La pandemia reduce un 20% los abortos voluntarios en las Pitiusas
Los médicos del Área de Salud pitiusa Rodolfo Moreno y Cristina Molina participan en la primera jornada de la Sociedad Balear de Contracepción, en el Hospital Son Llàtzer | El 95% de los abortos se practican en las primeras seis semanas de gestación
Los abortos voluntarios se han reducido «al menos un 20 o un 25%» con la pandemia, afirma Rodolfo Moreno, jefe de Ginecología y Obstetricia del Hospital Can Misses, antes de participar en la primera jornada organizada por la Sociedad Balear de Contracepción. La agrupación se constituyó, precisamente, el pasado viernes en el Hospital Son Llàtzer, una vez concluidas las mesas redondas y ponencias, en las que también participó la doctora Cristina Molina, responsable de la Unidad de Atención a la Mujer del centro de salud de es Viver.
El año pasado, la sanidad pública practicó en Ibiza y Formentera un total de 367 interrupciones voluntarias del embarazo, menos de las acostumbradas, algo que Moreno achaca al menor flujo de gente que ha habido en las Pitiusas. «Con la vuelta a la normalidad veremos probablemente cómo las cifras vuelvan probablemente a los niveles que teníamos antes», reflexiona el médico, que destaca el elevado porcentaje de abortos voluntarios que se realizan en la sanidad pública pitiusa: un 90% del total, cifra que en conjunto de la Comunitat es del 59%.
El ginecólogo detalla que Balears es, junto con Madrid y Catalunya, de las comunidades con la tasa más elevada de abortos: 14 por cada mil mujeres de entre 15 y 44 años cuando este dato, en España, «oscila entre once y doce». En Ibiza, continúa, es aún más elevada. «Sobrepasamos los quince», apunta Moreno, que achaca este dato tan elevado «a una población joven, en crecimiento, con mucho recambio, con muchas personas de temporada, con contratos poco estables, con precariedad laboral y con problemas de acceso a la vivienda».
Peculiaridades de Ibiza
«Todo eso hace que no se pueda seguir adelante con un embarazo, en poblaciones del centro de España no tienen una tasa tan alta porque no tienen las peculiaridades de la isla de Ibiza», continúa el médico poco antes de participar en la primera mesa redonda de las jornadas, ‘Interrupción voluntaria del embarazo en Balears’, junto con Francisco Javier Agüera Ortiz (Hospital Son Llàtzer), Manuel Oliver Díaz (Hospital Mateu Orfila) y Elena Jiménez Belío (Hospital Son Espases).
El experto destaca que en los últimos años «la difusión de los medicamentos ha facilitado mucho el acceso» de las mujeres a una interrupción voluntaria del embarazo. Un momento «traumático» para las mujeres que toman la decisión de abortar y que con la medicación no tienen que verse «en un ambiente extraño con profesionales a los que acaban de conocer». «Hemos ganado en intimidad, que sea un acto en la intimidad de cada mujer y cada familia», indica el médico, que hace hincapié en que parte de esa prestación se ha pasado, de hecho, a Atención Primaria. «Eso supone un seguimiento en el que se pueden prevenir nuevos abortos», afirma Moreno, que recalca: «Una interrupción voluntaria de un embarazo es un poco el fracaso de la contracepción, de la planificación familiar a nivel social. Cuanto mayor sea la cobertura anticonceptiva, se reducirán los abortos voluntarios, no a costa de limitar el derecho sino por una mayor concienciación».
90% De los abortos voluntarios de las Pitiusas se hacen en la sanidad pública
El 90% de las interrupciones voluntarias del embarazo practicadas en las Pitiusas se llevan a cabo en la sanidad pública, una tasa muy por encima de la media balear, donde es de un 59%.
15 Interrupciones de embarazo por cada mil mujeres de entre 15 y 44 años
En Ibiza se registran 15 interrupciones voluntarias del embarazo por cada mil mujeres de entre 15 y 44 años, algo más que en Balears, donde se contabilizan 14, y que en el total de España: entre 11 y 12.
El médico reconoce que hay segmentos de la población en los que se concentran más los embarazos no deseados: «No todo el mundo tiene el mismo acceso a las prestaciones. Está en función de la renta, la cultura... Los abortos voluntarios se concentran en la población más desfavorecida, más vulnerable». Moreno asegura que más del 95% de ellos se practican, en Ibiza, «en las primeras cinco o seis semanas de gestación» y que todos los que se llevan a cabo de forma más tardía, alrededor de un 4%, «se producen porque la mujer decide interrumpir su embarazo por malformaciones graves del feto, a veces incompatibles con la vida o que ponen en grave peligro la salud de la madre». Estos, señala, son los mínimos. La inmensa mayoría son embarazos no buscados: «Se calcula que entre un 40 y un 50% de gestaciones no están planificadas y la mitad de ellas acaba en un aborto».
En este sentido, uno de los objetivos que se ha marcado la recién constituida Sociedad Balear de Contracepción es que la cobertura anticonceptiva alcance al 95% de las mujeres en edad de gestar. En estos momentos, en España, estas medidas sólo alcanzan a algo menos del 80% de esas mujeres. Para ello, defiende el jefe de Ginecología de Can Misses, no hace falta un especialista, ya que una matrona o un médico de familia pueden recetar también métodos anticonceptivos. Además, destaca la importancia de que todo el personal sanitario se conciencie y se implique en conseguir que todos los embarazados sean planificados: «Preguntar por ello a las mujeres que acudan a sus consultas por cualquier otro motivo. Estar alerta en las edades de riesgo, como las adolescentes, y también las que pertenecen a grupos vulnerables o socioculturales bajos». «Ahí, Atención Primaria tiene una posición inmejorable. Es una pena que con la crisis se hayan reducido sus presupuestos, porque todo lo que se haga en Primaria no llega al hospital y eso supone menos sufrimiento y menos gasto», explica el jefe de Ginecología refiriéndose directamente a la unidad que coordina Cristina Molina en el centro de salud de es Viver.
Moreno destaca que Atención Primaria tiene una posición «excelente» para reducir los embarazos no deseados
Allí, explica el ginecólogo, lo tienen «excelente» para detectar qué hay detrás de una interrupción voluntaria del embarazo, ya que cuentan «con asistente social y psicólogo». «Pueden detectar si se esconde una situación complicada, de malos tratos, de prostitución o si esa mujer necesita cobertura social», señala. «Además, se establece una relación muy personal con las mujeres, por lo que es raro que no vuelvan y, cuando lo hacen, se comprueba que todo haya ido bien, sin complicaciones, pero también se les explica que pueden ponerse un dispositivo intrauterino (DIU) o un implante», explica. El objetivo de estas consultas con las mujeres que ya han sufrido un aborto voluntario es «seguirlas y aconsejarlas» desde un recurso sanitario más cercano, no tan «frío» como el hospital. Moreno alaba en varias ocasiones la labor del equipo de la Unidad de Atención a la Mujer que, recalca, el año pasado, entre las diferentes profesionales, atendieron unas 10.000 citas. «Son un montón», afirma, contundente.
El jefe de Ginecología de Can Misses reconoce la paradoja de que en su servicio tanto atienden a mujeres embarazadas que no quieren o no pueden tener a sus bebés como a aquellas que por más que lo intentan y lo desean no lo consiguen. «Acompañamos a las mujeres en todas las fases de su vida reproductiva y en todos los problemas que puedan tener: infertilidad, oncológicos, de suelo pélvico, partos, embarazos...», indica. En ocasiones, incluso, llegan a tratar a mujeres que no logran quedarse embarazadas y que, años antes, interrumpieron un embarazo de forma voluntaria.
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