Diario de Ibiza

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Una madre ucraniana busca trabajo en Ibiza mientras su hijo sigue con sus clases ‘online’

Ambos quieren regresar a su país, donde han dejado a todos sus familiares y amigos

Danylo y su madre, Natalia, están instalados en el albergue de Sa Casilla, en Sant Josep

Natalia y Danylo Kosenko llevan poco más de una semana en Ibiza, y aunque les encanta la isla y les ha sorprendido «lo verde que es», están deseando volver a su país. Son de Odesa, una ciudad portuaria a orillas del mar Negro en el sur de Ucrania, y huyeron cuando estalló la guerra. Primero se instalaron en Moldavia (Rumanía) hasta llegar a Barcelona; desde allí se trasladaron a Ibiza, donde tienen amigos. Más de 3.300 kilómetros para encontrar la paz que perdieron el 24 de febrero.

Allí se ha quedado el marido de Natalia, y padre de Danylo, además de su padre y sus amigos. La situación sigue lejos de recuperar la normalidad. De hecho, el domingo las tropas rusas atacaron con misiles una refinería de Odesa, por lo que ambos están intentando iniciar su vida en la isla. El joven de 16 años sigue sus estudios online, ya que el gobierno ucraniano ha facilitado a los alumnos cursar las asignaturas a distancia porque los colegios están cerrados; Natalia trata de encontrar un trabajo.

Es abogada, y aunque su inglés es básico, está dispuesta a trabajar de lo que sea. También ha empezado a chapurrear palabras en castellano. Se trata de mantener la mente ocupada y sentirse útil. «Me vale cualquier cosa», dice. Y es que estar 24 horas al día con la incertidumbre de no saber qué será de su familia se le está haciendo cuesta arriba. «Solo sueño con que esto termine. Tengo momentos depresivos todos los días porque, inevitablemente, piensas en lo que ha pasado y en lo que está pasando», lamenta. «Piensa que allí teníamos nuestra vida y allí se han quedado muchas personas que queremos», añade. Pero la situación es aún más complicada por su hijo. «Me duele más por él que es joven y ha dejado allí a sus amigos», indica.

Sin embargo, Danylo está tranquilo o, por lo menos, es lo que transmite. Es él quien domina el inglés y quien se ha convertido en el gran apoyo de Natalia. «Estoy en contacto directo con mi padre a través del móvil», quien le dice que «todo está bien» y eso les calma, a pesar de la «incertidumbre», añade. «Además leemos muchas fake news, que no ayudan, y piensas todo el rato por qué ha pasado esto, por qué a nosotros», señala. El día anterior a que las tropas rusas invadieran Ucrania, el adolescente bromeaba con su abuelo mientras cenaban. «Y de repente todo esto», lamenta. Fue su padre quien decidió que tanto él como su madre abandonaran el país al que espera «regresar más pronto que tarde».

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