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Transporte aéreo

Un estudio propone alternativas para evitar que las aerolíneas se aprovechen del descuento de residente

Los economistas analizan modelos para distorsionar menos los precios

y que el Estado ahorre

Un avión en la pista de despegue del aeropuerto de Ibiza. César Navarro

Los tres economistas que elaboraron el informe de la Universidad Pompeu Fabra para el Ministerio de Transportes, además de analizar el impacto del incremento de la bonificación para los residentes no peninsulares, presentan alternativas para contener su impacto en las arcas públicas.

El informe muestra cómo con el incremento del descuento de residente del 50% al 75%, desde julio de 2018, han ganado cuota de mercado las compañías aéreas con precios medios más elevados, lo que supone hasta un 20% de la subida del programa de subvención al transporte aéreo en Balears, Canarias, Ceuta y Melilla. El presupuesto estatal se ha disparado hasta multiplicarse, pues se estima que en 2019 superó los 765 millones de euros, cuando un año antes fue de 433 millones.

En las alternativas presentadas, los especialistas parten de que el sector público debe introducir un sistema de bonificaciones y subsidios para garantizar la oferta, las frecuencias o el acceso de la población al transporte aéreo. Uno de los autores, Diego Peñarrubia, declara que la subvención «es demasiado cara»; los tres últimos años se ha doblado. Se negoció así porque fue «lo más fácil». Y se ha traducido en una transferencia «no intencionada» de recursos públicos a las aerolíneas.

Los expertos resaltan «el derecho adquirido» por los residentes, por lo que las posibles alternativas deben generar resultados similares o ir acompañadas de compensaciones.

Sistema de bonificación fijo

Una alternativa es el sistema de bonificación fijo, el que presenta mejores resultados, con un menor impacto sobre los no residentes —se alerta de que los altos precios pueden expulsar a los turistas— y menos gasto. El de precio máximo es el utilizado en Portugal para Madeira y Azores. La Administración se hace cargo de la diferencia entre el precio de mercado y el máximo. No se bonifican los billetes por debajo del fijado y es un sistema seguro como garantía para viajar sin que el precio sea desproporcionado. En su contra tiene que puede elevar el precio de mercado y el gasto total si las aerolíneas tienen poder de mercado. Además, reduciría la oferta.

Otra opción es dar una bonificación fija, es decir, subvencionar completamente los billetes por debajo de esa cantidad y hasta ese tope los que estén por encima. Pero tiene el problema de que no protege a los residentes de precios altos en picos de demanda.

También se plantea un «mercado de bonificaciones, como en el sector farmacéutico y el eléctrico, introduciendo una especie de obligación de servicio público abierta; abonar la subvención a través de una deducción en la cuota de la declaración de la renta (penaliza a las más bajas); limitar el número de billetes sujetos ala bonificación o reducir el número de viajes que realiza cada persona, con programas específicos para colectivos como estudiantes.

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