Refugiados ucranianos encuentran trabajo en Ibiza con la ayuda de Cruz Roja
Los voluntarios de la entidad se vuelcan, principalmente, en ofrecerles herramientas para que puedan aprender castellano e inglés, su principal obstáculo
La decena de refugiados ucranianos que se instaló hace unos días en el albergue de Sa Casilla va haciéndose, poco a poco, a la isla con la ayuda de los voluntarios de Cruz Roja. Han pasado a ser su sombra y les acompañan en cada paso que dan. Son ellos quienes les han ayudado con todos los trámites necesarios para empezar una nueva vida lejos de su país y es que, hasta el momento, el Ministerio del Interior ha tramitado y resuelto 211 solicitudes de protección temporal en Ibiza. Cruz Roja ha prestado asesoramiento y ayuda a un centenar de ellos.
Llegan solos, asustados y sin saber qué hacer. No solo necesitan el documento que acredite su residencia temporal en España, también tarjetas sanitarias y la del autobús, entre otras. De momento, apenas salen del albergue, pero como explica la coordinadora de la entidad en las Pitiusas, Mari Castaño, «empezarán a hacerlo porque aquí están un poco aislados». Cerca tienen una parada, tanto para ir a Vila como a Sant Josep, y el primer viaje que hagan lo harán acompañados de un voluntario. Ahora, cuando quieren moverse, lo hacen en las furgonetas de la Cruz Roja.
De las 11 personas que hay ahora mismo en el espacio que ha cedido el Ayuntamiento de Sant Josep, seis son menores; una mujer con dos niños ha entrado en las últimas horas. Es el propio consistorio el que está tramitando que los más pequeños tengan acceso a la guardería, mientras que los adolescentes siguen sus estudios a través de internet. «El albergue tiene wifi y nosotros les hemos facilitado dispositivos digitales», señala Castaño.
El trabajo de los voluntarios
Hasta allí, cada día, se acercan varios voluntarios. Es más, desde que empezaran a llegar refugiados a la isla, Cruz Roja ha sumado 15 voluntarios nuevos, muchos de ellos ucranianoparlantes. «Hay dos compañeros del área de empleo que, junto con los traductores, se interesan por conocer su experiencia y formación para saber qué posibilidades tienen de incorporarse al mundo laboral», explica la coordinadora. Y es que ya hay refugiados que han encontrado trabajo de electricistas o carniceros, entre otros, y «hay varias empresas que están ofertando plazas». «Estos oficios es más fácil porque no tienen que hablar con clientes, que es lo que más les cuesta porque no dominan el idioma. Hay una oferta de personal de limpieza, por ejemplo, y nosotros les estamos enseñando el vocabulario clave», explica.
Como la lengua es el primer obstáculo que se están encontrando, desde Cruz Roja están organizando clases de español e inglés. «Estamos llenando las paredes del albergue de post-it con el objetivo de que se vayan familiarizando con determinadas frases y palabras», explica la coordinadora. Dice Castaño que ahora pueden ofrecer este recurso porque son pocas las familias acogidas, a diferencia de la situación que se vive en Mallorca, donde asegura que están «desbordados», con más de 300 ucranianos en un hotel.
La coordinadora de la entidad insiste en que es fundamental que trabajen «a nivel de autonomía y autoestima» y consigan ocupar la mayor parte del tiempo en algo que les haga sentir productivos. «Tienen familiares allí a los que han dejado en una situación grave de conflicto y tener la mente ocupada es esencial», reitera.
Soporte
La capacidad del albergue es para 14 personas, por lo que solo quedan tres plazas libres actualmente. Además, Cruz Roja está en contacto con el Consell de Ibiza para habilitar el albergue municipal que hay en Vila, con el objetivo de que estas personas vivan en un lugar más céntrico. Aun así, desde la institución explican que todavía no se ha decidido cuándo se hará el traslado porque, de momento, «no urge».
Castaño recuerda que una madre con sus dos hijos decidió la semana pasada abandonar el programa de acogida y regresar a Ucrania, situación que se plantean varios de los refugiados. De momento, la entidad sigue ofreciendo soporte a quienes lo necesitan, ya que, además del servicio de acogida, «seguimos ofreciendo recursos a aquellos que se han quedado en casas de familiares y amigos». Les dan cobertura de alimentos y productos de necesidad básica, así como facilidades para estudiar castellano.
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