Xicu Lluy (1963-2012) fue la persona que, por primera vez en las Pitiusas, empezó a recuperar del olvido a numerosos ibicencos y formenterenses que fueron víctimas del fascismo (el español de Francisco Franco y el alemán de Adolf Hitler) y por ese motivo tuvieron que huir del país, pereciendo algunos de ellos en campos de exterminio nazis. Otros investigadores han transitado luego el camino de Lluy, pero él fue quien se adentró en un campo que nadie antes había explorado, al menos con la seriedad, rigor y constancia que él le dedicó. Las víctimas del bando republicano en Ibiza han tenido siempre su reconocimiento, pero no así las que causó el bando franquista. Él reparó esa injusticia.

En 1989, mientras trabajaba en el desaparecido diario La Prensa de Ibiza y todavía nadie hablaba de la 'memoria histórica', Xicu Lluy descubrió que un familiar suyo, su tío Llorenç Cobos Lluy, nacido en Ibiza en 1919, había terminado en un campo de exterminio nazi. Eso provocó su asombro, pues inicialmente no entendía cómo pudo ir a parar allí alguien aparentemente tan ajeno a todo aquello. A partir de ahí emprendió una frenética y entusiasta actividad en pos de otros pitiusos que corrieron la misma suerte y que todavía estaban vivos en algún lugar del mundo. Así surgió su primer libro, 'Eivissencs i formenterers als camps nazis' (Institut d'Estudis Eivissencs, 1995), que relata cómo una veintena de ibicencos y formenterenses pasaron por Mauthausen y otros campos igualmente infames, donde siete de ellos fueron asesinados. Él quiso titular el libro 'Ah, però hi va haver eivissencs i formenterers als camps nazis?' para reflejar la sopresa que causaba esta revelación, como la había causado en él mismo.

Ese libro abrió los ojos a muchos pitiusos que daban por sentado que en Ibiza, simplemente, sólo los republicanos habían provocado asesinatos entre la población. Y, en cambio, los franquistas, aparte de las víctimas mortales que causaron aquí, obligaron a huir de la isla a unos 200 hombres y mujeres, muchos de los cuales no regresarían ya jamás.

No terminó aquí sus pesquisas, pues los contactos, entrevistas y cartas que se cruzó con los supervivientes para su libro le dieron nuevas pistas sobre esos pitiusos que huyeron a México, Cuba, Venezuela, Estados Unidos o Suiza, entre otros países del globo. Hombre inquieto y de descanso imposible, no dudó en hacer las maletas y cruzar el océano para encontrarse cara a cara con aquellos ibicencos que un buen día tuvieron que huir para salvar el pellejo, sin haber sido culpables de nada. Xicu Lluy, ayudado en todo momento por su incondicional compañera Elena González, visitó a esos hombres, muy ancianos ya, o a sus descendientes. Le abrieron su corazón y le contaron historias desgarradoras que habían permanecido sepultadas por el olvido durante décadas y décadas. Así nació el libro 'Visca Càrdenas! L'exili americà dels republicans pitiüsos' (Institut d'Estudis Eivissencs, 2001). Sólo lamentaba ante sus conocidos no haber podido completar la lista de exiliados con todos los nombres.

Ese libro ponía al descubierto que esos exiliados no habían sido personas cualesquiera de Ibiza. Por el contrario, eran intelectuales, artistas, investigadores, profesores... era gente que salía en las noticias de Diario de Ibiza en aquella época, gente destacada y respetada. La isla se quedó sin algunos de sus mejores cerebros.

Pero el tema de los campos nazis había calado muy hondo en el alma de Lluy y no se conformaría con su primer libro sobre el tema. Durante años de nuevos viajes, ahora por Europa, llamadas telefónicas, cartas, etcétera, abordó esta tragedia no ya desde un ámbito pitiuso, sino de todo Balears. Indagó sobre la suerte de los mallorquines, menorquines y pitiusos que terminaron en los campos de la muerte. El libro, que Lluy dejó casi terminado en el momento de su muerte y fue rematado por Elena González para poder llevarlo a imprenta, es 'Els nostres deportats. Republicans de les Balears als camps nazis' (Documenta balear, 2013). Incluye un completo listado de nombres de quienes murieron allí o pudieron salvarse tras ser liberados. Dos ibicencos y cinco formenterenses dejaron allí su vida. El volumen es sobre todo la voz de los supervivientes, que simplemente nos describen lo que es el infierno.

El prólogo, inconcluso porque Lluy murió antes de acabarlo, termina con una carta que le envió uno de los exiliados, Bartomeu Marí: «Te deseo que tu trabajo tenga una buena acogida y contribuya a nuestro lema: no olvidar».