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Turismo

SOS: empresas de Ibiza buscan casas para alojar trabajadores de temporada

Hoteles y todo tipo de negocios de Ibiza buscan a la desesperada viviendas para alojar a sus plantillas procedentes de la Península, pero se topan con escasos pisos en alquiler y con precios desorbitados

Turistas en el aeropuerto de Ibiza. Toni Escobar

«Empresa de referencia en el sector del transporte de pasajeros precisa alojamiento de temporada para sus empleados. Se ofrece seriedad y solvencia económica». La escasez de viviendas en Ibiza ha llegado al extremo de que, esta semana, la empresa Dipesa pusiera este anuncio en este periódico para buscar inmuebles disponibles donde sus trabajadores procedentes de la Península pudieran vivir desde la primavera hasta el otoño. Emilio Díaz, propietario y gerente de Dipesa, así como presidente de la Asociación de Transporte Discrecional (Atradib, CAEB) de Ibiza, llevaba «un par de meses buscando intensamente», sin resultado alguno, hasta que, a la desesperada, decidió colgar ese SOS: «Empresas como la nuestra se están viendo abocadas a ayudar a los trabajadores en la búsqueda de vivienda porque la escasez y la dificultad para hallarlas es grande y porque, además, el precio está desorbitado. Lo de los precios es increíble. Eso que dicen de que por primera vez en Ibiza ha bajado debido a la pandemia, no lo veo».

«Empresas como la nuestra se están viendo abocadas a ayudar a los trabajadores en la búsqueda de vivienda porque la escasez y la dificultad para hallarlas es grande y porque, además, el precio está desorbitado. Lo de los precios es increíble"

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De esta situación ya advirtieron hace un par de semanas tanto el presidente como la secretaria general de la Pimeef, Alfonso Rojo y Àngels Marí. Díaz confirma que «encontrar un piso de dos habitaciones en Ibiza por debajo de 1.300 euros al mes es difícil». Los de tres habitaciones están a más de 1.500 euros. Y los de una habitación, «además de que apenas los hay, de haber algo es a un mínimo de 800 euros. Pero eso es muy muy complicado». Asegura que si tuviera a tiro «tres pisos por 800 euros, los ocuparía inmediatamente».

En torno «al 30% o 40%» de su plantilla procede de fuera de las Pitiusas, es decir, viene de temporada, «como en el resto de sectores». El problema es, pues, monumental, pero empeora en otros casos: los empresarios con los que se ha hablado para este reportaje dan una horquilla del 20% (en el caso de una cadena) hasta el 80% (en el caso de otro gran grupo hotelero) de trabajadores foráneos.

Ni siquiera está siendo fácil para las empresas alquilar pisos para cederlas a sus plantillas. Y para los trabajadores, mucho menos"

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El presidente de la Pimeef sugirió recientemente que los propietarios no alquilan a los trabajadores por temor a impagos, a los destrozos o a que no salieran del inmueble acabada la temporada, y que ponían menos objeciones a las empresas. Pero según Emilio Díaz, hasta su negocio lo ha tenido difícil: «Ni siquiera está siendo fácil para las empresas alquilar pisos para cederlas a sus plantillas. Y para los trabajadores, mucho menos. Los que viven fuera se ven obligados a recurrir a los amigos, al boca a boca, a Facebook… Y por teléfono lo tienen más difícil, pues no te ven la cara, es algo más frío».

Tras dos meses de búsqueda por el método del boca a boca, al final ha encontrado lo que precisaba «a través de un amigo que se enteró a través de uno de los conductores». Le ha proporcionado dos pisos de tres habitaciones cada uno. Además, alquiló otro «pequeñito» para un conductor (y su mujer e hijo): «El pequeño ha sido por casualidad: lo acaba de desalojar una enfermera que ha encontrado un trabajo mejor remunerado fuera de la isla». Y no eran trabajadores nuevos, sino que formaban parte de su plantilla desde hace tiempo: «Este año, o no les alquilaban ya el piso o el compañero con el que lo compartían ya no venía a Ibiza». Asegura que «ningún año» habían tenido «esta dificultad tan acuciante para encontrar viviendas. Este es infinitamente más complicado». «Y no lo entiendo -añade Díaz-. La gente debería plantearse que, debido a la guerra de Ucrania, la temporada no será, ni mucho menos, lo que esperábamos. Empezamos a tener miedo por cómo será. Las reservas han caído y están a niveles de 2021 o menos».

«Ningún año» habían tenido «esta dificultad tan acuciante para encontrar viviendas. Este es infinitamente más complicado»

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La presidenta balear de la Asociación Española de Directores de Hoteles (AEDH), Alicia Reina, dispone de dos apartamentos para alojar a sus trabajadores foráneos: «Gracias a eso puedo traer gente de fuera de la isla. Uno es mío. El otro es de un familiar y lo alquilo para mis trabajadores, que pagan una cantidad mínima. En uno se alojan tres personas: me cobran por el alquiler 1.200 euros, precio que se reparte entre los tres [400 euros cada uno]. El mío es para dos personas, también a 400 euros por habitación».

Reina asegura que la situación del alquiler es tan complicada que «se tiene que recurrir a gente cercana, si no, no hay manera, es misión imposible». En su caso son trabajadores nuevos, no los de su plantilla habitual, pues estos «tienen todos vivienda desde hace tiempo». Lleva así desde 2021: «Hace un año, tres limpiadoras compartieron la vivienda de tres habitaciones. La de dos la destiné a practicantes de la Escuela de Hostelería de Palma. Este año no vendrán y he decidido guardarla para gente que tenga experiencia». Esas dos plazas «están reservadas para puestos muy difíciles de encontrar en Ibiza, como maîtres o cocineros». Cuando le parece interesante uno de los currículos que le envían, les ofrece esa alternativa habitacional: «Lo agradecen porque saben que en Ibiza hay problemas para tener una vivienda, que está a precios imposibles».

«Inflación salarial»

La escasez de inmuebles es tal que provoca situaciones disparatadas, como que un hotel renuncie a un perfil idóneo porque una mascota forma parte de su ‘equipaje’. Reina se interesó, por ejemplo, por el currículo de una mujer ideal para trabajar de recepcionista, pero el propietario del piso «no quería animales en su inmueble y los que residen en el piso de tres habitaciones, tampoco». «Hemos tenido que prescindir de ella. Por esta tontería», lamenta: «La vivienda es un hándicap». No es de extrañar, pues, que a principios de año apareciera un anuncio laboral en las redes sociales en el que el principal requisito que se exigía a los trabajadores, casi más que la experiencia profesional, fuera tener «casa propia en Ibiza».

No es de extrañar, pues, que a principios de año apareciera un anuncio laboral en las redes sociales en el que el principal requisito que se exigía a los trabajadores, casi más que la experiencia profesional, fuera tener «casa propia en Ibiza»

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Esta situación, que ya provocó serios problemas en 2021 a varias cadenas hoteleras, genera, a juicio de Reina, «una inflación salarial». «Tienes -detalla- que hacer que les sea rentable venir a trabajar a Ibiza. Pero eso distorsiona la estructura salarial de la empresa. Yo lo soluciono porque mi hotel es pequeño, pero imagina uno que tenga 500 empleados, de los que sólo el 50% sean de la isla. A ver cómo los alojas».

El principal responsable de una cadena de hoteles (que prefiere mantener el anonimato) señala que, si bien ha ido a más, este fenómeno lleva varios años ocurriendo: «El hecho de que se haya destinado una parte de la oferta residencial al mercado turístico (de forma legal o ilegal) ha creado un ‘efecto expulsión’ del residente, primero, y del eslabón más débil de la cadena, el trabajador de temporada». En 2021 lo notaron mucho en su grupo: «Hubo problemas de captación de personal muy grandes. No vino la bolsa de trabajadores foráneos y con el mercado local no es fácil completar plantillas».

«El hecho de que se haya destinado una parte de la oferta residencial al mercado turístico (de forma legal o ilegal) ha creado un ‘efecto expulsión’ del residente, primero, y del eslabón más débil de la cadena, el trabajador de temporada»

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«El problema -añade este empresario- es dónde alojarlos. Muchos nos dicen que tienen dificultades para alquilar. Por dos motivos: primero, por carencia física de stock de inmuebles; segundo, porque los propietarios se sienten desprotegidos, creen que con ellos no tienen asegurado el cobro y temen que surjan problemas. Por eso, muchos sí alquilan a las empresas, que les aportan seriedad y seguridad a la hora de pagar. Llegan a acuerdos por toda la temporada y por varios inmuebles».

Precios «flexibles» con empresas

Su cadena recurre a viviendas ajenas y a «activos propios». «Damos alojamiento en nuestros hoteles en las mejores condiciones posibles, algo que aprecian muchísimo: darles casa es como subirles el sueldo. También acudimos a particulares y reservamos algunas de nuestras propiedades para casos de necesidad». En su caso, aproximadamente el 20% de su plantilla procede de allende las Pitiusas y no tiene alojamiento fijo: «Hay que buscárselo».

«Damos alojamiento en nuestros hoteles en las mejores condiciones posibles, algo que aprecian muchísimo: darles casa es como subirles el sueldo"

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Respecto a los precios que les cobran los propietarios, esta fuente asegura que «cuando se les aporta seguridad, la que da una empresa, suelen ser más flexibles. El precio elevado está ligado a la inseguridad».

En algunos casos, su cadena paga parte del alojamiento al trabajador. En otros se les contrata con condiciones que incluyen la vivienda: «Te puedes hacer trampas al solitario, pero si quieres contratar a un cocinero, puedes pagarle más y cobrarle la vivienda, o pagarle menos y proporcionársela».

Algunos de los empresarios consultados señalan que, además de la dificultad de encontrar pisos, algunos de los que están en el mercado son poco menos que pocilgas: «Hay gente que se dedica a aprovecharse de la necesidad que hay», denuncian.

«Nos llegan currículos de la Península, pero no podemos confirmar la contratación porque no encuentran alquileres. A veces se les ha contratado ya pero, al final, rechazan la oferta porque no hay manera de que les alquilen una casa»

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«Nos llegan currículos de la Península, pero no podemos confirmar la contratación porque no encuentran alquileres. A veces se les ha contratado ya pero, al final, rechazan la oferta porque no hay manera de que les alquilen una casa», cuenta Mariagrazia di Pilato, Revenue Manager en el Hotel Riomar. «Intentamos -prosigue- buscar casas y, de hecho, nuestra propiedad ha comprado unos apartamentos para este fin (seis, donde caben dos personas en cada uno), y sigue buscando para alquilar o para comprar con ese fin, de manera que se tengan garantizadas una serie de estancias para la plantilla». En su grupo, muy grande, «el 70% u 80% de la plantilla precisa buscar alojamiento».

«Siempre ha sucedido esto, pero este año más que nunca. Por precio y por falta de pisos», asegura. No sabe cómo lo solucionarán para esta temporada: «Estamos consultando por todas partes, no sabemos qué podremos hacer. Es súper complicado».

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