Entrevista | Patricia Gómez Picard Consellera balear de Salud
Patricia Gómez: «Ni un solo médico se ha ido de Ibiza por el catalán»
«Tras la pandemia somos más conscientes de lo que es la salud mental y el bienestar emocional»
La de Patricia Gómez, consellera balear de Salud, el jueves en Ibiza fue una jornada exprés: presentación del plan estratégico a los profesionales del Área de Salud, presentación después a la prensa del mismo documento, reunión con las asociaciones de cáncer, comida rápida en la cafetería del Hospital Can Misses y una entrevista, ésta, antes de salir pitando al aeropuerto.
¿Cómo está la sanidad pública pitiusa tras dos años de virus?
Ya estamos pensando en la postpandemia. A pesar de lo que hemos sufrido nunca hemos dejado de lado los proyectos importantes para nosotros: la estrategia de Atención Primaria, atención a la cronicidad, mejorar servicios, evitar desplazamientos, incrementar plantillas... Nos hemos tenido que redireccionar hacia la gestión de la incertidumbre.
¿Cómo se trabaja con esta incertidumbre?
No es fácil, pero tengo el mejor equipo de España. Cuando ha sido necesario aumentar los recursos para la pandemia se ha hecho y cuando ésta nos ha dejado respirar se ha recuperado la actividad ordinaria. Esta incertidumbre genera la intranquilidad de tener que llegar a lo más importante, además de la pandemia, y eso no siempre ha sido fácil. Es lo que peor llevamos. Saber que alguien lleva meses esperando una operación o consulta y cuando llega el día, la tienes que aplazar.
¿Habrá ahora un alud de patologías que no habían llegado a los profesionales en este tiempo?
La pandemia nos ha enseñado a usar otras tecnologías, potenciar la atención telemática y a darnos cuenta de que tendríamos que priorizar en función de los resultados. Hay una despersonalización. Pensemos en una lista de espera de Oftalmología. No pasa nada si una persona mayor espera tres meses para operarse de una catarata, pero a un taxista le va su modo de vida en ello. Es urgente. Hay que pensar que detrás de cada número de las listas de espera hay personas con una vida y unas circunstancias que deberíamos conocer para dar mejor respuesta.
¿Podemos olvidarnos del virus?
Si nuestros técnicos y expertos nos dijeran que podemos estar tranquilos, lo estaría. Pero si dicen que hay que estar atentos, no es que esté intranquila, pero sí pendiente. Tenemos muchas esperanzas, pero hasta que esté vacunado todo el mundo en un porcentaje muy alto, con la movilidad y la interrelación global, es fácil que aparezcan otras variantes. Debemos tener prudencia aunque parece que esta vez sí estamos llegando al final.
¿Es posible recuperar lo perdido?
La memoria nos ayuda a almacenar lo que queremos olvidar. Mucha gente ha sufrido, ha habido muertes, pérdida de trabajo... Pero la capacidad de superación de las personas es importante y por eso apostamos tanto por la protección social. Es lo que ha diferenciado esta crisis de la anterior, dar ayudas, hacer ERTE en vez de ERE... Después de todo esto necesitamos aún más resiliencia.
¿Qué ha sido más difícil de gestionar?
Lo más complicado ha sido la incertidumbre. Y los cambios de protocolo permanentes. Lo más impactante, casi imposible de olvidar, es el tiempo del confinamiento, los tanques y la policía, las calles desiertas, el silencio... El año pasado, preguntamos a los jóvenes por lo más duro del confinamiento y respondían que el silencio.
Ahora que comenta lo de los jóvenes, ¿habrá consecuencias en su salud mental?
Es una opinión muy personal, pero los niños no tienen conciencia de futuro. Mira los más pequeños. Muchos todavía van con mascarilla por la calle por decisión propia. Los niños tienen mucha más capacidad de adaptación y probablemente se olvidarán. La adolescencia es diferente. Han sufrido, no han salido y quieren recuperar lo perdido, estar todo el día fuera. A veces, estas situaciones difíciles te hacen más fuerte.
Se dijo que la próxima ola del covid sería la de la salud mental.
Somos más conscientes de lo que es la salud mental y el bienestar emocional. Tenemos el reto de desinstitucionalizar, hay personas que casi viven en centros de salud mental. Se ha trabajado mucho con educación para detectar situaciones de riesgo lo antes posible y con servicios sociales para la integración. Ahora se habla más. En las consultas se está viendo que no aumenta la patología grave pero sí, de forma significativa, la leve: ansiedad, depresión y trastorno adaptativo. Hay que estar atentos porque puede cronificarse o volverse más grave. El consumo de psicofármacos ha aumentado mucho durante la pandemia. Estas patologías más leves son una evidencia del sufrimiento social.
Se amplía la plantilla del área en casi 30 médicos, ¿de dónde los van a sacar?
Bueno, hay especialidades en las que incluso tenemos bolsa de profesionales. Hay que ser muy atractivos, tener proyectos. Había médicos que decían que no venían si no había facultad de Medicina, la tenemos, ahora tendremos la primera promoción e intentaremos que cuando se examinen del MIR cojan plaza aquí. Tengo curiosidad. Un estudio que se hizo en los años 80 en Estados Unidos habla de hospitales magnéticos. Habla de los motivos por los que se fidelizan las plantillas y entre los diez primeros no están los económicos. No sé si en España ahora sería igual. Esta área de salud es atractiva. Tenemos una Atención Primaria fuerte, con los mejores indicadores de las islas. Con las dificultades de contratación que hay en España hemos podido ampliar plantilla de Endocrinología, Oftalmología y Nefrología.
¿Esto explicaría por qué hay servicios a los que todo el mundo quiere venir y otros en los que la inestabilidad es constante?
Sí, lo son hasta que llegan detonantes potentes que cambian las dinámicas y el rumbo de esos servicios. La gerente explicaba que cuando una persona se quiere incorporar aquí se le dan todo tipo de facilidades: se le busca piso, guardería, trabajo para la familia... Cosas en el ámbito personal para atraer a los profesionales. Una ayuda que no tienes en otros lados. Mira, la consellera del País Vasco me decía el otro día que tenía dificultades tremendas para contratar médicos. ¡Tiene el presupuesto más alto de España! Pues no encuentra profesionales para la Atención Primaria en las zonas rurales. Es importante ser atractivos. Poner en marcha nuevas técnicas que eviten desplazamientos y resulten atractivas para los profesionales, aumentar la cartera de servicios... Vamos avanzando en eso.
Los obstáculos para encontrar sanitarios son la vivienda y, según los sindicatos y el PP, el catalán.
El catalán no es un motivo. No hay profesionales en reserva, todos están trabajando. Tanto médicos como en enfermería. A la hora de contratar nuevos profesionales la ley permite hacer excepciones en las categorías deficitarias. No es cierto que los profesionales no vengan por el catalán porque, en el momento en que no hay profesionales y necesitamos que vengan de fuera, no se puede exigir.
¿Y la vivienda?
En Ibiza y, sobre todo en Formentera, es un problema. Y a pesar de eso, no sé cómo, pero se consigue. Disponer de la hospedería del viejo Can Misses los primeros meses, les permite llegar, conocer la situación y pensar si quieren compartir piso, vivir en la otra punta de la isla... Para vivir a Formentera no hay sueldos que valgan, es un tema de proyecto de vida, de decidir vivir ahí.
¿No se ha planteado que el sueldo de los sanitarios esté en relación al coste de la vida del lugar en el que ejercen?
Hay que valorarlo todo. Aquí hay la posibilidad de hacer actividad extraordinaria, que no todas las comunidades la incorporan y que te permite ganar más dinero. Y otros complementos. El de fidelización sólo lo cobran los médicos porque hasta ahora era la categoría en la que teníamos problemas para encontrar profesionales. El complemento de destino de Formentera es de los más altos de Balears. Queda bastante compensado. Éste no es un país que pague mucho a los médicos, comparado con los de nuestro entorno. Tenemos que compensar con estas ayudas y proyectos para que el sueldo no sea lo más importante.
¿Y el plus de insularidad?
El plus de insularidad es bajo, pero cuando hablan de plus de insularidad de Canarias, deberían hablar de las islas más pequeñas, en Tenerife o Gran Canaria no cobran un plus mucho más alto que el nuestro. Desde 2015 hemos recuperado a todos los profesionales a los que se había echado, ahora tenemos 3.000 más. Contratar más personas es una prioridad. Aumentan la población y las prestaciones y necesitamos más profesionales. ¿Queremos eso o menos profesionales que cobren más? Además, tenemos tantos trabajadores que una subida lineal, por pequeña que sea, aunque en la nómina apenas se aprecie, son muchos millones de euros.
El último médico que se ha ido a Canarias es el jefe de Oncología, servicio que se queda con dos médicos y medio. ¿Qué les ha dicho a las asociaciones de cáncer?
Piden estabilidad en la plantilla. Una enferma ha comentado que su médico de cabecera es el mismo desde hace 30 años y que oncólogos ha tenido seis en diez años. Es una enfermedad muy grave y hay mucho sufrimiento. Te gusta que el profesional de referencia sea la misma persona, si no, hay cosas que ni preguntas ni cuentas. Piden celeridad en las pruebas diagnósticas o a la hora de dar un resultado, porque hay mucha angustia en la espera. La AECC ha planteado que las asociaciones puedan ayudar ofreciendo becas de formación o investigación, incentivos, para que los profesionales vengan.
¿Cómo se entiende que Menorca, con 70.000 personas menos, tenga el mismo número de oncólogos que las Pitiusas?
Sabemos que son islas muy diferentes. A veces es una cuestión de oportunidad. Mira, ahora se incorpora un profesional de Digestivo y su pareja es anestesista. Es perfecto. Con esta persona más, Anestesia estaría por encima de la plantilla, pero es una especialidad deficitaria y no decimos que no. Suceden cosas así. También depende de la organización del servicio, para poner en marcha proyectos o porque algunas dolencias tienen más presencia en Oncología que en Interna y, como llevan el proceso de una forma diferente, tienen menos internistas y más oncólogos. Hace mucho que buscamos oncólogos para Can Misses y estoy segura de que lo conseguiremos. Ahora tenemos personas que se han interesado y se están evaluando currículums. Además, tenemos que pensar que, en toda España, el 40% de los médicos que se incorporan son extranjeros que tienen que homologar su título y el proceso es muy largo. Estamos trabajando con el Ministerio para que sean más rápidas y hay un compromiso de aumentar un 10% las plazas en las facultades de Medicina para que no queden plazas MIR vacías. Si se ponen en marcha empezará a haber más médicos, pero nos quedan cuatro o cinco años muy difíciles. El mismo proceso tendrá que hacerse con las enfermeras. La cuestión es que en las islas la población crece. Aumenta el número de profesionales, pero las ratios no bajan porque la población también crece.
¿Le da miedo lo que puede haberse dejado de diagnosticar?
Me gustaría mucho evidenciarlo. Que se estudie de forma científica. Que dejemos de hablar de que habrá más cáncer o enfermedades psiquiátricas y empecemos a hacer un seguimiento de lo que sucede. En la anterior crisis económica sí se vio un aumento de patologías no diagnosticadas. Se evidenció porque hubo gente que lo estudió. En dos años cualquier proceso urgente se ha atendido bien, pero mucha gente ha tenido miedo de acercarse al sistema de salud y seguramente se ha diagnosticado más tarde. El 061 explica que tras el confinamiento veían infartos mucho más graves y patología más agravada.
¿Qué hacemos con el parking? Los pacientes no pueden aparcar
¿Pero no está solucionado? [Ríe] Hay que apostar por el transporte público. Me he ido a vivir a Palma y he descubierto que va muy bien.
Aquí hay gente que tardaría dos horas y media en venir al hospital con transporte público.
Hay que mejorar el transporte público y la conectividad. El parking es limitado. Esperemos que lleguen menos pacientes en coche.
A la gente le cuesta entender que se pida el catalán a los sanitarios, pero no a un alto cargo como el director de Gestión del área, cuyo nombramiento la justicia les obliga a justificar.
A veces, en la gestión, como para investigación o puestos hipercualificados, no tienes una cantera grande y viene gente de fuera. No es requisito el catalán porque no tiene trato con los usuarios, que es a quienes tenemos que garantizar que puedan dirigirse en castellano o catalán. Si necesitas alguien que trabaje en genética, en oncología o en inteligencia artificial ¿debe ser un requisito el catalán? Se lo facilitaremos, lo aprenderá, pero no hay un trato directo con los usuarios y por eso no es una exigencia sino una recomendación. No hay nadie en esta comunidad que se haya ido por el catalán. Ni un solo médico. Que no le guste es una cosa, pero que se hayan ido por eso, no. Ni uno. Lo dirán, pero si fueran honestos y leales dirían la verdad. La gente, al escuchar ciertos discursos, cree que los médicos no pueden venir aquí sin el catalán. Y no es así. Vienen. Y se quedan. ¿Que se han quedado fuera celadores por no tener el catalán? Sí. Si hay más profesionales que plazas el catalán es una exigencia.
¿Le quedan ganas tras estos dos años de repetir como consellera de Salud?
Ocho años son muchos años. De estos dos años he sacado cosas buenas: la fortaleza de tener el mejor equipo de España, todo el mundo ha remado en la misma dirección. He visto mucha entrega de los profesionales sanitarios, ganas de ayudar, avanzar, continuar... Lo que pasa ahora es que el tiempo es corto para aquello a lo que nos comprometimos a hacer en cuatro años porque nos quedan sólo dos. Tendremos estrés postpandémico para seguir con los proyectos estratégicos.
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