Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ucraniana en Ibiza: «Hay una app que avisa de los ataques en Kiev y te dice cuándo es seguro salir»

Alla Sokol llegó hace tres semanas a la isla tras cruzar la frontera con Rumanía y ahora ayuda a sus compatriotas con su experiencia desde el Rotary Club Ibiza

Laia Serra, Alla Sokol, Dona Perevalska y Denise Klischan

De estar celebrando con amigos el 117º aniversario del Rotary International en Kiev a entrar en estado de shock en cuestión de horas. A las 4.30 de la madrugada del 24 de febrero, cuando los rusos empezaron a bombardear la capital de Ucrania, Alla Sokol solo se preguntaba qué estaba pasando porque no entendía nada. «El día anterior era todo normal, estábamos de celebración y, de repente, todo el mundo me escribía para saber si estaba bien», cuenta ya desde Ibiza.

Llegó hace tres semanas tras abandonar su ciudad. Los cinco primeros días de la invasión rusa en su país se escondió en el sótano de su edificio hasta que decidió ir a la frontera de Rumanía, que cruzó andando, y allí contactó con miembros del Rotary [ella había sido presidenta en Kiev], quienes le ayudaron a llegar a Bucarest para después aterrizar en Ibiza.

Su hija Dona Perevalska vive a caballo entre la isla y París. Es en la capital francesa donde trabaja, pero le encanta pasar el invierno en Ibiza. Reconoce que aquel fatídico 24 de febrero apenas pudo hablar con su madre porque la situación era caótica. «A principios de mes yo había estado allí y nunca me hubiera imaginado que en solo dos semanas todo iba a cambiar», dice. «Esto ya lo vivimos hace ocho años, durante la guerra en el este de Ucrania, y yo estuve de voluntaria ayudando en Donetsk. Nunca me imaginé esto otra vez, en el año en el que estamos, y tanta gente teniendo que huir», añade.

La vena solidaria de madre e hija les ha llevado a contactar con el Rotary Club Ibiza. Precisamente, la organización lleva semanas volcada en ayudar a los ucranianos; están en contacto permanente con los rotarios de Rumanía, donde han establecido una infraestructura para dar soporte a los refugiados que usan el país como vía de escape. Según explican la presidenta en funciones, Denise Klischan, y la secretaria, Laia Serra, la organización colabora en proyectos humanitarios y lo hace siempre de forma material, aunque «ahora es más fácil hacerlo económicamente y apoyar a otros rotarios».

De hecho, en apenas 72 horas, han recaudado más de 5.600 euros que se destinarán, principalmente, a la compra de váteres ecológicos para instalar en los sótanos de las viviendas de Kiev. Se trata de un proyecto que lleva a cabo el club de Rumanía y en el que desde aquí quieren colaborar. «El lema de la organización es servir a la humanidad y nuestra intención es intentar que este mundo sea mejor para todos», destaca Klischan.

Reitera que cualquier ayuda es bien recibida en un momento tan convulso como el actual. De hecho, Perevalska lamenta que allí nadie puede sentirse seguro a pesar de que todos los edificios cuenten con refugios subterráneos, incluso el metro. «Tienes que aprender a convivir con el sonido de las sirenas y eso es terrible», lamenta. Hay, incluso, una aplicación móvil que advierte de los ataques aéreos: junto a la hora exacta aparece un círculo que, si es verde significa que pueden salir del sótano, pero si es rojo hay peligro porque están bombardeando. «Miraba todo el rato la aplicación para saber cuándo podía salir», dice Sokol.

Situación en Ucrania

El resto de su familia y amigos siguen allí y le van actualizando la situación. «No se quieren ir. En el caso de mis abuelos es porque son muy patriotas. Han estado toda la vida allí, sin moverse, y ahora tampoco quieren hacerlo», explica la joven. Su madre sí que lo hizo. Abandonó su casa, que por ahora asegura que sigue en pie, con una pequeña maleta en la que salvó lo que pudo de sus 54 años en Kiev.

Es diseñadora de joyas y se trajo alguna de sus piezas a la isla. Sokol dice que es el trabajo que sabe hacer y ahora se ha quedado sin nada. Habla de empezar a «construir» una nueva vida fuera de su país, pero insiste en que volverá cuando las condiciones lo permitan. De momento, está intentando aprender castellano y se dedica a ayudar con su experiencia a todas aquellas personas que no sepan qué tienen que hacer tras huir de Ucrania. «Me encanta la isla, esto es un paraíso, pero tengo la limitación del idioma porque tampoco hablo inglés muy bien. Sueño con poder volver a Kiev», cuenta.

Su hija entiende que quiera volver a casa, pero reitera que eso no sucederá hasta que no sea cien por cien seguro. «No conozco a ninguna persona de las que ha huido que no diga que quiere volver lo antes posible», dice. Cuesta hasta imaginárselo mientras lo cuenta. La vida de millones de personas ha cambiado radicalmente y ni siquiera saben si algún día podrán recuperar la normalidad que tenían.

Rotary Club Ibiza

Las cuatro coinciden en que el Rotary les ha cambiado la vida. Sin ir más lejos, con la situación actual en Ucrania, Sokol reconoce que «llegar a Ibiza ha sido mucho más fácil gracias a la colaboración entre rotarios de diferentes países». Y es que existen más de 35.000 clubes en más de 220 países.

En el caso de Ibiza, la organización, que nació en 1985, cuenta actualmente con 23 socios. Desde entonces han llevado a cabo diferentes proyectos para mejorar las condiciones de vida de las personas que viven en la isla. Durante la pandemia compraron tablets que donaron al Hospital Can Misses para que los pacientes pudieran ver a sus familiares; hace unos años reconstruyeron una cisterna en una finca que tiene Cáritas para hacer talleres con los usuarios; instalaron una pérgola en Psiquiatría del Área de Salud; hicieron un proyecto con un centro educativo... Y estos son solo algunos ejemplos de su trabajo. Por ello, animan a todos aquellos que quieran ayudar a sumarse a su movimiento. «Con ganas e ilusión todo el mundo es bienvenido», dicen.

Compartir el artículo

stats