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«Las lagartijas de Ibiza están cambiando de comportamiento donde hay culebras»

El Consell de Ibiza reúne a algunos de los mayores expertos para evaluar medidas de conservación de la población de ‘Podarcis pityusensis’

Lagartijas pitiusas. Sebastián Candela

El Consell de Ibiza celebró ayer el Día Mundial del Medio Ambiente con una jornada dedicada a la Podarcys pityusensis, dada «la preocupación social y ambiental por los efectos de la invasión de serpientes sobre sus poblaciones», según el conseller de Gestión Ambiental, Vicent Roig. Uno de los científicos invitados, Oriol Lapiedra, reveló que este endemismo está cambiando su comportamiento, y posiblemente su alimentación, en las zonas donde convive con las culebras, mientras que el catedrático de Zoología Valentín Pérez advertió de nuevo que faltan estudios rigurosos sobre los efectos de los ofidios en la merma de lagartijas.

En la conferencia inaugural, el jefe del Servicio de Protección de Especies de Balears, Ivan Ramos, criticó veladamente al Gobierno central por su falta de implicación en la plaga de serpientes. El Govern balear prepara una normativa que «permita restringir la entrada de árboles» decorativos que, como los olivos, pueden esconder culebras. Se trata de encontrar «resquicios legales» ante un problema derivado de la libre circulación de mercancías dentro de la UE. «En las reuniones con el Ministerio de Transición Ecológica nos dan sus parabienes, pero ningún apoyo», lamentó. 

Igualmente, el Estado aduce que no hay espacio en el puerto de Vila para poner los árboles en cuarentena. «Solo sería necesario en el periodo de hibernación», recordó. Otros métodos intentados por la conselleria de Medio Ambiente, como adiestrar perros para detectar los ofidios aletargando en las macetas, no han dado resultados.

Vicent Roig presenta la jornada en la sede del Consell de Eivissa. V. Marí

«El 55% de la alimentación de las culebras son lagartijas»

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Alianza mediterránea

La impulsora de la movilización ciudadana para proteger la lagartija autóctona, la catedrática de Biología Antònia Maria Cirer, defendió una alianza entre las islas mediterráneas, ya que comparten plagas derivadas de la libre circulación comercial. Cirer se centró en el proyecto de la reserva preventiva en es Molins para salvaguardar «el símbolo más potente que tiene la biodiversidad de las Pitiüses».

«El 55% de la alimentación de las culebras son lagartijas», detalló. Esta amenaza, además, se agrava por el hecho de que ambos reptiles comparten refugio entre las paredes de piedra.

En el turno de preguntas del público tras la intervención de Cirer, sorprendió la propuesta del conseller de Unidas Podemos , David Álvarez. Así como «un clavo saca otro clavo», el político se interesó por la efectividad de introducir en las Pitiüses algún depredador de culebras. 

La herpetóloga le puso el ejemplo de Australia, donde, para frenar la plaga de conejos, introdujeron depredadores como perros y zorros. «Pasaron de los conejos», recordó, al encontrar otra presa que les proporcionaba mucho más alimento: «Luego tuvieron que proteger a los canguros con barreras tremendas por toda Australia».

El ejemplo del GEN

La técnica de los programas de conservación del Grup d’Estudis de la Naturalesa (GEN-GOB), Balma Albalat, desgranó los resultados del seguimiento llevado a cabo en Can Toni Jaume Negre, en Sant Llorenç. El GEN gestiona esta finca en régimen de custodia y en 2012 emprendió una campaña de recuento de lagartijas, en cuatro transectos anuales de un kilómetro, entre abril y junio. 

Este método les aporta la población mínima existente en ese perímetro, que, cuando aún no se habían detetado serpientes en la finca, era de entre 70-80 ejemplares en cada recorrido. En 2015 se divisó la primera culebra y, un año después, los recuentos de lagartijas se redujeron en un 40%. 

Después, la población se estabilizó, seguramente por la instalación de trampas contra los ofidios, precisó Albalat. Pero en 2020, por el covid, no fue posible llevar a cabo ese seguimiento ni poner las trampas. Un año después, solo se detectó una lagartija, la misma cifra que en los dos recorridos efectuados en 2022.

La doctora en Biología Evolutiva Elba Montes es la autora de la tesis sobre los impactos de la plaga de serpientes que advertía que, en 2018, la población de lagartijas se había extinguido en la mitad de la isla. Además, comparando las culebras de herradura capturadas en Eivissa con las de la Península, Montes comprobó que aquí desarrollan «tendencia al gigantismo». 

Demasiado grandes

Así, se están hallando numerosos ejemplares que llegan a los dos metros, superando ampliamente la media peninsular. A este factor contribuye que, frente a los siete depredadores naturales que tienen en el continente, en la isla solo se encuentran como enemigos al cernícalo o los gatos. Pero ninguna de estas dos especies puede cazar un ofidio de dos metros, explicó Montes.

Su tesis aventura que, de seguir con el ritmo de los últimos años, las culebras se habrán propagado por toda la isla en 2028. También recordó que se encontró un ofidio nadando a solo 20 metros de s’Illot de s’Ora, cerca de es Figueral. Luego observó que la población de lagartijas de ese islote «se había extinguido», pero subrayó que no se puede dilucidar que fuera a causa de la especie invasora.

El comportamiento de la Podarcis pytiusensis también se vería afectado por la presencia de serpientes, según la reciente investigación dirigida por Oriol Lapiedra, del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (Creaf). La falta de depredadores eficientes favoreció, históricamente, que la lagartija autóctona desarrollara una «mansedumbre de isla, ya que toma muchos riesgos».

En las zonas donde no hay lagartijas se ha constatado un aumento importante en el número de artrópodos

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Ahora, en aquellas zonas donde convive con las serpientes, Lapiedra ha encontrado «un patrón de nuevos comportamientos mucho más prudentes». Igualmente, en estas áreas observa indicios de cambios en su alimentación. Por contra, donde no hay lagartijas constata un aumento importante en el número de artrópodos, su manjar principal, lo que le llevó a preguntar si este fenómeno favorecerá la irrupción de plagas de cochinilla o coleópteros.

 

Faltan estudios

La sesión finalizó con la videoconferencia ‘Pasado, presente y futuro de la lagartija de las Pitiüses’, sobre los estudios llevados a cabo por Ana Pérez y Valentín Pérez Mellado, aunque fue este último el que llevó la voz cantante. A pesar de los problemas técnicos que dificultaron seguir su charla en varios momentos, Pérez Mellado dejó claro que faltan estudios en profundidad que demuestren los efectos que se atribuye en exclusiva a las serpientes.

El catedrático de zoología criticó afirmaciones taxativas de la tesis de Montes, como «decir que la lagartija se habrá extinguido en 2030». Respecto a s’Illot de s’Ora recordó que él no vio ningún ejemplar en dos de sus cinco visitas al islote, por lo que no se debería dar por extinguida su población tras una sola incursión.  

«No podemos achacar exclusivamente a las serpientes la reducción de lagartijas», abundó Pérez Mellado, recordando que en un trabajo suyo de 1984 ya constató que la presencia de la Podarcis pytiusensis era mucho menor en el noreste de Eivissa. El experto puso énfasis en que cabe tomar medidas ante otras amenazas como los gatos silvestres. Igualmente, señaló que los coleccionistas siguen siendo un gran peligro, denunciando que el año pasado se encontraron tres trampas para lagartijas en el islote de na Bosc.

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