Reportaje
Los sanitarios de Ibiza jubilados del covid
El Área de Salud pitiusa se despide de 32 de sus profesionales que han finalizado su vida laboral este año
«Estoy encantado de haberme perdido al bicho», afirma Javier Sánchez, exjefe de Microbiología del Hospital Can Misses, consciente del trabajo que ha supuesto el coronavirus para el servicio en el que se jubiló hace un año y medio. «Algunos servicios no han empeorado mucho con todo esto pero otros, como Microbiología e Infecciosas han tenido que trabajar una barbaridad», comenta Sánchez, que niega que el coronavirus sea un superbicho. Sólo de pensar que el equipo que antes dirigía lleva meses haciendo una media de 400 PCR diarias le reafirma en lo de no echar de menos el trabajo. Y eso que él alargó su vida laboral, es decir, que no se retiró a los 65.
Lo de «cazar bichos» en el laboratorio le gustaba, para eso se formó, pero lo de gestionar el servicio (libranzas, vacaciones, recursos...) no tanto. «A partir de cierta edad eso es lo que más te cansa», comenta el microbiólogo, que reconoce que la pandemia ha cambiado sus planes de jubilación. Cuando se imaginaba retirado se veía viajando, algo que le apasiona, y que no ha podido hacer más que a Madrid. Esta Navidad iba a ir a la capital y a Murcia, pero al final se queda en Ibiza.
Algo parecido le ha ocurrido al neurólogo José Luis Parajuá, quien, ante la imposibilidad de recorrer el mundo (tenía ya reservado un viaje a Nueva York) se ha refugiado en otra de sus pasiones «enfermizas»: la lectura. Al igual que Sánchez, Parajuá no echa de menos haberse perdido la pandemia del coronavirus. «Como médico no he vivido esta pandemia, pero sí otras situaciones complicadas, como la de la colza. Y otra pandemia como la del sida, de la que ahora nadie parece acordarse», comenta el exjefe de Neurología del Hospital Can Misses, que rememora lo poco que se sabía del VIH en aquel momento y, sobre todo, lo tranquila que vivía mucha gente «porque no eran de Haití ni homosexuales».
«Pero mira por dónde fueron las cosas», comenta el especialista que, junto con Javier Sánchez, fue uno de los jubilados de 2019, el año antes de que explotara la pandemia.
Precisamente, el martes a mediodía el Área de Salud de Ibiza y Formentera organizó un acto de despedida de los profesionales que se han jubilado a lo largo de este año. Un total de 32, algunos de los cuales han estado trabajando en la sanidad pública pitiusa toda su vida, cerca de 50 años. Entre ellos, además, algunos muy populares, como la médico de pediatría Cristina Sáenz, la jefa de Urgencias y exgerente de Can Misses Mariángeles Leciñena, o Rafael Vargas, el popular médico de Sant Joan. En el homenaje, en el que hubo «más risas y alegría que nostalgia», la gerente del área de salud pitiusa, Carmen Santos, destacó «la valía e importancia del conocimiento que atesoran» estos profesionales así como su «compromiso» con la sanidad pública de las Pitiüses. «Han dejado no sólo una impronta imborrable de lo que somos sino también un recuerdo perenne de lo que debemos ser».
«Aunque no lo quieras reconocer, te haces mayor. Aceptas que te ha llegado el momento porque no puedes trabajar al ritmo que te exigen», reflexiona. Parajuá destaca que la pandemia ha puesto de manifiesto lo «infradotada» que estaba la sanidad pública española «de la que todo el mundo hablaba maravillas». «Era una mentira basada en la explotación del personal», continúa el médico, que está convencido de que lo que está fallando en España es «la coordinación». El neurólogo asegura que desde que empezó la pandemia ha sido «muy restrictivo» con sus actividades aunque no ha estado encerrado. De hecho, al no poder viajar al extranjero este verano descubrió el Vall d'Aran y recorrió Cantabria y Asturias.
La vacuna
Mientras espera poder volver a viajar a Extremo Oriente, Javier Sánchez no tiene claro si se vacunará del coronavirus. «Es una tecnología completamente nueva, será la tecnología del futuro, pero es la primera vez que se utiliza», señala el microbiólogo, que confiesa que otro aspecto que le plantea dudas es «lo rápido», que ha estado lista. Durante estos meses no pocas veces le han llamado compañeros que aún están en activo y asegura que siempre ha intentado transmitirles un mensaje de tranquilidad. «El miedo genera estrés y el estrés inmunodeprime», indica recordando que esto último facilita contagiarse. Sánchez está preocupado por las consecuencias económicas que va a dejar la pandemia «y de las que se habla poco». También hay otra cosa que le preocupa: «Los ensayos clínicos están todos parados».
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