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Protección de ses Salines

Medio ambiente en Ibiza: La batalla desconocida por ses Salines

Una joven arquitecta que trabajaba en el Ayuntamiento de Sant Josep se opuso al plan parcial y el Plan General que pretendían edificar ses Salines en los años 70 y logró paralizarlos, a pesar de las fuertes presiones de todo tipo y amenazas que sufrió

La arquitecta Isabel Martínez en una fotografía reciente. | ARCHIVO I. MARTÍNEZ

Isabel Martínez León fue la arquitecta municipal de Sant Josep entre 1974 y 1976, cuando jugó un papel clave para impedir la urbanización de toda la zona que hoy ocupa el Parque Natural de ses Salines en Ibiza. Este texto es su relato de aquellos hechos, que le costaron su puesto, y que leyó en la presentación del libro ‘Ses Salines: l’orgull d’un poble’, de Joan Lluís Ferrer, el pasado martes. 

Soy Isabel Martínez León. El motivo de mi presencia en esta mesa es que fui arquitecta municipal de Sant Josep entre noviembre del año 1974 y septiembre de 1976. Viví en primera persona ciertos acontecimientos que sucedieron en aquel ayuntamiento que fueron la primera piedra, no muy conocida, pero a mi juicio fundamental, en la defensa de ses Salines.

Se dieron en aquellos días, por azares del destino, dos circunstancias, que más adelante fueron decisivas en el inicio del movimiento de defensa de ses Salines. En aquellos años, Franco aún vivía y las Administraciones no eran democráticas. A los alcaldes los designaban los gobernadores civiles y en apariencia todos los nombramientos se producían con la finalidad de situar a personas afines al régimen en estos puestos clave para los gobiernos municipales. En el caso de Sant Josep, en el año 1974 el alcalde era Xumeu Ribas, y por razones que desconozco, a finales de aquel año, se nombró a José Tur Serra (Coques) como alcalde, en sustitución del que hasta entonces ejercía el cargo.

Yo entré contratada en noviembre de aquel año. Era una arquitecta muy joven, pero concebía mi labor en el Ayuntamiento como un ejercicio profesional, respetando la normativa y el (escaso) planeamiento urbanístico existente. Todo ello en un marco presidido por la ética y la incorruptibilidad.

Vista aérea del Parque Natural de ses Salines. | XAVIER DURAN

Los intereses del secretario

El alcalde, José Tur Serra, era un acérrimo defensor del cumplimiento de la legalidad vigente. Era una persona culta que tenía excelentes dotes para la oratoria. José Tur Serra sabía dirigirse a sus concejales y explicarles al detalle todos los temas que hubo que gestionar. La única oposición que tenía en el Ayuntamiento era el secretario, José Gustems Suriol, que hizo todo lo posible por torpedear la labor del alcalde a lo largo de su mandato, y a mí me hizo también muy difícil el día a día. El secretario defendía intereses ajenos a los propios y legítimos de la Corporación. En aquel momento el planeamiento vigente era el Plan Provincial de Baleares. En base a él, cada término municipal debía elaborar su propio Plan General mediante un trámite muy largo, y en él se daban las directrices para redactar sus planes parciales necesarios para edificar.

En aquellos días, sobre la mesa, había dos temas que a la postre fueron cruciales para el asunto de ses Salines. En primer lugar, Ibifor, la empresa propietaria de ses Salines, había presentado un plan parcial para el desarrollo urbanístico de sus terrenos con todo tipo de hoteles, apartamentos, bungalós, centros comerciales y toda clase de calles y elementos de urbanización, que pretendían hacer llegar hasta la orilla del mar, porque en sus escrituras (documentos de redacción muy antigua) se decía que su propiedad llegaba hasta la misma. Ya en aquellos años existía una Ley de Costas que especificaba la existencia de un deslinde de la zona marítimo terrestre y que, con la definición de aquellos años, este límite se situaba detrás de la playa. Por otro lado, estaba en trámite en aquellos días (herencia del anterior alcalde), un Plan General del municipio que, entre otras, permitía la urbanización de ses Salines.

Tanto el alcalde Coques como yo misma entendíamos que los terrenos de Salinera llegaban hasta este deslinde, además de que considerábamos que urbanizarlos, especialmente la primera línea y las zonas de los estanques, no debía permitirse.

Isabel Martínez en los años ochenta. | D. I.

Isabel Martínez en los años ochenta. | D. I.

El alcalde mostró siempre su interés en reivindicar la condición de dominio público de ses Salines.

Doble amenaza, Plan General en trámite, que permitía la urbanización de ses Salines, y un Plan Parcial ya presentado en sus terrenos.

El plan parcial de Ibifor no se tramitó porque informé que, mientras no estuviera definitivamente aprobado el Plan General Municipal, no se podía ni debía tramitar el plan parcial y, hasta ese momento, no haría el informe técnico del Plan Parcial.

Así que, cuando la comisión provincial de urbanismo de Baleares de entonces aprobó definitivamente el Plan General, decidimos recurrir dicha aprobación en base a 13 puntos, que correspondían a trece urbanizaciones, entre ellas ses Salines. Por ello, realicé urgente un informe que reflejaba los motivos legales y urbanísticos para que se aceptara el recurso. Pese a las múltiples presiones de empresarios y personalidades del momento (entre ellos Ibifor) ejercidas para obstaculizar su trámite, se aceptó el recurso por el ministro de la Vivienda de entonces, Rodríguez de Miguel, que nos concedió audiencia en el ministerio personalmente y, tras el visto bueno de los técnicos a los que hizo comparecer, estimó dicho recurso y el Plan General, definitivamente, se rechazó. Así quedó contrarrestada la intensísima presión del secretario y de algunos promotores .

Destitución del alcalde

Pese al logro obtenido en el recurso al Plan General de Sant Josep y a la consiguiente paralización del plan parcial de Ibifor para ses Salines, el alcalde de San Josep, Coques, fue cesado fulminantemente por el gobernador civil, Maura, que mandó a un motorista con un telegrama para notificárselo (a la vieja usanza). Pero además, Ibifor lo denunció por prevaricación, pero ni siquiera accedió el juez a que se celebrara el juicio, ya que estimaba que no había elementos para ello. Por lo que a mí respecta, tantas presiones, amenazas e intentos para corromperme no surtieron efecto alguno, pero hubo represalias dirigidas a mis seres más queridos. Todo ello motivó que se me presentara un parto prematuro y tras todo un día trabajando en el Ayuntamiento durante el cual tuve síntomas y dolores de parto inminente, a las pocas horas vino al mundo mi hija. A escasos días de su nacimiento, intenté incorporarme a mis tareas en el Ayuntamiento, pero me habían cerrado la puerta de acceso al despacho con llave. «Son órdenes del secretario», me dijeron. Y no me permitieron acceder al mismo nunca más.

Zona edificable del plan parcial de ses Salines. Del libro ‘Ses Salines: l’orgull d’un poble’. | ARCHIVO SANT JOSEP

Zona edificable del plan parcial de ses Salines. Del libro ‘Ses Salines: l’orgull d’un poble’. | ARCHIVO SANT JOSEP

No me cabe la menor duda, sin embargo de que, de no haber frenado el Plan General y la aprobación del plan parcial de Ibifor, en pocos meses se habrían desarrollado las primeras urbanizaciones en ses Salines.

Cuando más adelante se creó la Comisión de defensa de Ses Salines, la primera embestida estaba salvada. Ahora había que conseguir la protección de ses Salines ejercitando otras acciones. Comenzaron a trabajar instituciones, como el Colegio de Arquitectos, partidos políticos democráticos, y personalidades de la vida civil y de la cultura, periodistas (recuérdese la revista UC) y, lo más decisivo, el pueblo de las Pitiusas, toda una mente social bien orquestada. El título del libro que se presenta, ‘L’orgull d’un poble’, no podía ser más acertado.

La movilización popular

Mi aportación en estos momentos fue muy limitada. Yo era secretaria general de la junta de gobierno del Colegio de Arquitectos y apoyé la participación del mismo, con la creación de la exposición que montaron los arquitectos Felix Julbe y Javier Magriñá en el local de La Caixa en Vara de Rey, y en las demás acciones de la Comissió de defensa de ses Salines.

No estuve presente en la mayoría de actos y la manifestación multitudinaria que se realizó porque estaba con un embarazo de alto riesgo que me obligó a guardar reposo absoluto.

«De no haber frenado el Plan General y la aprobación del plan parcial de Ibifor, en pocos meses se habrían desarrollado las primeras urbanizaciones en ses Salines» «Tantas presiones, amenazas e intentos para corromperme no surtieron efecto alguno»

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Por último, ayudé a consolidar la defensa de ses Salines de Formentera, redactando con Javier Magriñá las primeras Normas Subsidiarias de Formentera, que declararon entre otras muchas zonas ses Salines como inedificables. Ello ayudó a preservar este paraje, hasta la declaración de todas ses Salines (las de Ibiza y Formentera) como Parque Natural.

La defensa de este paraje por fin se ha conseguido, sobre todo por la presión popular. De todos es ahora obligación de preservarlo para el futuro. La experiencia me dice que nada es eterno y que no hay que bajar la guardia.

A pesar de que la experiencia fue, en algunos momentos, dura y dolorosa, fue apasionante, y hoy después de tantos años volvería a actuar como lo hice. Doy las gracias al periodista Joan Lluís Ferrer por su magnífico trabajo, y al Institut d’Estudis Eivisencs, por editarlo, y a ambos, por haberme invitado a estar en esta mesa. Moltes gràcies per la seva presència.

Una arquitecta joven y honesta en el centro de la especulación urbanística

La vida de Isabel Martínez León (fue bautizada como ‘de León’, pero ya de joven eliminó la preposición al ver que levantaba sospechas de origen aristocrático) ilustra de dónde procede la fortaleza de carácter que caracteriza a esta mujer. Nacida en Marruecos de padre vasco y madre andaluza, vivió la guerra de independencia del país norteafricano, donde su progenitor estaba destinado como militar. Desde su propia casa «veía la miseria que había a un lado de la calle y la opulencia que había en el otro lado». Además, en el colegio de monjas donde fue escolarizada siguió viendo una desigualdad brutal: «Las niñas que no podían pagar tenían que entrar por la puerta de atrás, y así marcaban la diferencia de clase», recuerda. En definitiva, desde muy pequeña se dio cuenta de que el mundo era fundamentalmente injusto.

Durante la guerra de independencia de Marruecos (que el país obtuvo en 1956), la pequeña Martínez León sufrió el bombardeo de la fachada de su casa y sobrevivió agazapada bajo una cama. Cuando la encontraron estaba inconsciente «y comentaban con alivio que se había quedado dormida». «Pero la realidad era que me había desmayado por el pánico», aclara.

Su paso por la universidad de Barcelona fue brillante. Realizó los dos últimos cursos de la carrera de Arquitectura en uno solo. Y el proyecto final lo realizó en cinco meses, cuando lo normal eran dos años. Al llegar a Ibiza, empezó a recibir sus primeros encargos como profesional, junto con su pareja, el también arquitecto Xavier Magriñá, y en noviembre de 1974 pasó a ocupar, con solo 23 años de edad, el puesto de arquitecta municipal del Ayuntamiento de Sant Josep, cargo en el que vela por la legalidad urbanística de los proyectos.

Como se explica en el libro ‘Ses Salines: l’orgull d’un poble’, de reciente aparición, su paso por el Consistorio fue breve, pero se enfrentó con coraje a las presiones que ejercía el entonces todopoderoso y autoritario secretario Josep Gustems, aliado de los especuladores. Durante los casi dos años que estuvo en el puesto coincidió providencialmente con un alcalde que siempre respetó sus informes técnicos, Josep Tur Serra, Coques, que también acabaría siendo destituido por su defensa de la titularidad pública de ses Salines. Ambos lograron evitar la urbanización total de ses Salines en los últimos momentos del franquismo.


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