Los alumnos que han presentado a concurso sus juguetes hechos con material reciclado muestran orgullosos sus creaciones y esperan con nervios e ilusión el veredicto del jurado. Son alumnos de tercero y cuarto de Primaria de los colegios Venda d’Arabí, Torres de Balàfia, Sa Bodega, Poeta Villangómez y Sant Antoni. En total, 250 escolares, y el objetivo es lograr uno de los dos premios en liza: una excursión en kayak para el ganador, y un vale de material escolar por valor de 250 euros para los segundos.
Los alumnos de 3ºA del CEIP Poeta Villangómez han presentado un juego de cálculo matemático en el que hay que ir moviendo una nave espacial de cartón gracias a unas poleas, unos cables y unos tapones que sirven como mandos. Los chavales, atropelladamente, explican a la vez el funcionamiento del juego, que tiene detrás muchas horas de trabajo. «Dos horas al día durante dos semanas, pero ha valido la pena», dice Evelyn Ortiz, la profesora.
Hay algunas propuestas realmente complejas, como el Castillo Matemático de los alumnos de 4ºA del CEIP Sa Bodega. Louay lanza una chapa a una huevera pegada al tejado de una castillo de cartón: «Tienes que ir sumando las cifras que te salen y luego multiplicar». Más físico y directo es el juego de los alumnos de 4ºB del CEIP Sant Antoni, elaborado con envases de detergente recortado, con los que capturan una pelota hecha con papel de diario. El grupo de 4ªB del CEIP Sa Bodega ha optado por un jenga gigante -el juego en el que hay que retirar una a una las piezas que forman una columna sin que esta se derrumbe- elaborado por 49 briks pintados de colores. «Hubo una lluvia de ideas entre todos los de la clase para elegir qué haríamos», comenta Sara, una de las alumnas, que explica que «cada uno de nosotros ha pintado un bloque».
Los chicos parecen motivadísimos y, sin lugar a dudas, la conciencia ecológica ha entrado con fuerza en las aulas. ¿Podemos decir que esta nueva generación es la última esperanza para arreglar el desastre que les hemos dejado los adultos? «Tienen más conciencia que los mayores, sin duda. Se saben la teoría, y lo que queremos es que en casa lo pongan en práctica», comenta Joan Carles Palerm, de la Fundació Deixalles, presente en el acto con una actividad de reciclaje de ropa. «La causa no está perdida del todo».
Un optimismo que relativiza Paz González, maestra del CEIP Poeta Villangòmez: «Los chicos están muy motivados con el ecologismo y el reciclaje. El problema es cuando llegan a casa y lo que hacemos en el colegio no se pone en práctica», e insiste en la importancia que tienen los adultos en dar ejemplo: «Tenemos que educar a los padres».
Actividad incesante
Desde media mañana, el hipódromo de Sant Rafel bulle con las actividades organizadas por el departamento de Gestión Ambiental y la Oficina de Residuos del Consell de Ibiza. A la exposición de los trabajos de los alumnos, se añaden los talleres de pintura y reciclaje a cargo de XdePlanet y Fundació Deixalles, la animación y los juegos de Acrobati-K, y el espectáculo de clown y teatro infantil de Poika Teatral para concienciar sobre la necesidad de terminar con los plásticos de un solo uso: «A través del humor, hacemos que los niños se den cuenta de lo que supone vivir rodeado de plástico», comenta Carla Estupinyà, toda ella ataviada con un vestido de fantasía que es reciclaje puro, rematado con una diadema hecha con dos guantes de fregar.
Mientras, el jurado -compuesto por dos técnicas del Consell, una representante de la Escola d’Art y otra de la Oficina de Residuos- delibera sobre quién debe ser el grupo escolar ganador. Pasada la una del mediodía, llega el gran momento. El conseller insular de Presidencia y Gestión Ambiental, Vicent Roig, ejerce de maestro de ceremonias y, con muchas tablas, mantiene la tensión hasta el último momento: «El ganador es una clase que viene del norte de la isla...». Y los participantes más al norte son los del CEIP Torres de Balàfia, que se llevan el premio gracias a su propuesta Ecopoint.
Los ganadores recogen el diploma que acredita el premio con un enorme alborozo. Sin embargo, como explican los animadores, todos son también un poco ganadores, así que los 250 participantes se agrupan junto a una gran Tanit confeccionada con materiales de reciclaje para una gran foto de familia que pone el punto y final a la jornada.
