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Medio Ambiente

Del contenedor a la pasarela en Ibiza

La Escola d'Art y la Fundació Deixalles celebran la maratón de reciclaje, un concurso de moda elaborada a partir de prendas desechadas

Del contenedor a la pasarela en Ibiza

Del contenedor a la pasarela en Ibiza Josep Àngel Costa

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Del contenedor a la pasarela en Ibiza Josep Àngel Costa

El anglicismo upcycling suele traducirse como suprarreciclaje. Aplicado en moda, consiste en aprovechar la vestimenta desechada para crear otra de mayor valor. Esta apuesta ecológica también es la base del primer maratón de reciclaje creativo de ropa de Ibiza, para el que se ha depositado una tonelada de prendas en el hall de la Escola d’Art.

«Para seleccionar estos mil kilos hemos tenido que tratar unos tres mil en total», detallan la coordinadora ya la monitora del taller de ropa de Deixalles, Raquel Martínez y Tamara Mostaza. Esta entidad, que organiza este concurso junto a la Escola d’Art, cuenta con 32 contenedores repartidos por la isla, donde van a parar 42.000 kilos de prendas.

«Nos quedamos una pequeña parte de lo que se desecha, los productos que están bien y se les puede dar una nueva vida», precisa Mostaza. Con la tonelada amontonada en la entrada del centro educativo, a las nueve de la mañana, se da comienzo a un concurso que a su vez sirve de campaña de concienciación.

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Del contenedor a la pasarela en Ibiza J.A. Riera

La prueba

La competición cuenta con 15 participantes, algunos de ellos en parejas o incluso un equipo de tres miembros. Pueden coger cualquier prenda de la montaña de Deixalles para elaborar con ellas un diseño propio, en un plazo que finaliza a las seis de la misma tarde. Antes de ponerse manos a la faena, se sortean 15 maniquíes a los que deberán ajustar sus creaciones. La máquina de coser que usarán también dependerá del azar.

Los concursantes tienen un plazo máximo de nueve horas para elaborar sus propuestas

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«Queremos hacer un vestido de fiesta corto para hombre, ya que nos ha tocado un maniquí masculino», explican Daniel Ribas y Dangeli Macías, de segundo de Bachillerato Artístico. Han llegado al concurso sin una idea preconcebida, pero les ha surgido la inspiración de inmediato al ver una cortina morada. «Me ha atraído mucho el color y que está en muy buen estado. La he vestido y he dicho ‘¡Para un vestido!’».

Sara Harto maneja un corsé con estampado de jaguar. «No me gusta esta tela, pero la aprovecho como base para cubrirlo con tela tejana», aclara. Es la primera vez que esta alumna del ciclo formativo de Moda diseña reutilizando ropa. «La creatividad es diferente, porque no empiezas de cero, sino que ya hay algo de lo que tienes que partir. Tiene su gracia».

En cambio, su compañera Delfina Bianco, también estudiante de Moda, lleva toda la vida modificando prendas. «Nunca me gustaba la ropa que me ponían de pequeña y siempre rehacía los pantalones para sacar una falda», detalla. Ahora, también prefiere reciclar por principios. «Soy vegana y lo hago por compromiso con el medio ambiente», confiesa.

Desborde de imaginación

Además de las prendas estrictas, muchos concursantes encuentran la inspiración en los tejidos más diversos que llegan a los contenedores de Deixalles. Cristina Peñalba prepara un vestido fiesta con la funda de un colchón, azul con flores blancas. «Lo malo es que me acabo de dar cuenta de que tiene una mancha y lo tengo que rehacer», lamenta.

Igualmente, Daniela Sánchez y Jimena García confeccionan una falda ensamblando corbatas. Completará su conjunto un top con retales de tejanos y bufandas de punto. Neus Marí y Larisa Forescu acaban de encontrar un ingenio para solucionar un imprevisto. «Veníamos con el planteamiento de usar un corsé con ballenas. No lo hemos encontrado y hacemos la parte rígida de un body con un cinturón», detallan.

Al contrario, Dayana Sarria afronta el concurso sin una idea previa. Ahora tiene varias prendas perfectamente colocadas sobre la mesa. Mientras las contempla, a la vez que repasa unos dibujos suyos de un cuaderno, va surgiendo un boceto. «Estoy haciendo una lluvia de ideas», confiesa.

El jurado tendrá en cuenta si ha desperdiciado demasiada cantidad de telas de las prendas que sirven de base para el diseño

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Una condición que tienen clara es que deben maximizar los tejidos que se han llevado. «Deben hacer cuatro fotos durante todo el proceso, la última de todas las telas que les han sobrado. El jurado tendrá en cuenta si ha desperdiciado demasiada cantidad», advierte la directora de la Escola d’Art, Marian Ferrer.

Los jueces de este concurso son un profesor del centro, Tolo Carbonell, los diseñadores Jean Pierre López y Nadège Seguin, la directora de la Fundación Deixalles, Xesca Martí y el conseller de Gestión Ambiental, Vicent Roig.

El Consell de Ibiza también colabora con la dotación económica de los premiados, que se darán a conocer en la tarde de este viernes en una gala en el auditorio de es Caló de s’Oli. La recompensa es de 600 euros para el primero, 300 para el segundo y 100 para el tercero.

Además de los alumnos que compiten con sus diseños, el conjunto de la Escola d’Art se ha implicado en la organización de esta maratón de reciclaje. Así, los del Ciclo de Asistencia al Producto Gráfico han llevado a cabo un concurso paralelo con los carteles del evento, mientras que los de imagen lo documentan con vídeos y fotos.

Igualmente, los estudiantes de segundo de bachillerato han elaborado unos power points informativos que ahora se exponen en un panel en el hall del centro. Allí se detallan algunas cifras alarmantes, como que la elaboración de un kilo de algodón consume entre 10.000 y 17.000 litros de agua o que la industria textil genera el 20% de la contaminación que acaba en el mar.

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