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Una enfermera de Ibiza opera cataratas en Mauritania con la Fundación Elena Barraquer

Rosalía Marí Palau, enfermera instrumentista del hospitral Vall d’Hebron, forma parte de un equipo compuesto por nueve médicos, enfermeras y anestesistas que durante una semana realizarán 250 operaciones y 1.200 consultas oftalmológicas en Nuadibú

La ibicenca posa en el hospital Vall d’Hebron con un cartel rotulado por sus compañeros. RMP

Iba a viajar a Noruega, pero al final su avión aterrizará en Nuakchot, la capital de Mauritania. Y para un fin muy diferente: no va por turismo, que era el propósito del vuelo al país nórdico, sino para operar a 250 pacientes mauritanos que tienen cataratas. La ibicenca Rosalía Marí Palau, enfermera instrumentista del hospital Vall d’Hebron (Barcelona), forma parte del equipo expedicionario que viaja este fin de semana a ese país africano y que está compuesto por nueve médicos y enfermeras que han sido seleccionados por la Fundación Elena Barraquer. «De los nueve, dos son cirujanos, y hay dos enfermeras, un anestesista…», cuenta por teléfono Marí. El equipo médico está integrado por el oftalmólogo Jorge Sánchez Cañizal; por el oftalmólogo Ramón Cobián; por la residente del servicio de Oftalmología del Hospital de León Isabel Sendino; por la enfermera Selene Cuevas; por la doctora Ana Martín González, por el anestesista Olatz Aramburu; por la optometrista Clara Fisac, y por las enfermeras instrumentistas Sonia de la Fuente y Rosalía Marí.

Tras partir este sábado a la capital de Mauritania, al día siguiente volaban a Nuadibú, una larga península, como un apéndice, situada al norte, en la frontera con el Sahara Occidental: «En esa zona costera operaremos una semana en un centro hospitalario. Hemos visto fotos y las instalaciones están súper bien». No obstante, por si acaso, facturan desde Barcelona todo el instrumental y material, «19 maletas llenas». «En cuanto lleguemos a Nuadibú empezaremos a prepararlo todo. El primer día habrá visitas para ir seleccionando a los pacientes que operaremos desde las 8 de la mañana del día siguiente. Esa jornada no acabaremos hasta que no quede nadie en la sala de espera, todo el día», explica Marí.

De 30 años de edad, es la primera vez que Marí es voluntaria. La ibicenca es enfermera instrumentista en los quirófanos del hospital Vall d’Hebron, donde desde hace dos años trabaja en el campo de la Oftalmología. Tiene un máster de Enfermería Quirúrgica que le permite trabajar en quirófanos desde que acabó la carrera, en 2013. Primero, en Mallorca, y desde el año 2016, en Barcelona, donde reside: «Siempre he trabajado en quirófano, es mi campo, aunque he tocado otras áreas: Cirugía Mayor Ambulatoria, Urología , Cirugía General… Y también en urgencias y hospitalización, a la vez que trabajaba en quirófano». También ha estudiado Enfermería Legal y Forense y un máster en resolución de casos clínicos: «Ahora estoy haciendo un máster en Investigación en Ciencias de la Enfermería en la Universitat Rovira i Virgili».

¿Cómo fue seleccionada por la Fundación Elena Barraquer para participar en la expedición a Mauritania? «Siempre quise hacerlo, fue como el destino. Empecé a mirar qué había sobre voluntariado y surgió este. Me puse en contacto con ellos y me dijeron que me llamarían cuando hubiese un hueco. En menos de una semana, cuando esperaba volar a Noruega, me llamaron». En vez de anorak y un gorro de lana, lleva batas, guantes, cofias y mascarillas en la maleta.

Le espera un trabajo agotador: tienen previsto realizar 250 cirugías de cataratas y 1.200 consultas oftalmológicas en una semana: «Allí hay un enlace que selecciona a los pacientes que se van a operar». ¿Y por qué tantas cataratas? «Hay una prevalencia muy alta de esa patología en Mauritania. Muchas son consecuencia de traumatismos, del maltrato que sufren allí las mujeres. Además, no tienen los recursos suficientes y no les hacen las revisiones como aquí cuando tenemos una visión borrosa. Aquí vas al oftalmólogo y te operan. Las cataratas con las que se encuentran allí los facultativos suelen ser blancas, y si pasa mucho tiempo, están muy duras. Cirugías que aquí hacemos en 10 minutos, allí tardaremos media hora». Son operaciones «muy delicadas, con las que hay que ir con mucho cuidado». Parte de la cirugía consiste en «aspirar la catarata y colocar una lente intraocular», dentro del ojo.

Algunos de los pacientes que atenderán llevan una década sin poder ver y no viven en el mismo Nuadibú, sino que emprenderán un viaje de varios días caminando para poder llegar al hospital donde serán atendidos. «Será agotador -confiesa Marí-, pero compensa poder ayudarles. Me cuentan que esa misma tarde o al día siguiente se les retira el parche y que se emocionan al poder ver de nuevo. Aún no he vivido esa sensación. En el hospital los operas en el quirófano y no los vuelves a ver. Allí podremos asistir a ese momento. Creo que será muy reconfortante». La ibicenca recuerda que su profesión «es cuidar». «Ese es nuestro principio básico, y poder aportar nuestro granito de arena a gente que no tiene los recursos de los que disponemos nosotros».

Su labor, como la de otros facultativos de la Fundación Elena Barraquer, quedará plasmada en un documental que estos días será rodado en Nuadibú y que próximamente será estrenado en plataformas como Netflix, Amazon Prime y HBO.

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