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Medio Ambiente

Regreso a las tareas con mulos para abrir caminos en Ibiza

El etólogo Roberto Contaldo desarrolla trabajos forestales y agrícolas con tracción animal y recupera un ‘camí de carro’ con hornos de cal ocultos por la maleza

Trabajos forestales con mulos en Ibiza

Trabajos forestales con mulos en Ibiza Josep Àngel Costa

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Trabajos forestales con mulos en Ibiza Josep Àngel Costa

Roberto Contaldo se crió en un bosque, en pleno parque natural, junto a uno de los siete lagos varesinos y a los pies de los Alpes. Los terrenos pertenecían a Ferrovie dello Stato Italiane, el equivalente a Renfe, y a su padre, ferroviario de profesión, le ofrecieron el destino como guarda forestal.

«Sí, fui muy afortunado», admite, mientras coloca los aperos a Cenco, de cinco años. Aún es joven, ya que los mulos, «si el trato es respetuoso», pueden vivir 35 o 40 años. Son más longevos que los caballos, pero trabajar con ellos requiere más dedicación. «Hay que ser mucho más fino para negociar y convencerlos de una manera más precisa. Si sabes hacerlo con ellos, luego no tendrás ningún problema con los caballos».

Contaldo creció rodeado de fauna y de bien pequeño se aficionó a las caballos, hasta especializarse en etología y dedicarse a la doma. Lleva 15 años en Ibiza, domando y enseñando a la gente a relacionarse con los animales. Ahora hace tres que se embarcó en un proyecto de trabajos agrícolas y forestales con equinos, aprovechando su experiencia previa para formarse con algunos expertos de la Asociación Española de Tracción Animal.

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Trabajar con mulos en Ibiza Toni Escobar

Respeto

En todo momento recalca que la clave de su labor es el bienestar animal, un respeto que hace extensivo a todo el ecosistema sobre el que trabaja. Una concepción integral acorde con las fincas de agricultura regenerativa que suelen contratarle. Los mulos o los caballos no solo no contaminan ni destrozan el suelo que pisan, sino que lo benefician con su abono, limpiándolo de hierbas, raíces o arbustos para alimentarse, «sin tener que cultivar heno ni pastos».

«Nosotros buscamos la soberanía alimentaria y minimizar todas las importaciones"

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«Nosotros buscamos la soberanía alimentaria y minimizar todas las importaciones», abunda. Detalla algunos estudios llevados a cabo en Japón sobre cómo afecta el ruido al desarrollo armónico de las plantas y a la capacidad de retención de agua. Si no se perturba el silencio, porque pasa un caballo con un arado y no un tractor, «pueden crecer hasta un 30% más».

Jóvenes alumnos

En la finca de Ca n’Escarrer de Dalt, en Sant Mateu, Contaldo trabaja estos días con Joan Ferrer, uno de los jóvenes ibicencos que se ha interesado en los oficios de la tracción animal después de los cursos impartidos por el italiano con la Associació de Productors Ecològics d’Eivissa i Formentera, (Apaeef).

El propietario de Ca n’Escarrer de Dalt, Christian Jochnick, de Juntos Ibiza, también es socio de Apaeef y quiere recuperar un antiguo camino de carro que sube por las colinas de su finca. Estaba completamente invadido e inservible por los pinos.

Contaldo y Ferrer van a empezar el turno de trabajo con Cenco. En el cercado con pastor eléctrico, montado junto a la vieja casa payesa, quedan otros tres mulos y un caballo. «Los vamos alternando para que no estén más de dos o tres horas, en función del esfuerzo que toque», precisan.

El mulo ya está listo y empiezan a subir por una pronunciada pendiente de rocas irregulares e invadida por el bosque. Al final les esperan montones de troncos y ramas que se han serrado en la recuperación del camino.

Cenco sube sin ninguna dificultad, seguido de Contaldo, con una rapidez y seguridad que envidiaría un motorista de trial. Es muy robusto, al igual que la raza hispano bretona de su madre, cruzada con un asno semental del Ejército. Ninguno de sus gestos hace honor al dicho de «ser más terco que una mula». El italiano admite que su oficio puede semejarse al de Robert Redford en ‘El hombre que susurraba a los caballos’, pero con matices.

"Yo interpreto sus señales, siempre atento, y voy siguiendo al mulo como si entráramos a surfear en una ola"

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Escuchar, más que susurrar

«Más que susurrar, se trata de escucharlos, estudiar dónde mete las orejas o la cola». De hecho, para estas labores agrícolas, prefiere el término «negociar» a domar, en un ejercicio que compara con un baile o con surfear: «Yo interpreto sus señales, siempre atento, y voy siguiendo como si entráramos en una ola».

En diez días, Contaldo, Ferrer y los equinos han logrado recuperar un kilómetro y medio del viejo camí de carros. El propio arrastre de los troncos sirve para devolver el trazado de la vía, plenamente integrada en el bosque, sin el impacto de la maquinaria pesada arrasando el suelo.

Además, han descubierto la razón de ser de este paso sobre unas colinas tan abruptas, ya que también han destapado dos viejos hornos de cal, una típica barraca para refugio de los carboneros y una fuente, ahora seca, que escondía una caracola en su capilla. «Si la soplas, se oye por todo el valle», detalla Contaldo.

«Me emociono al imaginar como servía este camino a la comunidad cuando necesitaban cal o carbón para sus casas. Es un pequeño centro de antropología», destaca. Todos los troncos de los pinos y demás vegetación que habían tomado este espacio ahora servirán para revivir toda la finca.

"El biochar se llena de agua y nutrientes en invierno y en verano, cuando la tierra está seca, las raíces se nutren de él"

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Reaprovechar la biomasa

«Toda esta biomasa la quemamos de una manera específica para crear un tipo de carbón que se llama biochar», explica Christian Jochnick. El material resultante se mezcla con el terreno cultivable y luego cumple con una función comparable a la de una esponja. «Se llena de agua y nutrientes en invierno y en verano, cuando la tierra está seca, las raíces se nutren del biochar», detalla.

De igual manera, además de los equinos, las gallinas de la finca aportan estiércol y mantienen a raya a las malas hierbas, una labor que se ampliará con ovejas, cabras y cerdos. «Todos de raza autóctona», subraya Jochnick. Para completar el ciclo, ha repartido dos zonas de colmenas para facilitar la polinización.

Además de Ca n’Escarrer de Dalt, Juntos Ibiza cuenta con otra finca en Sant Llorenç, recuperando cuarenta hectáreas entre ambas, y ha colaborado con vecinos y propietarios en la plantación de diez hectáreas de almendros en el Pla de Corona.

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