«Un solo orientador educativo para más de 400 alumnos». Es el patrón que se repite en los centros educativos de Ibiza y es «totalmente insuficiente». Lo dice la orientadora del IES Quartó del Rei, Olivia Senovilla, que asegura que es «imposible» llegar a todo y a todos.
Su figura es fundamental en el centro y abarca desde detectar a tiempo cualquier problemática educativa o personal en los alumnos hasta asesorar al profesorado y a las familias. Todo esto sin olvidar «toda la burocracia que tenemos que hacer, que nos quita mucho tiempo para todo lo demás» explica. Para todo lo «importante», que son los estudiantes.
En el departamento de orientación de este instituto hay seis profesionales, cinco maestros en Pedagogía Terapéutica y ella, graduada en Psicología. «Ellos se encargan del tema académico e inciden en las necesidades que tiene el alumno en este sentido, si necesita apoyo en el aula, etc, mientras que mi papel es orientar a los tutores sobre las actividades que pueden desarrollar para fomentar valores como la empatía o la convivencia en el centro, además de tener un apartado dedicado a la evaluación sobre las necesidades específicas que tiene cada alumno y el asesoramiento a los padres».
FUNCIONES DEL ORIENTADOR
Da soporte a los alumnos y profesores del centro y también a familiares
El objetivo es detectar a tiempo cualquier problemática educativa o personal en los alumnos y, también, asesorar al profesorado.
QUEJAS DEL DEPARTAMENTO
Detectan trastornos de salud mental y no tienen recursos para abordarlos
Aseguran que el covid ha agudizado la situación de muchos estudiantes y piden incrementar el número de especialistas en los centros.
CONSELLERIA DE EDUCACIÓN
Las matriculaciones para este curso en las Pitiüses superan las 21.000
Hay orientadores, dicen, que trabajan simultáneamente en diferentes centros.
Mucho que abarcar y pocos recursos. «Cojeamos a la hora de dar apoyo emocional», reconoce. Y la situación, en todo lo relacionado con la salud mental, les está desbordando, sobre todo a raíz de la pandemia. «Me estoy encontrando muchísimos trastornos de conducta alimentaria, más de diez en poco tiempo, y uno de ellos es muy grave; con solo ver al alumno te das cuenta de que tiene una anorexia severa», lamenta.
Cómo actuar
¿Y qué se hace ante una situación así? Alertar a los padres. «Les explico lo que veo y les digo que pidan cita con el médico para que pueda derivar el caso a salud mental», señala. Un proceso que, insiste, sería más directo si hubiera psicólogos o más orientadores en los centros. «De manera individual no puedo ver casi a ningún alumno, unos tres a la semana, porque tengo muchas reuniones cada día, casi todo relacionado con la vertiente académica», indica.
Además de este trastorno está detectando «demasiados casos de ansiedad». «De repente me llaman para que vaya corriendo al aula porque alguien está hiperventilando; ni ellos mismos saben identificar el desencadenante del episodio, pero vas rascando y salen cosas», explica. De hecho, deja claro que hay problemas de salud mental que no tienen etiqueta, pero condicionan igualmente al estudiante.
«El otro día me vino un alumno de 2º de Bachillerato a preguntarme si podíamos hablar. Tenía una situación personal desastrosa y solo necesitaba contársela a un profesional. El problema es ese, que no tienen a quién contárselo», lamenta Senovilla, que insiste en aumentar el número de orientadores en los institutos.
En este sentido, Antonio Márquez, presidente de la Asociación de Directores de Secundaria, reconoce que este asunto está a la orden del día. «Los directores me han transmitido la necesidad de tener la figura del psicólogo en los centros debido al incremento de casos que están viendo en algunos centros, especialmente tras el covid», subraya.
Aunque, de momento, no han hecho una petición formal al Govern para aumentar los recursos en los centros, dice que es un tema que está encima de la mesa. «Ha habido situaciones emocionales difíciles siempre, pero han aumentado mucho. Si antes tenías un caso puntual relacionado con un tratamiento psicológico, ahora hay cuatro de esta tipología, pero es que puede haber varias relacionadas con diferentes aspectos», añade.
Las cifras que maneja la conselleria balear de Educación constatan estas quejas.
Datos de Educación
Para el curso actual hay 53 orientadores en las Pitiusas (47,5 en Ibiza y 5,5 en Formentera) para todos los niveles educativos, aunque explican que en los centros de Primaria comparten orientador, esto significa que el profesional trabaja simultáneamente en diferentes colegios. A los orientadores se suman 23,5 Profesores Técnicos de Servicio a la Comunidad (PTSC), que pueden ser educadores sociales, trabajadores sociales, psicólogos, pedagogos, psicopedagogos y antropólogos sociales; uno de ellos destinado al IES Marc Ferrer de Formentera.
En total, hay 60 centros educativos, entre colegios e institutos públicos en las Pitiusas. Según datos de matriculaciones aportados por la conselleria, en Ibiza hay 20.142 alumnos y 1.213 en Formentera; más de 7.700 son de Secundaria, el colectivo que más precisa del recurso del orientador.
Desde Educación explican que hay un convenio con la conselleria de Asuntos Sociales para que, cuando se abra un protocolo de acoso, la víctima reciba atención psicológica. También aseguran que se imparte formación específica entre los profesores «para acompañar al alumnado en procesos emocionales, que la dan los psicólogos».
