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El dique del puerto de Sant Antoni corre un riesgo alto por el cambio climático

El plan de adaptación de los puertos de Balears propone la construcción de bermas y «aumentar el peso» y el tipo de los bloques del espigón como medidas paliativas . Descarta ampliaciones o nuevos puertos

Agustín Sánchez-Arcilla y Cristina Barahona detallan el contenido del plan de adaptación. | J.A.RIERA

El dique del puerto de Sant Antoni corre un riesgo alto de inestabilidad de aquí al año 2045, según advierte el plan de adaptación de los puertos de Balears al cambio climático, ligado al futuro Plan General de Puertos y que fue encargado por la Autoridad Portuaria de la Comunitat Autònoma al Laboratorio de Ingeniería Marítima de la Universitat Politècnica de Catalunya. Ayer fue presentado en el Consell de Ibiza a los consistorios ibicencos.

En general, el estudio señala que los puertos de Ibiza están «muy preparados» para afrontar el cambio climático en el horizonte del año 2045, pero con salvedades. El plan contempla dos escenarios (uno optimista y uno pesimista, dependiendo de cómo evolucionen las emisiones de CO2) y dos fechas (2045 y 2100). Se prevén subidas del nivel del mar de 18 centímetros en 2045 en el escenario optimista, y de 47 centímetros en el pesimista; serán de 25 en 2100 en el optimista, y de 88 centímetros en el pesimista.

Pero ese aumento del nivel no es el factor más importante que afecta a la viabilidad de las infraestructuras portuarias de Ibiza. El oleaje lo puede ser aún más cuando se examina la estabilidad. Por esa razón, prevé que el puerto de Sant Antoni tenga un riesgo muy alto de inestabilidad en 2045 en ambos escenarios, pero en 2100 sería alto o muy bajo, pues «influye más el oleaje que la subida del nivel del mar». Y, curiosamente, se prevé que dentro de 80 años el oleaje mengüe. El plan analiza también qué ocurriría en el puerto de Santa Eulària: no tiene riesgo de inestabilidad en ningún escenario futuro, según explicó Agustín Sánchez-Arcilla, catedrático del departamento de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Ambiental de la Universitad Politècnica de Catalunya.

Cambios en el dique

Para hacer frente a esa posible inestabilidad en Sant Antoni en el horizonte de 2045, el plan propone unas medidas de adaptación, que pasarían por «aumentar el peso» y el tipo de los bloques del dique, así como por la construcción de bermas (barreras elevadas que separan dos zonas). Los autores del plan afirman que «ya existen los medios técnicos» para llevar a cabo esas medidas de adaptación. Será necesario un proyecto específico para cada instalación, que no se incluirá en el Plan General de Puertos. La directora gerente de Ports, Cristina Barahona, apuntó que la filosofía de este estudio es plantear medidas correctoras y optimizar las instalaciones existentes. Descarta ampliaciones o construcción de nuevos puertos.

En cuanto a cómo afectará el cambio climático a la operatividad de muelles y pantalanes, en el caso de Sant Antoni de Portmany no existen riesgos de inoperatividad en el horizonte de 2045, y sólo lo hay «muy alto» en el peor escenario de 2100 (subida del nivel del mar de 88 centímetros). Para Santa Eulària no se prevén riesgos en 2045, pero sí en 2100: muy alto para el peor escenario y bajo por el escenario más suave (subida de 47 centímetros). Como medidas de adaptación para paliar esos efectos se propone aumentar la cota de coronación de los muelles (con hormigón o colmataciones) y la sustitución de los actuales pantalanes por otros flotantes.

El plan contempla, asimismo, la posibilidad de que las aguas rebasen las infraestructuras portuarias. Tanto en Sant Antoni como en Santa Eulària el riesgo es «muy bajo» en todos los escenarios. Propone hacer un seguimiento de los episodios de rebasamiento (si se produjeran) y que, en caso de producir muchas molestias, se adoptaran medidas como el aumento de la cota coronación del dique, construir bermas, suavizar el talud o crear diques sumergidos.

Respecto a la agitación de las aguas interiores, no hay riesgo en ningún escenario futuro en Sant Antoni. Para Santa Eulària «no se puede asegurar, pero no tendría que ser muy diferente a la situación actual». Si fueran necesarias medidas de adaptación, propone la modificación de la planta del puerto (dique, contradique o dársenas) de Santa Eulària.

Hay un riesgo medio en 2045 y bajo en 2100 de que el puerto de Sant Antoni pierda calado. Para Santa Eulària es bajo en todos los escenarios excepto en el optimista de 2045, que es medio. Para paliar los efectos de un exceso de sedimentación se podrían construir espigones de retención o trampas de arena, así como realizar dragados periódicos.

El oleaje disminuirá en los próximos 80 años

El oleaje lo genera el viento, sobre todo el que tiene más longitud de mar sobre el que soplar: «Y este disminuirá un poco su intensidad con el cambio climático, lo cual se notará más en el año 2100 que en el 2045», afirma Agustín Sánchez-Arcilla, catedrático del departamento de Ingeniería Hidráulica, Marítima y Ambiental de la Universidad Politécnica de Cataluña. Los patrones de las tormentas, explica el catedrático, «se desplazarán un poquito hacia el norte, de manera que en estas aguas nos afectarían menos, al haber un viento menos intenso». Esa previsión se basa en un patrón general meteorológico en este hemisferio, según el cual los valores extremos serán menos intensos. «Uno se esperaría que al haber más masa de agua, al subir el nivel del mar, llegaran más olas. Pero lo que indican los modelos para todo el Mediterráneo es que disminuirán su intensidad». El primer artículo en el que se publicó esa previsión data de hace seis años, cuando la Universitat Politècnica de Catalunya redactó un estudio financiado por la UE según el cual «tanto las mareas meteorológicas como el oleaje disminuían en las costas del Mediterráneo norte y sur, salvo en Venecia».

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