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Economía

Poca vivienda de lujo para tanta demanda en Ibiza

Las propiedades «de alta calidad», a precios que oscilan de los dos a los 20 millones de euros, son «las que acaparan la demanda» en las Pitiusas: «Lo difícil es satisfacer las exigencias» de esos clientes

Construcción de viviendas en Cas Mut. | VICENT MARÍ

Poco ha cambiado el panorama inmobiliario tras los años más duros de la pandemia: quien busque una casa lo tiene realmente complicado porque los precios siguen desorbitados, casi inalcanzables para los bolsillos de la mayoría de los trabajadores. Otra cosa son las viviendas de lujo, que según Mila González, presidenta de la Asociación de Profesionales de Inmobiliarias, son las que acaparan la demanda, «propiedades de alto nivel, de alta calidad, a precios bastante importantes». ¿Cuáles? «Dos, cinco, 10, 20 millones de euros…».

«El problema es encontrar las propiedades que se ajusten a lo que ellos esperan con esos presupuestos, que incrementan considerablemente con unas exigencias que a veces es imposible satisfacer"

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Pero una cosa es que haya esa demanda y otra es que haya los inmuebles que antojan. Y más concretamente, una oferta que se ajuste a lo que quieren esos clientes, muy exigentes y cuyos presupuestos «han aumentado» considerablemente en los últimos años: «El problema es encontrar las propiedades que se ajusten a lo que ellos esperan con esos presupuestos, que incrementan considerablemente con unas exigencias que a veces es imposible satisfacer. Buscan casas muy grandes, sin vecinos, con muy buenas vistas, sin ruido, muchos las quieren cerca de Ibiza… No todos los condicionantes que ponen se pueden cumplir. A más presupuesto, mayor es la exigencia», asegura González.

La mayoría, extranjeros

Y el parque inmobiliario da para lo que da en una isla finita en la que los propietarios de ese tipo de viviendas no las sueltan porque ya logran importantes ingresos alquilándolas durante la temporada. La mayor parte de esa demanda procede de extranjeros y está empujando al alza los precios: «Suben porque aumenta esa demanda, entre otros factores. Ibiza es un territorio que no se puede estirar, de manera que las posibilidades de construcción en rústico se limitan cada vez más, lo cual es lógico. Hay escasez de oferta de casas que se puedan corresponder a esa demanda exigente, y eso hace que se incrementen los precios».

Respecto a los pisos, cuya oferta sigue siendo «escasa», los precios «siguen altos, entre otras cosas debido a lo que cuesta el suelo. La repercusión del coste del metro cuadrado es elevada y además se han encarecido los materiales de construcción. De ahí que gran parte de la clase trabajadora no puede acceder a la compra de una vivienda».

No obstante, González recuerda que «aún quedan zonas urbanas por desarrollar, lugares donde aún se podría construir». Eso sí, desde su asociación consideran que «la isla se encuentra en un momento en el que no tendría que construirse mucho más que lo que ya hay» y que «lo que ya hay se tendría que mejorar y poder reformar. Hay que limpiar de infraviviendas el paisaje de Ibiza en vez de seguir construyendo».

Jeffrey Fernández, delegado en Ibiza y Formentera del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria, señala que sigue «habiendo mucha demanda» de vivienda y poca oferta. Los precios, subraya, «se mantienen respecto al periodo previo a la crisis sanitaria». «Se piden -explica- cantidades exageradas, pero al final pocas prosperan y acaban ajustándose al mercado». Según sus cálculos, las ventas «han aumentado desde 2021» y actualmente están «en un nivel muy alto, con un crecimiento anual en torno a un 10% o un 15%».

Mila González considera que lo que se necesita en Ibiza «es más construcción de vivienda social, que es la que podría llegar a esa parte de la sociedad que, de otro modo, no puede acceder a la compra de una vivienda. Sobre todo, alquiler social. Si lo hubiera a precios asequibles para la media de los trabajadores, se solucionaría un gran problema, el de los alquileres que, en muchos casos, son abusivos». Jeffrey Fernández considera que en el alquiler de viviendas «se ha vuelto a la situación de la prepandemia», de manera que «tras un par de años en los que los precios se relajaron como consecuencia del confinamiento y de la nula actividad de 2020, y de que el turismo funcionó al ralentí durante 2021», ahora «se reactiva, recuperando los niveles de precios de 2019 y con ligeras subidas de entre el 2% y el 5%».

«El problema -detalla- es que no hay pisos en alquiler, están todos copados, salvo alguno que se puede encontrar rascando. Sale algo a veces, un goteo que no sirve para colmar la demanda. Quien no tenga ya piso alquilado, difícilmente lo encontrará esta temporada. Hay muchísima demanda actualmente».

«Hay mucha demanda, especialmente en primera y segunda línea comercial, mientras que siguen languideciendo en tercera, en zonas como el interior de Vila o de Sant Antoni»

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Resurge el alquiler de locales, pero sólo en zonas turísticas

Conforme mejoran las expectativas económicas, se recupera el alquiler de locales, pero sólo en las zonas turísticas, aseguran tanto Mila González como Jeffrey Fernández. La Marina, en Vila, es un ejemplo de cómo «resurgen» locales que durante años han estado vacíos. «Hay mucha demanda, especialmente en primera y segunda línea comercial, mientras que siguen languideciendo en tercera, en zonas como el interior de Vila o de Sant Antoni», indica el delegado pitiuso del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria. «Estamos a principios de la temporada y aún hay locales comerciales que siguen vacíos, sin alquilarse. Es imparable. El comercio local ha sufrido mucho, y lo sigue haciendo, entre otras razones por la competencia de las compras por Internet y por las grandes cadenas que se han instalado en la isla», avisa la presidenta de los API de la Pimeef. Sólo «funcionan los negocios de temporada; para el resto es difícil». 

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