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Vivienda

Agustín Crespo: De Ibiza a Dos Aguas, crónica de un «destierro»

A punto de ser desahuciado por impago del alquiler, este salmantino de 69 años deja su hogar durante casi quince años en la isla para residir en un pueblo de Valencia en una casa que durante un año le costeará el Ayuntamiento de Ibiza

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Desahucio de Agustín Crespo en Ibiza. TONI ESCOBAR

Con la cabeza gacha y gesto pensativo Agustín Crespo espera en el salón de su casa la llegada de las personas que van a ejecutar la orden de desahucio. Está convencido de que hoy (por ayer) es la fecha señalada para el lanzamiento y así se lo ha comunicado a Graciela Masiano, coordinadora en Balears del movimiento pensionista Otoño Caliente, y a Rafa Sánchez, secretario general del sindicado CGT en la comunidad, que han querido acompañarle en este trance. En la que ha sido su vivienda durante prácticamente quince años ya solo queda el mobiliario básico y un pequeño trasportín que le ha regalado Sánchez. En él trasladará mañana (por hoy) a su querida perra Nikita cuando se embarquen con destino al que será su nuevo hogar, en tierras valencianas. «Los muebles se quedan aquí, solo me llevo lo que me pertenece, mis libros, mis poesías, mis cuadros y mis recuerdos, nada más. Mis manos están limpias, nunca he robado a nadie, por eso estoy como estoy», afirma mostrando sus palmas.

Primer plano de Agustín Crespo. TONI ESCOBAR

Este salmantino de 69 años, que sobrevive con tan solo los 469 euros que recibe del ingreso mínimo vital, apenas duerme desde que se le comunicó que tendría que abandonar su piso en los Apartamentos Lido, en ses Figueretes, por impago de alquiler. En principio, recuerda, debía dejar la vivienda el 9 de noviembre, pero el Juzgado de Ibiza admitió la petición para prorrogar de forma extraordinaria un mes este desahucio. Durante este margen de tiempo y con la ayuda de CGT y el apoyo económico del Ayuntamiento de Ibiza, Crespo ha conseguido encontrar una casa de alquiler a un precio módico que se puede permitir con sus escasos ingresos. Es una vivienda de cuatro habitaciones en Dos Aguas, un municipio de la provincia de Valencia, que cuesta 250 euros al mes. «Se ha optado por el destierro porque con la renta mínima vital no da para costearse un alquiler en Ibiza y los únicos recursos eran el albergue o pisos tutelados, pero ni había plaza ni el perfil de Agustín es el adecuado para optar a esta solución», lamenta Rafa Sánchez.

"En este edificio hay trabajadores que pagan 850 euros al mes de alquiler y no pueden comer"

Rafa Sánchez - Secretario general del sindicado CGT en Balears

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Aunque el caso de Crespo «ha sido más mediático por ser un activista social conocido y afiliado a la CGT», el secretario general de este sindicato en Balears recalca que situaciones como la suya se dan «todos los días en Ibiza, pero pasan desapercibidas porque nadie les da voz». El problema, denuncia, «es que no hay vivienda social disponible a corto plazo en ningún municipio de la isla». «En este edificio hay trabajadores que pagan 850 euros de alquiler al mes y no pueden comer», asegura el sindicalista.

Fue CGT quien habló con la concejala de Bienestar Social del Ayuntamiento de Ibiza, Carmen Boned, para buscar una solución al desahucio de Crespo. El Consistorio se comprometió a pagar por adelantado un año de contrato de alquiler en una vivienda en la Península y a ponerse en contacto con los Servicios Sociales del municipio en el que estableciera su residencia Crespo para hacer un seguimiento de su caso. «Es el Ayuntamiento de Ibiza quien paga también su traslado y la mudanza», detalla Sánchez, que mañana (por hoy) le acompañará al puerto de Ibiza, donde cogerá el barco a Valencia.

Agustín Crespo estas semanas no para de «pensar y escribir, poemas y artículos». «Hoy he estado escribiendo sobre los refugiados que están en Grecia», comenta.

Mientras espera resignado al momento en que tendrá que entregar sus llaves, Crespo recita algunos versos de su propia cosecha mientras mira con amor a su perrita, acurrucada sobre una manta en el suelo del salón. Nikita llegó a la vida de este salmantino el mismo año en el que él se instaló en Ibiza. «Entró por esa puerta un 10 de diciembre y va a irse de la isla el mismo día», señala su dueño. La perrita, de catorce años, es ciega, sorda y está enferma.

Nikita, sobre una manta en el salón de la que hasta ayer era la vivienda de Agustín Crespo. TONI ESCOBAR

Crespo, emocionado, rememora sus primeros años en la isla. En Ibiza estuvo trabajando años en hostelería, como cocinero. Luego desempeñó otros trabajos relacionados con el turismo y el mantenimiento de fincas, pero los últimos empleos que consiguió fueron precarios, sin contrato. Explica que trabajó hasta 2017, cuando empezó a encontrarse mal. Consiguió la declaración de invalidez por enfermedad, pero la pensión no le fue concedida por una deuda de 11.000 euros que arrastraba con la Seguridad Social. «Estos años he sobrevivido gracias a la caridad de los vecinos. En 2019 dejé de pagar el alquiler y en 2020 el propietario me puso la demanda», detalla. Mira la hora, son más de las doce y no hay noticias del juzgado de Ibiza, cuando Crespo esperaba que el desahucio se ejecutara a las 11.30 horas. Está impaciente porque tiene que ir a Servicios Sociales del Ayuntamiento de Ibiza a buscar su billete de barco.

«El destino me dice que voy a un buen sitio, creo que voy a hacer un buen cambio»

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Rafa Sánchez trata de contactar en varias ocasiones con el Juzgado de Primera Instancia número 4 de Ibiza sin éxito. Finalmente consigue hablar con el Servicio Común de Notificaciones y Embargos, que es quien tiene que llevar a cabo el lanzamiento, y le confirma que el desahucio no está previsto para ese día. Crespo llama a su abogada, que le aclara que «una cosa es la prórroga de un mes que se le ha concedido y otra la fecha para ejecutar el lanzamiento», que todavía no se ha fijado. «Necesito entregar las llaves porque mañana me voy», le insiste Crespo, que tras unos trámites de su letrada, consigue dárselas horas más tarde a la hija del propietario. Esta noche, explica, dormirá en otra vivienda de los Apartamentos Lido que le han dejado. «Todavía hay empatía en Ibiza», comenta antes de empezar a hablar de su nuevo hogar, al que han trasladado ya sus objetos personales. No conoce Dos Aguas, pero ha curioseado por internet y le parece un buen sitio para vivir.

Ya tiene proyectos: dice que quiere devolver el favor que le ha hecho el Ayuntamiento de Ibiza y acoger en su nuevo alojamiento a ocho personas sin hogar. «Durante un año les quiero ofrecer mi casa y comida», afirma resuelto. «El destino me dice que voy a un buen sitio, creo que voy a hacer un buen cambio», comenta. Dos Aguas es un pueblo que está enclavado entre montañas y Crespo, un enamorado del mar, está contento porque la costa solo le quedará a una hora y podrá hacer alguna escapada. Se vuelve a emocionar. A su lado Nikita, que sigue recostada en el suelo, no para de gemir. Parecen sollozos, como si presintiera que se va de su hogar.

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