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Clase maestra sobre el arte del bonsái con Alberto Gemar en Santa Eulària

El experto presenta su proyecto de un bosque formado con pequeños árboles mañana en el Vivero Elx, en una sesión abierta a todos los interesados

Imagen de la jardinera dinde Gemar instalará su bosque de bonsáis | D.I.

El experto en jardinería Alberto Gemar presenta mañana su proyecto ‘Ginko biloba’, «un bosque de árboles de gran dimensión», según destaca su autor. La instalación se llevará cabo desde las diez de la mañana hasta las tres de la tarde, en una jornada de puertas abiertas para todos los interesados en el Vivero Elx, junto a la carretera de Santa Eulària.

Para desarrollar su proyecto, Alberto Gemar cuenta con la colaboración de los alumnos de la escuela Maestros del Bonsái de Ibiza. Precisamente, esta entidad cumple este año su décimo aniversario, «siempre comprometidos con la naturaleza y con este arte milenario.

El árbol más viejo del planeta

Gemar destaca que el ginko biloba es un árbol que sobrevivió a la catástrofe atómica de Hiroshima, durante la II Guerra Mundial. «Es el más viejo del planeta, un árbol viejo y fósil que ha sobrevivido a plagas y enfermedades», apunta el experto en este arte milenario de origen chino, pero que alcanzó su esplendor en Japón.

En los últimos años los bonsáis se han convertido en una de las alternativas más originales a las plantas de interior tradicionales. Son fáciles de cuidar y, según destacan los expertos que se dedican a sus cuidados y crecimiento, aportan calma y paz.

Orígenes

El arte del bonsái consiste en cultivar plantas y árboles de tamaño reducido. Aunque su palabra sea de origen, esta técnica tuvo su origen en China hace 2.000 años. Los monjes taoístas cultivaban estos árboles en miniatura porque los consideraban un símbolo que representaba el puente entre lo divino y lo humano.

Durante siglos la posesión y el cuidado de los bonsáis estuvo ligado a los nobles y a las personas de la alta sociedad. Según la tradición japonesa, aquellos que podían conservar un árbol en maceta tenían asegurada la eternidad, según se detalla en Wikipedia. Así fue como los monjes disponían los árboles pequeños en vasijas a lo largo de las escaleras de los templos y hasta eran fuente de culto.

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