El proceso de precipitación de la sal en los estanques cristalizadores de ses Salines empezó hace unos días, con 20 jornadas de retraso frente a lo que se considera habitual, lo que condiciona que este año «la cosecha [se recoge a partir de septiembre] sea pequeña, no buena», según afirma el director de Salinera Española en Ibiza, José María Fernández. «20 días de retraso es mucho. Este año no va a ser bueno porque ha llovido muchísimo», indica Fernández, que augura que la producción de sal de esta temporada se situará por debajo de 50.000 toneladas, la cantidad que, en principio, determina si la cosecha ha sido o no mala.
El año pasado, por ejemplo, Salinera Española recogió en Ibiza un total de 56.000 toneladas, casi un 8% más que en el anterior, y, de hecho, podría haber alcanzado cerca de las 60.000 toneladas, cifra que hay que remontarse bastante atrás para recordarla, pero en el último momento se perdieron unas 3.000 toneladas como consecuencias de las constantes e intensas lluvias que se registraron en octubre.
Por otra parte, la montaña de sal que se destina a la industria conservera (la limpia), sobre todo al salazón de pescado, se encuentra prácticamente agotada a estas alturas del año porque se está enviando parte a las salinas de San Pedro del Pinatar, en Murcia, también de Salinera Española.
Escasez en la costa levantina
Se trata de remesas internas como consecuencia de las malas cosechas de los últimos años en las salinas de la costa levantina y que provoca que se hayan quedado sin suficiente producción para atender la demanda de sus clientes, según explica Fernández. Se han enviado a Murcia un total de 16.500 toneladas, la reserva de los últimos dos años que se utiliza para imprevistos. «No ocurre todos los años», afirma Fernández.
La sal que se está enviando a San Pedro del Pinatar se corresponde con parte de las reservas que la industria salinera ibicenca había acumulado en los últimos años. En cuanto a la montaña de sal sucia, la que se destina al deshielo de carreteras, el director en Ibiza de Salinera Española explica que en agosto está prevista la llegada de un barco con destino a Escocia, donde en esta época del año ya se hace acopio de suficiente material en los almacenes de cara a los meses de invierno.
Las ventas directas de Salinera Española siguen «la misma tónica, sin variaciones». La industria salinera ibicenca cuenta con una serie de clientes fijos, que son los que sustentan su actividad en el Parque Natural de ses Salines. A las Islas Feroes se destinan al menos 15.000 toneladas anuales para la salazón del bacalao y otras 10.000 toneladas a Galicia para la industria conservera. Este cliente pide sal gruesa, sin triturar.
Aparte está la demanda para el deshielo de carreteras, a la que se destinan aproximadamente unas 20.000 toneladas de la producción de Ibiza (la montaña oscura). Si se alcanza una cosecha de 50.000 toneladas, queda un pequeño remanente para atender cualquier demanda sobrevenida o contingencia, como el suministro interno de este año a las salinas de Murcia.