El mal funcionamiento de la depuradora de Vila y el retraso que acumula la construcción de la nueva planta en sa Coma monopolizaron buena parte del debate sobre el valor del agua organizado ayer por el Club Diario de Ibiza y patrocinado por Aqualia con motivo del Día Mundial del Agua que hoy se conmemora.

Maria Àngels Marí, Jordi Salewski y Ángel Luis Guerrero, durante el debate. | T. E.

Juan Calvo, secretario general de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), empresa pública del Govern balear, reconoció, en respuesta a una de las reiteradas preguntas sobre los vertidos de aguas fecales de la obsoleta depuradora de Vila, que este asunto supone «un fracaso como sociedad de los últimos 20 años», lo cual explica que «se haya llegado a este punto».

El presidente del Consell, Vicent Marí, en su discurso. | T. E.

Calvo explicó que ha pedido «disculpas» personalmente a vecinos afectados y recordó que al no estar separada la red de pluviales de la de fecales en la ciudad de Ibiza, cuando llueve, llega tal volumen de agua a la planta que se deben abrir las compuertas para evitar que «se rompa».

Pedro Puigdengoles, director de Aqualia en Balears. | T. E.

También apuntó que «la administración competente», en referencia al Consell, no advirtió al Ministerio de Transición Ecológica, que es al que compete la ejecución de la obra, de que había una alta probabilidad de hallar restos arqueológicos, tal como ha sucedido, durante la construcción de la depuradora de sa Coma. El representante de Abaqua informó de que el Ministerio ya cuenta con un plan arqueológico presupuestado en dos millones de euros y está tramitando una modificación del proyecto para reanudar la obra.

La presidenta de la Alianza por el Agua, Maria Àngels Marí, advirtió de que el problema de la depuradora de Ibiza «clama al cielo» y «no se puede sostener».

El director de zona II de Aqualia, Juan Luis Castillo, durante una de sus intervenciones. TONI ESCOBAR

La mayoría de los participantes en la mesa redonda coincidieron en la importancia de tratar el tema de la depuración, como un elemento clave para cerrar el ciclo del agua. Precisamente, la presidenta de la Alianza por el Agua explicó que la organización a la que representa trabaja para promover «la cultura del agua» en la isla. Recodó que surgió tras la grave sequía de 2015, que supuso «un punto de inflexión» y que la mayoría de la población «abriera los ojos» sobre la importancia de conservar un bien tan escaso. «No podíamos seguir igual», indicó Marí.

El alcalde de Sant Josep, Ángel Luis Guerrero, explicó el giro que desde entonces ha dado su municipio en la política de agua. Si anteriormente sólo el 15% del consumo de agua era desalada, ahora alcanza el 100%. «No hay otra solución que la desalación», dijo Guerrero, quien, no obstante, criticó que, si en su día se hubiera hecho «una buena planificación», se podría haber construido «una desalinizadora» para abastecer a toda la población de la isla y no tres y, con ello, «haber evitado el daño ambiental» que supone.

Calvo tampoco eludió «el elevado coste energético» que supone la desalación, pero destacó que ha supuesto «la salvación» para la isla, ya que le ha permitido «salir de la UCI». Ahora bien, el secretario general de Abaqua advirtió de que hay que ser «más sostenibles en el futuro» y subrayó la importancia de la política del Govern balear de incentivar el consumo de agua desalada en invierno para recuperar los acuíferos y tener reservas para las puntas de verano.

En este sentido, la concejala de Medio Ambiente de Sant Antoni, Neus Mateu, recordó a Calvo que su Ayuntamiento ha solicitado 200.000 metros cúbicos más de agua desalada para absorber la reducción del consumo de las masas subterráneas, en cumplimiento del nuevo plan municipal de gestión sostenible del agua.

El debate «incómodo»

El concejal de Medio Ambiente y Urbanismo de Vila, Jordi Salewski, incidió en que «la tecnología lo aguanta todo» y, si se considera, se podría construir otra desaladora, pero que hay que tener muy claro, dado su impacto económico y ecológico, «hasta dónde queremos llegar». «Es un debate incómodo», resaltó Salewski.

La alcaldesa de Santa Eulària, Carmen Ferrer, destacó, al igual que el resto de representantes municipales, las importantes inversiones que se han acometido en los últimos años en la sustitución de canalizaciones y la digitalización de contadores para evitar «las fugas de agua» de la red.

Precisamente, el director de zona II de Aqualia, Juan Luis Castillo, destacó que todos los representantes municipales «tienen muy claro» donde están los problemas y que su solución pasa por «invertir en la sustitución de redes obsoletas y la digitalización del control del recurso». Acto seguido, destacó el anuncio del Ministerio de que en «los próximos días» saldrá una primera convocatoria de 200 millones de ayudas europeas para digitalización y modernización del ciclo de agua que obligarán a las empresas concesionarias a cubrir parte del presupuesto de los proyectos. «Tendremos que correr para captar estas ayudas. No podemos seguir malgastando un recurso para las futuras generaciones».

En su discurso de presentación del acto, el presidente del Consell, Vicent Marí, se refirió una vez más a la importancia de que desde Ibiza se gestione el ciclo integral del agua y apuntó que desde el Consell ya "se están elaborando estudios para conocer la situación y necesidades de la isla».

Antes de la mesa redonda, el director de la delegación balear de Aqualia, Pedro Puigdengoles, presentó el vídeo (’Del mar al agua’) que se ha elaborado para tratar de eliminar la idea que ha echado raíz en Ibiza pese a ser ahora falsa de que el agua que sale del grifo no es buena para beber.