Diario de Ibiza

Diario de Ibiza

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

‘Los monólogos de la Historia’

Rafael Alberti resucita en Ibiza

Julio Herranz y Cuqui Lladó dieron vida ayer a uno de los grandes de la Generación del 27, Rafael Alberti, para rememorar su estancia en Ibiza en verano de 1936 junto a su primera mujer, la también escritora María Teresa León. Junto a la cueva que les sirvió de escondite cuando estalló la Guerra Civil, estudiantes y público en general revivieron aquel episodio gracias a estas lecturas dramatizadas

Lectura dramatizada de Julio Herranz en la zona donde se refugiaron Alberti y León cuando estalló la guerra. | VICENT MARÍ

Un grupo de adolescentes recorre el final de Platja d’en Bossa en dirección a la Torre de sa Sal Rossa. Luego se adentra en el bosque para dirigirse al lugar en que hace 85 años se refugiaron el poeta Rafael Alberti y la escritora María Teresa León al estallar la Guerra Civil. Muchos de estos jóvenes, estudiantes de cuarto de ESO del instituto Algarb, en Sant Jordi, no habían visitado hasta ahora la cueva que en julio de 1936 dio cobijo a la pareja durante tres semanas. De hecho, buena parte de ellos ignoraban quiénes eran el reconocido poeta y la autora olvidada de la Generación del 27 y que hubieran estado en Ibiza hasta que su profesora de Literatura, Teresa Navarro, les puso en antecedentes. «Hasta primavera no llegaremos a la Generación del 27 así que ayer (por el jueves) adelanté temario y les hablé de Alberti y María Teresa León y de la cueva», comenta Navarro, a la que le acompañan otros dos docentes, Magda Wauquier y Óscar Martínez.

Los estudiantes, guiados por Joana Guirado y Anna Ribas, de la biblioteca de Vicent Serra y Orvay, llegan hasta el lugar en el que se encuentra la famosa cueva. «No tiene muy buena pinta», comenta José a su compañera Yasmina, que opina que «hay que ser muy valiente para resguardarse en un lugar así».

Los estudiantes del Algarb escuchan la lectura dramatizada de Julio Herranz. | VICENT MARÍ

El grupo se sienta entre arbustos y pinos, el más alto, quién sabe, puede ser aquel «gran pino protector» que se quedó grabado en la memoria de Alberti. En uno minutos el poeta Julio Herranz, metido en la piel del genial autor, hablará de ese árbol al rememorar las seis semanas de estancia de Alberti y León en Ibiza.

El sol acompaña, y también los mosquitos, a esta lección de literatura al aire libre. Se escucha hablar de fútbol mientras Ramon Mayol, promotor de la iniciativa y responsable de Produccions Aïllades, prepara la cámara para grabar la nueva entrega de la serie ‘Los monólogos de la Historia’.

Tras una breve intervención de Cristina Ribas, la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Sant Josep, organizador del evento a través de la biblioteca de Sant Jordi, Mayol toma la palabra. Antes de hacer una somera introducción sobre la visita de Alberti y León, recuerda que hoy (por ayer) es el Día Internacional de la Mujer Emprendedora para luego explicar que la lectura dramatizada que van a presenciar pretende ser un «pequeño homenaje a Teresa León y a todas las mujeres que han luchado por la igualdad». «Es por ese motivo que la lectura de esta tarde la hará una mujer, la actriz Cuqui Lladó», apunta.

Le toca el turno a Herranz. El texto que va leer, explica, es obra del escritor Carlos Garrido y fue un encargo de Mayol: «Es un resumen de siete folios que el autor mallorquín hizo de una obra, ya descatalogada, de Antonio Colinas, ‘Rafael Alberti en Ibiza: seis semanas del verano de 1936’, el primer libro que abordó el tema de la Guerra Civil en Ibiza».

El poeta Julio Herranz, ayer, delante de la cueva en la que se refugiaron León y Alberti. Vicent Marí

Herranz no se limita a narrar «la historia privada de amor y guerra» que vivieron en la isla Alberti y León. Intercala anécdotas de la segunda y última visita del poeta gaditano a Ibiza, en 1986. Las conoce de primera mano, porque Herranz, periodista, además de escritor, ejerció de secretario de Alberti en aquella ocasión.

A través del poeta roteño, los alumnos viajan al verano de 1936. Por aquel entonces, Alberti, con 34 años, se disponía escribir una obra de teatro y pensó que Ibiza podría ser un lugar tranquilo para concentrarse en el proyecto. El 28 de junio el poeta y la escritora se embarcaron en un vapor correo hacia la isla. Alquilaron por 5 pesetas una pequeña vivienda junto al Molí de Can Socarrat, en Puig des Molins.

La voz de Herranz adquiere el timbre «campanudo» de Alberti para recitar unos versos de su poemario ‘Retorno de lo vivo lejano’ en los que rememora aquel molino de vela ubicado «en la colina de muertos antiguos».

La Ibiza a la que llegó la pareja de escritores era, en palabras de Alberti, «como una isla de Teócrito». Vivir en las Pitiusas, en aquella época, salía barato y el tiempo transcurría lento.

De paraíso a prisión

Tras unos días de aislamiento y contemplación, la pareja se dedicó a visitar Ibiza. En el recuerdo y en los versos de Alberti quedaron impresos los nombres de míticos locales del puerto, como el Café La Estrella. Escucharon allí noticias inquietantes: el asesinato de Calvo Sotelo, los avisos de movimientos militares...Decidieron entonces volver a Madrid. En otro bar del puerto escucharon la noticia del estallido de la guerra. Se levantaron la mañana del 19 de julio dispuestos a coger el barco, pero al toparse con la guarnición militar de Ibiza en el paseo de s’Alamera decidieron regresar a casa. Un amigo, Antonio, les informó de que se estaban clausurando locales y que se estaba deteniendo a gente y les apremió a esconderse. Ibiza, de repente, pasó de ser un paraíso a convertirse en prisión para la pareja. Una mañana de sol esplendoroso, en el exterior de su vivienda, divisaron a dos Guardias Civiles que se dirigían a su casa. Olfateando el peligro se ocultaron tras las ramas de la higuera que había en su jardín. Herranz rememora cuando en el 86 Alberti, que volvió a la isla para participar es un ciclo literario, quiso ver si todavía seguía en pie el árbol que «les salvó la vida».

León y Alberti decidieron huir de Puig des Molins y se dirigieron hacia Platja d’en Bossa, atravesaron sus «arenas ardientes», aquellas que han pisado hace apenas media hora los estudiantes del instituto Algarb, y al llegar a la Torre de sa Sal Rossa se encontraron a Pau García, un amigo marinero del Café La Estrella que les mostró el lugar donde refugiarse, justo donde ahora están todos escuchando con atención la lectura dramatizada de Herranz.

En aquel bosque y en aquella cueva la pareja de escritores se escondió junto a otras personas durante tres semanas. Pau les construyó una barraca, que León bautizó como «el hotel del pino». Dormían como podían sobre un lecho de hojarasca y comían de lo que los compañeros les traían. Alguien les habló de un pescador dispuesto a llevarlos a Denia en su barca, pero en el último momento este hombre se echó atrás. Su escondite cada vez se les hacía más incómodo.

La llegada a Ibiza de la expedición republicana comandada por Bayo y Uribarri fue su salvación. Cuando supieron que se habían hecho con la isla, Alberti y María Teresa León vieron la oportunidad de regresar a la península y lo hicieron con la primera escuadra republicana que había tomado la isla.

Apunto de concluir esta «historia épica», como la define uno de los estudiantes, Julio Herranz, metido de lleno en el papel de Alberti, se emociona, como si fuera él quien se despidiera de Ibiza desde la cubierta del barco. Con la voz rota y los ojos llorosos el poeta declama: «Adiós capitán de la gloria, paraíso de nuestra vida, adiós».

Compartir el artículo

stats