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Los socorristas de Ibiza piden auxilio

Una treintena de estos profesionales protestan contra los «salarios de hambre» y las condiciones laborales y alertan de que la «profesión va a desaparecer», ya que muchos deciden trabajar en sectores mejor pagados, como la hostelería

Simulan una reanimación durante la protesta. Vicent Marí

Son las nueve de la mañana de hoy, hora punta en Vila, y más de treinta socorristas de la isla se concentran delante de la puerta del Consell para protestar contra la precarización laboral. Pancartas, silbatos, palmas y banderas inundan las calles del centro. Los profesionales van vestidos con bañadores o chalecos fluorescentes y conjuntados con flotadores, silbatos y salvavidas. Además, hay quienes se ofrecen voluntarios para hacer una simulación de una reanimación y de primeros auxilios. Para recrear el instrumental de apoyo que sirve para suministrar oxígeno a la víctima, hacen una analogía con el hecho de que lo que les suministra oxígeno a ellos son las mejoras laborales y la subrogación garantizada.

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Los socorristas de Ibiza piden auxilio Vicent Marí

El descontento de los trabajadores es básicamente por el sueldo, que es un «salario de hambre» para un servicio de «primera línea», explica uno de los socorristas, Andrés Glorioso, de CGT. «Lo que está pasando es que socorristas hay un montón, pero al haber un salario tan bajo y unas condiciones tan malas se van a trabajar a la hostelería», añade.

Las playas de riesgo medio deben tener dos vigilantes como mínimo, pero ahora solo hay uno. Es «muy importante» que los usuarios lo sepan y «tengan cuidado», ya que «eso hace que las playas estén mal cubiertas y no estén cuidadas como corresponden», recalca Glorioso. Ahora piden una subida salarial, el pago correspondiente de las horas extra, que las playas cuenten con todos los socorristas de la plantilla y que mejoren las condiciones de las infraestructuras, para evitar que «la profesión desaparezca», alerta.

Socorristas protestan ante el Consell de Eivissa. Vicent Marí

«No nos renuevan el material todos los años y los walkies nos los tenemos que llevar a casa para cargarlos porque no en todas las playas hay toma de electricidad en la torre», recalca una de las personas que protestan, Edurne Alonso.

Se hace imposible hablar sin chillar, por lo que los socorristas optan por manifestar sus quejas a través de un megáfono: «¿Cuánto cobramos? 1.080 euros. ¿Cuánto cuesta el alquiler de un piso? 1.500». «Solo pedimos que nuestras empresas no miren para otro lado». «La realidad está en la playa, no en las oficinas». Estas son algunos de los lemas más coreados durante la concentración. «Basta de precarización. Por un convenio justo», reza la pancarta más grande, la que cuelgan los manifestantes en las columnas de la entrada del Consell.

El ruido sobrepasa la acera y se escucha en toda la avenida de España. Conductores de autobuses, motos y coches que circulan por la zona observan perplejos la protesta. Algunos, incluso, se animan a tocar el claxon en señal de apoyo a los socorristas.

Ante la protesta, bajan de sus despachos para hablar con los manifestantes la consellera de Bienestar Social y Recursos Humanos, Carolina Escandell, y el director insular de Bienestar Social, Santiago Marí, que conversan con el delegado sindical de CGT, Carles Tur, y consiguen que se contemple la convocatoria de una mesa de diálogo con los ayuntamientos, las empresas y los trabajadores. «Estamos luchando por un convenio propio y digno», aclara Tur durante la conversación con los representantes institucionales.

«Vamos a seguir protestando si no nos dan una respuesta. Si no la obtenemos, volveremos la semana que viene y seremos más», concluyen los socorristas Guillermo García y Federico Oberti.

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