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Paciente del hospital de Ibiza tras un infarto: «Sin hemodinámica aquí hubiera ido nadando a donde fuera»

Vicente Peral, responsable de la unidad, destaca que la rapidez de actuación es la «clave» del éxito

Detalle de la sala de hemodinámica del Hospital Can Misses.

El 27 de noviembre de 2020, Gabriel Ferran llamó a una ambulancia al notar los primeros síntomas de un infarto. «Estaba con quimioterapia por un cáncer de pulmón. Había hecho la segunda sesión y se ve que mi corazón no lo aguantó», explica Gabriel, uno de los primeros pacientes del servicio de Hemodinámica del Hospital Can Misses. Entró por el servicio de Urgencias, donde confirmaron que sufría un infarto, tras lo que quedó ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Y fue ahí donde entró en contacto con el entonces recién creado servicio. A los pocos días de estar en la unidad de críticos le colocaron un stent y poco después un segundo. «El 2 de diciembre fue el primer cateterismo y el 9 el segundo», explica el paciente echando mano de una chuleta con las fechas que guarda en su móvil.

Gabriel Ferran es uno de los más de 400 pacientes atendidos por el servicio de Hemodinámica de Can Misses desde que éste se puso en marcha, en octubre de 2020. «En plena pandemia», recalcan desde el Área de Salud pitiusa, que hace hincapié en que la actividad de estos catorce meses ha superado en mucho las previsiones iniciales.

Personal del servicio de Hemodinámica, esta semana, en el Hospital Can Misses. | ASEF

Más actividad de la prevista

La gerencia de Can Misses calculaba atender por patologías cardiovasculares a alrededor de 300 pacientes, cifra que se ha superado en un centenar. En estos catorce meses se han hecho 407 diagnósticos: 337 por procedimientos y otros 70 por técnicas. Además, se han realizado 164 intervenciones coronarias y atendido unos 60 códigos infarto. De estos últimos, 40 son «atenciones de emergencia por infarto agudo de miocardio».

«Se trata de unas cifras muy elevadas, sobre todo si tenemos en cuenta que aún compartimos parte de la actividad con la Policlínica Nuestra Señora del Rosario», comenta Vicente Peral, responsable del servicio de Hemodinámica de Can Misses y jefe del servicio de Cardiología del Hospital Universitario Son Espases, cuya aspiración es que el hospital ibicenco pueda asumir todos los casos. En estos momentos se atienden en Can Misses el 99% de ellos. Algunos se derivan a la Policlínica y aquellos en los que se necesita cirugía torácica, a Mallorca.

Peral afirma que implantar hemodinámica en Can Misses, un proyecto que hacía años que se reclamaba, ha sido «muy ilusionante». El responsable del servicio recuerda que la hemodinámica lleva «muchos años» ofreciéndose en el hospital de referencia de la Comunitat, cuando éste era aún Son Dureta. El especialista destaca la importancia de contar con este servicio en la isla. Y de hacerlo mediante «una coordinación balear de hemodinámica e intervencionismo que permite ofrecer la misma atención a todos los ciudadanos de Balears, independientemente de la isla en la que vivan». La gerente del Área de Salud pitiusa, Carmen Santos, califica de «acierto» haber incorporado, por fin, esta prestación en Can Misses. «Los resultados avalan esta ampliación de la cartera de servicios», afirma.

Destaca. también, que, por las pequeñas dimensiones de la isla, cuando se activa el código infarto es posible atender al paciente con muchísima celeridad. «En cardiología se dice que el tiempo es músculo», señala Peral, que detalla que este código se activa cuando el paciente, al notar los primeros síntomas, llama al 061.

En ese momento, se activan los móviles de los médicos de guardia, que en menos de 20 minutos están en la sala de hemodinámica, donde el personal de la ambulancia, para ahorrar tiempo, lleva al paciente. Estos tiempos son posibles no sólo porque en la isla las distancias son muy cortas sino, además, porque los hemodinamistas, que se desplazan regularmente desde el hospital de referencia están en Can Misses. Incluso duermen allí. En la residencia para profesionales, detalla. De hecho, en este espacio hay una habitación siempre reservada para los profesionales de este servicio.

La «hora de oro»

«Cuanto antes se abra la arteria, antes se recuperará el músculo y el daño será mínimo», comenta el coordinador del servicio, que señala que en las tres primeras horas tras un infarto se muere el 50% del corazón. Por eso se activan estos códigos infarto, para que el tiempo de apertura no llegue a la hora y media y que el daño sea mínimo.». A la primera hora se la conoce, de hecho, como «la hora de oro». «La rapidez es la clave del éxito», insiste.

Peral asegura que este sistema «funciona perfectamente». De recursos humanos asegura que en el servicio de Can Misses están bien. Eso sí, los hemodinamistas van rotando porque, a pesar de que la actividad que en estos catorce meses está teniendo el servicio supera las previsiones, no alcanza la necesaria para garantizar la destreza de los profesionales, que en su día a día en Mallorca hacen varios cateterismos por jornada.

Sobre la tecnología que se emplea en el servicio ibicenco, que ocupa más de 200 metros cuadrados, asegura que es «puntera». La sala cuenta con «un equipo Azurion 7C20 de intervencionismo para hemodinámica, cirugía vascular y neurorradiología intervencionista de altas prestaciones». La máquina, con la que se diagnostican y tratan dolencias cardiovasculares, está suspendida desde el techo.

El perfil del paciente de este servicio es bastante amplio. Los hay de entre 45 y 65 años con los que el proceso es «rápido». Pero también, dado que la sociedad es cada vez más longeva, usuarios octogenarios, muchos con otras enfermedades, con los que la actuación suele ser más compleja: «El acceso es más complicado porque las arterias están más duras», comenta el responsable del servicio, que está convencido de que la edad de los pacientes seguirá aumentando. Aunque cada vez atienden a más mujeres, éstas son todavía menos que los hombres algo que se debe, considera el médico, a que la manifestación clínica de un infarto es diferente en las mujeres, así como a que éstas suelen acudir más tarde al hospital y a que su resistencia al dolor es mayor.

Peral destaca que los procedimientos de hemodinámica son mínimamente invasivos, lo que no sólo supone menos riesgos para el pacientes sino, además, facilita que la recuperación sea más rápida y con menos complicaciones. Gabriel Ferran sabe bien a qué se refiere Peral. Hace 30 años, la primera vez que tuvo un infarto, tuvieron que operarle en Barcelona. «Fue a corazón abierto. Aquellas operaciones eran a vida o muerte», recuerda el paciente, que detalla que en aquella intervención le pusieron dos bypass. Nada que ver con las últimas intervenciones para hacerle los cateterismos, continúa Gabriel Ferran, cuyo médico es, precisamente, Vicente Peral, para el que sólo tiene buenas palabras. «Voy a las visitas de seguimiento a Palma, con él, que además de buen profesional es encantador», continúa el paciente, que señala que, para él, el trato humano y amable por parte de los médicos es casi tan importante como el hecho de que sean buenos profesionales.

Como paciente experto de cardiología —«en estos años no sólo he tenido los infartos, también anginas de pecho y síncopes, detecto un infarto con los primeros síntomas»— Gabriel Ferran tiene claro qué hubiera hecho si en Ibiza, en noviembre de 2020, no hubiera habido hemodinámica: «Me hubiera ido, aunque fuera nadando, a donde fuera».

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