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Animales.

Perros potencialmente adoptables en Ibiza

El Gobierno central quiere eliminar esta categoría genérica y catalogar a los ejemplares individualmente

Alicia de Amador con Linda.

Pese a que, en los últimos años, la presión asistencial ha caído drásticamente en el centro de protección animal del Ayuntamiento de Ibiza, los perros potencialmente peligrosos siguen copando la mayoría de los ingresos. Con el fin de facilitar su adopción la Fundación Perros Abandonados en Ibiza paga la licencia necesaria para poseer uno de estos ejemplares a las personas que puedan adoptarlos, además de un curso de adiestramiento.

La irrupción de la pandemia también afecta a los paseos a los perros del centro de protección animal de sa Coma. Se acabaron los recorridos en grupo y los voluntarios deben llamar previamente para organizar salidas escalonadas las mañanas de los lunes, miércoles y viernes.

Beatriz Marí se sacó la licencia para pasear perros potencialmente peligrosos (PPP), como Thor.

En breve se ampliará esta atención a los martes y jueves por la tarde. No obstante, el resto de días, los animales disfrutan de una caminata gracias al personal del propio centro, dependiente del Ayuntamiento de Ibiza.

Tizón es un cachorro de bull terrier que se ha curado de parvovirosis y ya ha sido adoptado. J. A. RIERA

Los voluntarios salen de manera gradual junto al torrente de es Fornàs. Roberta Fagotti aparece con Chulo, uno de los considerados perros potencialmente peligrosos (PPP). Ella cuenta con licencia para ser propietaria de estas razas, ya que tiene un dogo argentino de nueve años. «Yo le tengo más miedo a las personas que a estos animales», indica.

Pepi, una de las cuidadoras del centro de protección animal, con Dina y Lucía, dos podencas salvajes. J. A. RIERA

Minutos después, llega Beatriz Marí con Thor, otro PPP. En su caso, se sacó el permiso por su compromiso con este voluntariado, ya que también es indispensable para sacar a estos perros a dar su vuelta diaria.

El Gobierno central ha anunciado un cambio en la legislación para eliminar la calificación como perro potencialmente peligroso que engloba a ocho razas. Si prospera, se catalogará a un ejemplar en función de su temperamento y conducta, de manera individual, y no se generalizará por especies.

Junior y Zeus son dos de los 27 PPP que hay en estos momentos en sa Coma. J. A. RIERA

«Ellos no son malos, en todo caso han tenido un mal dueño», subraya Alicia de Amador, fundadora de Perros Abandonados en Ibiza. Abraza con cariño a Linda antes de devolverla a su jaula. «Para mí son potencialmente adoptables, no peligrosos, pero muchos se lo compran por capricho y, cuando crecen, los dejan porque se dan cuenta de que tienen que sacarlos tres veces al día». De fondo, se oyen los lamentos, en la celda de al lado, de un cocker recientemente abandonado, pero estas razas «en seguida encuentran quien las adopte».

El año pasado, de los más de 70 canes de sa Coma adoptados, 11 eran PPP. Sin embargo, esta proporción está lejos de corresponderse con los que siguen en el centro. De los 42 ingresados, 27 pertenecen a esa catalogación y son los que acumulan más tiempo, hasta ocho años el más veterano.

Drago se recupera en la enfermería que se construyó, el año pasado, con la recaudación que se puso en marcha tras el fallecimiento de una voluntaria del centro. J. A. RIERA

Para facilitar que cuenten con la misma atención que el resto, el Ayuntamiento de Ibiza concede una licencia, sin gasto alguno, que sirve para pasear los PPP de sa Coma. Para aquellas personas que estén en disposición de adoptar alguno, la Fundación Perros Abandonados abona el coste de este permiso, de entre 160 y 200 euros, además de sufragar un cursillo de adiestramiento en una academia especializada.

Mónica Boscá limpia la piscina para los perros. J. A. RIERA

Caída de la presión

Las condiciones de vida de estos animales ha mejorado de manera exponencial. Además de ser un centro que renunció a los sacrificios, los ejemplares que llegaban al centro pasaron de una media de 400 a los 260 de 2019, mientras que el año pasado, con la crisis sanitaria, se redujeron a 197. Buena parte son animales perdidos que acaban recuperando los amos gracias al chip.

«Antes había perros atados con correas en el pasillo o cuatro dentro de una misma jaula», recuerda la concejala de Bienestar Animal de Vila, Montse García. Ella y De Amador van mostrando todas las instalaciones que se han añadido en los últimos años, varias de ellas financiadas por la Fundación Perros Abandonados en Ibiza, que también recibe un apoyo importante de la Fundació Gossos.

Otro alivio importante se debe a que, mientras que sa Coma recibía perros de toda la isla, al ser el único centro municipal de estas características, ahora el resto de ayuntamientos ha firmado convenios con otras entidades. Es el caso de Can Dog, Fundació Gossos o Natura Parc. «También se ha notado mucho que, desde hace siete años, se ha insistido mucho en la esterilización», apunta García.

La gran mayoría de los canes cuentan con estancia individual. Hace seis años, la fundación de De Amador habilitó un espacio para camadas de cachorros que, con la caída de la presión, ha pasado a usarse para curar a los que enferman. Allí se encuentra Terry, de siete años, con leishmaniosis, que cuenta con una habitación con aire acondicionado.

«El tratamiento para la leishmania es el más habitual que damos, porque es la enfermedad que más afecta en esta zona del Mediterráneo», explica Miguel Quiñones, el veterinario del centro. También atienden bastantes casos de filariasis, «el gusano del corazón», o parvovirus, la dolencia de la que se acaba de curar Tizón, un cachorro de bull terrier abandonado. A pesar de su dramática llegada a sa Coma, la fortuna de Tizón dará un giro a los pocos días, ya que lo ha adoptado una familia.

El año pasado llegaron 197 perros a las instalaciones del centro de protección animal de sa Coma, 63 menos que los registrados en 2019

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«Un perro con leishmania se puede estabilizar y estar muy bien con el tratamiento adecuado, pero necesita unas atenciones que debes estar dispuesto a asumir», precisa Quiñones. Perros Abandonados también se hace cargo de estos gastos médicos, en caso de adopción, mientras que los profesionales de sa Coma evalúan que el animal sea compatible con su futuro amo. «Has de pensar bien si puedes tener una mascota y cuál es la que más te conviene, que no sea fruto de un impulso».

Además de Quiñones, el centro de recuperación animal cuenta con otras cinco personas de plantilla. Mónica Boscá y Renata Amaro son las cuidadoras más veterana y más novata, con tres años y una semana de experiencia, respectivamente. «Este es el trabajo más gratificante que hemos tenido», coinciden ambas.

Ahora se encuentran limpiando la piscina que se construyó el año pasado para los perros, junto a una enfermería en la que se recupera Drago. Esta instalación, también con aire acondicionado, se terminó durante la pandemia gracias a una colecta popular de 11.000 euros. «Murió una voluntaria nuestra de Formentera, que tenía una tienda de animales, y su marido pidió que, en vez de flores para el entierro, se destinara el dinero para animales abandonados», destaca De Amador.

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