Ares y Gilda, de siete años, no se separan del mural a medio pintar que preside la carpa del 25N. Son cerca de las siete de la tarde y las pequeñas llevan casi una hora sentadas en el suelo y dando color al lienzo. Gilda se afana con el azul en la parte baja del diseño mientras que Ares da forma a la camiseta morada de una de las cinco protagonistas del cuadro.
Ellas no se mueven del rincón más iluminado del final de Vara de Rey, a donde las casetas del Mercat de Nadal, ya instaladas, han desplazado la concentración en contra de la violencia machista, pero sus compañeras de lienzo que les sacan unos cuantos años, incluso décadas, van variando.
Inés Clapés, maestra y artista impulsora de la iniciativa, sonríe debajo de la mascarilla al ver a niñas, jóvenes, maduras, mayores y muy mayores llenando de colores su mural —«hice el diseño hace unos días para que hoy lo pintaran entre todas»— y que confía en que, a última hora de la tarde, esté acabado. Por Ares y Gilda no será, que pintan a destajo.
«Ana. Tres anys...», empieza a escribir una joven en una de las cartulinas moradas que presiden una de las mesas colocadas bajo la carpa. Ahí, en esa mesa, no hay lugar para las sonrisas. Sólo para el recuerdo. Ahí, en esa mesa, se escriben los nombres de las mujeres y los niños y niñas asesinados, víctimas de la violencia machista. Los carteles, con diferentes caligrafías y tonos de morado, forman, colgados con pinzas entre los árboles, una triste exposición. Ahí está Florina Gogos, a la que mataron con sólo 19 años el 30 de enero en Albal, Valencia. A su lado, en una cartulina decorada con un corazón, está Cristina, asesinada el 15 de enero en A Coruña. Con ellas está Teresa, víctima de la violencia de género cuando tenía 91 años, en Tarragona, el 24 de marzo.
La ristra de cartulinas se hace dolorosamente larga. Angelita, María Isabel, Josepa, Mari Carmen, Josefina, Paula, Alicia, Rosario, Caridad, Mari Paz... Y así hasta completar las 37 mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas. Algunas no tienen nombre. «Desconocido», se lee. Otras pocas cartulinas se presentan tremendamente crueles. Ana, víctima de la violencia machista con sólo tres años. O Mohamed, con siete. La edad de Ares y Gilda, que a falta de unos minutos para que empiece la lectura del manifiesto siguen sentadas frente al mural, dando las últimas pinceladas. Inés, a quien alguien le ha pintado dos guerreras líneas moradas en las mejillas contempla la obra colectiva, que dentro de unos días, «después de repasar algunas cosas», formará parte de la decoración del Casal d‘Igualtat de Vila.
Para cuando Ares y Gilda dejan descansar los pinceles alrededor de cien personas se concentran ya en los oscuros alrededores de la carpa. Entre ellos, quienes lidian todos los días con la desigualdad entre hombres y mujeres. También políticos. Feministas de todas las edades, algunas de ellas luciendo las prendas más moradas de sus armarios, pancartas que han elaborado en casa y globos violetas. Mientras bajo el único punto de luz seis mujeres leen el manifiesto, Tamara, aún con restos de pintura azul y morada en los dedos, no puede apartar la mirada de una de las cartulinas. La de María Teresa, asesinada en Laviana, Asturias, en mayo. «Tiene mi edad. Podría ser yo», susurra sin parpadear.
Pide ayuda
El 016 atiende a las víctimas de todas las violencias contra las mujeres. Es un teléfono gratuito y confidencial que presta servicio en 53 idiomas y no deja rastro en la factura. También se ofrece información a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y asesoramiento y atención psicosocial mediante el número de Whatsapp 600 000 016. Además, los menores pueden dirigirse al teléfono de ANAR 900202010.
