Nochebuena

Más cenas solidarias que nunca en Ibiza

El Consell de Ibiza elabora y reparte 300 menús en Nochebuena, frente a los 75 de 2019

Ibiza

Los efectos de la crisis económica derivada del covid se han notado en las tradicionales cenas solidarias de Nochebuena que prepara el Consell de Ibiza, junto con algunas de las principales entidades benéficas de la isla. Así, de los 75 menús que repartió la Llar Eivissa el 24 de diciembre de 2019, este año se han preparado 300, según detalló el director insular de Bienestar Social, Santi Marí.

Sin embargo, un número considerable de personas que solicitaron estos alimentos no se presentó. «A nosotros nos han sobrado 44 bolsas», lamentó ayer la presidenta de la Llar Eivissa, Carmen Tur. «Espero que las personas que también estén inscritas para Nochevieja y no hayan venido [a buscar el menú de Nochebuena] se puedan justificar, porque es dinero público que se tira». No obstante, todos estos envases fueron recogidos por la Cruz Roja para redistribuirlos entre gente necesitada.

La demanda de este año también motivó que, al tradicional centro de reparto en la Llar Eivissa, se añadiera la sede de la Cruz Roja en la avenida España. «Así evitamos colas y agilizamos el servicio», detalló Santi Marí.

Voluntarios

Voluntarios

En cualquiera de ambos puntos pasan las personas derivadas por los Servicios Sociales, gracias a un dispositivo que cuenta con la colaboración de voluntarios de las entidades benéficas y de la propia junta directiva del centro de mayores de la Llar Eivissa. Antes de las ocho de la tarde, la hora prevista para la entrega, ya aguarda una cola en la calle, por lo que se decide empezar con antelación.

Carmen Tur revisa que todo el que llega figure en el listado de beneficiarios. Más tarde, al comprobar que sobran paquetes, también se entregarán a personas necesitadas que pasan para ver si consiguen alguna ración.

El menú de este año, elaborado por el catering s'Olivera, incluye crema de gamba roja con croutons de bescuit, lingote de cordero con cuscús de menta y almendras y, de postre, flan de café caleta. Una botella de agua, un trozo de pan y un polvorón de regalo completan los paquetes.

Entre los colaboradores de este año hay habituales como Loli Aragón, una voluntaria de Cáritas y la Cruz Roja «de toda la vida». «Mi madre y mi madrina lo eran y ya me llevaban de niña», recuerda. «Muchos ni se llegan a imaginar que haya tanta gente que lo está pasando muy mal ahora mismo», se resigna.

Para María Ribas es su primer año dando una mano en la cena de la Llar Eivissa. Forma parte de la pastoral penitenciaria, un grupo de voluntarios que acude semanalmente a la cárcel. «Veo que aquí hacen una labor encomiable y que cuentan con mucha gente para ayudar», destaca.

Mario Alberto es uno de los primeros en llevarse los menús para la cena que le espera con su mujer y sus dos hijos. «Este año nos hemos quedado sin trabajo por el coronavirus», lamenta. Poco después, V. L. se lleva un paquete para él y otro para un amigo que no ha podido acudir y que, como él, ahora duerme en la calle. «Llevo cuarenta años en Ibiza y soy transportista, pero este año me he quedado sin trabajo».

A la misma hora, en la Cruz Roja también han empezado a repartir los menús distribuidos por el Consell de Ibiza. En la cola espera una decena de personas mientras que un hombre de unos sesenta años sale con su bolsa. Se trata de David, un usuario de Cáritas que, por segundo año, se lleva esta cena de Nochebuena.

«Tenía un restaurante, pero un 2011 me hicieron una estafa de medio millón de euros y no me queda tiempo suficiente en la vida para recuperarme de eso», explica. Hace un tiempo que duerme en su furgoneta «esperando el ingreso mínimo vital».

Cáritas sustituye su cena

Cáritas sustituye su cena

Cáritas de Ibiza descartó celebrar la tradicional cena de Nochebuena en su comedor social, debido a la situación sanitaria, aunque todos sus usuarios pudieron disponer de los menús repartidos en la Llar Eivissa. Además, la entidad diocesana ofreció, como alternativa, una comida especial de Navidad el 24.

«Nos hemos reorganizado por el coronavirus, con turnos de media hora para siete u ocho personas y esperamos un total de 45», explica la educadora Social del Centro de Día de Cáritas, Esmeralda García. El menú del día es una crema de marisco, rape a la marinera con verduras, tarta y polvorones. También hay un paquete para cada usuario con productos de primera necesidad, como cepillos de dientes, desodorantes y algún detalle donado por voluntarios y trabajadores.

Esmeralda García destaca que este año los colaboradores se han volcado hasta el punto que ha tenido que declinar muchos de los ofrecimientos. «Parece que todos nos hemos acercado a la realidad y nos hemos vuelta más humanos», valora.

Chantal Alot ya hace cuatro años que echa una mano en estas causas solidarias. «Yo soy voluntaria todo el año, pero estas fechas lo merecen aún más». «Ellos nos reciben con mucha alegría y son muy agradecidos» destaca mientras los comensales empiezan a ovacionarla.

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