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Desaladoras en Ibiza: sa Caleta y Can Frígoles se quedan hasta finales de agosto sin agua potabilizada

Abaqua recuerda que el 30% de su producción en Ibiza se pierde en la las redes municipales

Imagen de la desaladora de Santa Eulària, una de las tres plantas que abastecen a la isla de Eivissa. | V.MARÍ

La explosión del consumo de agua en temporada alta, superando la capacidad de producción de las plantas desaladoras, se ha avanzado este año hasta el punto de que Sant Josep ha cortado el suministro de agua potabilizada a sa Caleta tres semanas antes que en 2019. El Ayuntamiento no prevé solucionar esta restricción hasta finales de agosto, mientras que la Agencia balear del agua (Abaqua) ayer ponía el acento en el problema que sufre el conjunto de Ibiza por las fugas en sus redes de distribución municipales, donde se pierde el 30% del suministro de las tres desaladoras de la isla.

Sant Josep ahora distribuirá agua de pozos salinizados a la zona de sa Caleta y Can Frígoles hasta que se equilibre la demanda con la producción de las plantas potabilizadoras, una estabilidad que no espera hasta finales de agosto, según indicó ayer el alcalde, Ángel Luis Guerrero.

Ante la imposibilidad de recibir agua desalada para todo el municipio, Guerrero recordó que existía la opción de mezclar el caudal de las desaladoras con el de los pozos salinizados y distribuir «agua mala para todo el municipio». Como mal menor, se eligió cortar la distribución a sa Caleta porque es la que cuenta con más fugas en sus canalizaciones, ya que se pierde hasta el 40% del agua.

Zona de pérdidas

«Es el sector que tiene peor rendimiento de Sant Josep, por eso ta tenemos en licitación un proyecto para renovar toda la red», recordó el alcalde. En la zona, que cuenta con 900 abonados y unos 2.500 vecinos, el polígono de Can Frígoles concentra la mayor parte de las fugas.

Además de este sector, queda pendiente cambiar las canalizaciones entre Cala Tarida y Cala Bassa para completar la renovación de la red municipal. «Hemos invertido 15 millones de euros desde 2015 en estas actuaciones para evitar fugas», señaló.

"La realidad es que ahora no hay agua suficiente para toda la población aunque no se crezca más"

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Así y todo, el alcalde asegura que acabar con estas pérdidas no solucionará la falta de agua potable que sufre Sant Josep en temporada alta. «Aquí entra el debate de si podemos seguir creciendo o no, pero la realidad es que ahora no hay agua suficiente para toda la población aunque no se crezca más», subrayó.

Sant Josep recibía hasta el viernes pasado 17.500 metros cúbicos diarios de agua desalada para hacer frente al aumento del consumo, cuando el volumen fijado por contrato es de 16.400. Como la demanda en toda la isla ya ha superado los 44.000 metros cúbicos que generan los tres plantas potabilizadoras al día, Abaqua ha ajustado su distribución a todos los municipios a los niveles máximos estipulados. «Tenemos un déficit de 5.000 metros cúbicos incluso con el excedente que nos suministraban», lamentó el alcalde.

Apuesta por los depósitos

Por su parte, el gerente de Abaqua, Guillem Rosselló, incidió en que si los ayuntamientos de Ibiza solucionan las fugas en la red de distribución «se podría hacer frente a las puntas máximas de estas semanas». «No podemos seguir con unas pérdidas del 30% en las redes municipales que hay de media en la isla», subrayó el responsable de este organismo autonómico.

"No podemos seguir con unas pérdidas del 30% en las redes municipales que hay de media en la isla"

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El Govern anunció el 21 de junio que incluirá partidas en los presupuestos de 2023 para aumentar un 18% la producción de las desaladoras de Ibiza, aunque las obras no empezarían antes de 2024. Al margen de estas actuaciones, Rosselló emplazó a los ayuntamientos a construir depósitos reguladores como refuerzo para la temporada alta, al igual que el contemplado en Formentera o el que quiere proyectar Abaqua para la isla de Ibiza.

Estos depósitos pueden llenarse en invierno, cuando sobra capacidad de producción, y en momentos en que la electricidad sea más barata. En temporada alta, servirían para «mezclar dos partes de agua desalada con una de pozo, así se permitiría cumplir con los parámetros exigidos por la normativa», explicó Rosselló.

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