La Policía Local de Sant Josep junto con la Guardia Civil ha iniciado a primera hora de esta mañana el dispositivo que servirá para desalojar a las familias que todavía residen en el interior de los edificios Don Pepe, en es Codolar.

Las familias que todavía residen en el bloque A de los apartamentos Don Pepe, en es Codolar, deben desalojar hoy sus casas tras cumplirse el plazo dictado por el Juzgado de lo Contencioso número 3 de Palma. Este será el tercer desalojo forzoso del bloque A, que hoy, tras la salida de los residentes en las escaleras 3, 4 y 5, debe quedar vacío por completo. El equipo de gobierno rehusó ayer dar ninguna explicación sobre el dispositivo policial que se montará para forzar la salida de las familias que residen en este inmueble declarado en ruina por el Ayuntamiento.

A las siete y cuarto de la mañana ya había un control de acceso de la Guardia Civil a los apartamentos Don Pepe, y a las ocho han llegado cuatro coches de este cuerpo y otros tres de la Policía Local de Sant Josep. Un cerrajero ha abierto poco después la puerta de la escalera 3 para proceder al desalojo, y poco antes de las diez de la mañana ha hecho lo mismo con la puerta de la escalera 4, donde agentes de la Policía Local han colocado precintos en los pisos que van quedando vacíos.

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Desalojo de los vecinos del Don Pepe

En el exterior del edificio se acumulan muebles y enseres de los propietarios de los pisos, que han sacado esta misma mañana.

Un portavoz del Ayuntamiento explicó ayer que de las familias afectadas (unas 24), ya hay nueve con las llaves de los apartamentos Bon Sol, el alojamiento provisional que ofrece el Consistorio durante dos meses prorrogables otros dos, otras tres ya han sido autorizadas para instalarse y, aparte, otras siete están tramitando con los servicios sociales las ayudas para el pago del alquiler de otra vivienda.

Silvia Hernández, presidenta de la Asociación de Vecinos de los edificios Don Pepe y portavoz de los afectados, calcula que unas 50 personas están afectadas por este tercer desalojo, entre ellas cinco menores y un bebé. «Es un trago muy amargo. La gente está muy mal anímicamente», lamentó ayer la portavoz de los afectados, que vivió dos meses en los apartamentos Bon Sol. «Es algo muy temporal. Es una habitación con una o dos camas y una cocina con una nevera de hotel. No sé cómo se organizarán las familias con niños», dijo.

(Habrá ampliación)