sensibilidad». Según detalló, «la perspectiva norteamericana tiene un concepto de libertad de expresión infinita», óptica desde la cual, recordó, les acusaban de censores cuando la cuestión despuntaba. Ibarra es claro: «La libertad de expresión no es libertad de agresión expresiva», sentenció, si bien admitió que la línea que separa la libertad de expresión del discurso de odio punible, es en ocasiones «muy delgada».

Ibarra, quien entiende que el discurso de odio «precede al crimen», reconoció la dificultad para probar la conexión entre un discurso de odio y un delito concreto, pero precisó que su insistencia siempre ha sido sobre la base de reconocer el carácter de incitación, y no de provocación, mucho más difícil de probar, de los mensajes de odio, una cuestión que, lamentó, los jueces no entendían. «Hay gente que dice que somos muy pesados con el tema de la circunstancia agravante» -en referencia al componente de odio en el móvil de un crimen con consecuencias punitivas-, ante lo que recordó que, quien comete un delito de odio pretende «mandar un mensaje a todos los semejantes de la víctima», y apuntó el daño a la convivencia de la sociedad que generan estos delitos.

Sin embargo, expresó que, en la parcela institucional, se ha dado una «evolución enorme» en esta materia tras «la sequía de 1990 a 2011». Ibarra sitúa como primera referencia los noventa, puesto que es cuando, recordó, se dio una «eclosión de grupos racistas», y declaró que «los años 90 fueron muy duros», con la efervescencia de grupos radicales dentro de los sectores ultra de las hinchadas de fútbol, a lo que, cuenta, vino a responder la ley contra la violencia en el deporte, junto con la declaración de asociación ilícita para este tipo de fines en el cuarto punto del artículo 510 del Código Penal, si bien matizó que opera un proceso de desplazamiento, puesto que, detalló, la prevención se centra en el fútbol profesional, ante lo que las categorías provinciales, e incluso juveniles, se convierten en los focos de acción de los movimientos de extremismo político, alertó.

Mensajes de odio en las redes

A pesar de estos avances, añadió una nota amarga, al afirmar que, «sinceramente, estamos fracasando» en la neutralización del discurso de odio, debido a la proliferación de mensajes de odio por las redes sociales.

Sobre las causas tras la prevalencia de los delitos de odio, se refirió a la «anomia -puede ser entendida como falta de reglas- moral» de la sociedad. Desde este diagnóstico, declaró que «no vale todo», para sentenciar: «La anomia moral nos deshumaniza», y llamó a la involucración de toda la sociedad en el rechazo a los delitos de odio, con el énfasis puesto en la doble vertiente de esta labor. «Esto es una tarea individual y también social», expresó.

En relación con esto, puso en la «situación de infradenuncia», de los delitos de odio que, indicó, afecta de manera desigual a los diferentes colectivos. Según detalló, de acuerdo con las cifras que aporta la agencia de Derechos Fundamentales de la Unión Europea, solo se denuncia el 20% de los incidentes de odio, un registro que desciende a la horquilla del 10%-15% para inmigrantes que, especialmente si se encuentran en situación irregular, no tienen confianza suficiente, ante lo que abogó por «acercar a la policía a la gente», y afirmó que «la policía ha evolucionado muchísimo». En relación a la pretensión de animar a denunciar los incidentes de odio, aclaró que desde su proyecto propio han habilitado un correo electrónico: denunciamci@gmail.com.

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