El doctor en Historia Jordi Maíz explicó ayer en su conferencia, bajo el título 'Intolerancia y antisemitismo en el mundo contemporáneo', que «el antisemitismo no es exclusivo del nacionalsocialismo» alemán y recordó, por ejemplo, los procesos de los rusos contra los judíos en los siglos XIX y XX. En el primer día de la segunda edición de las Jornadas de Estudios Locales sobre la Memoria Histórica que organiza el Archivo Histórico de Ibiza y Formentera, Maíz hizo un repaso a la evolución de la persecución que ha sufrido a lo largo de la historia la población judía en todo el mundo, también en España y Balears.

En su intervención, el historiador destacó los casos «singulares» de antisemitismo en lugares, como en la España contemporánea, en la que «apenas hay judíos». El ultranacionalismo y fascismo español previo a la II República trató de «hacer visible la existencia de una conspiración judía internacional» cuando no había barrios judíos como en otros países (Alemania, Polonia...). «En España no se evidencia [esta animadversión] con ataques físicos porque no había judíos», indicó el especialista a este diario antes de su conferencia en Can Ventosa.

Acto seguido, Maíz apuntó la excepción del caso, «muy conocido», del ataque, en 1935, a los grandes almacenes SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos) en la Gran Vía de Madrid, con destrozos, rotura de cristales y pintadas, perpetrado por «un grupo paramilitar fascista». «La prensa próxima al fascismo español publicó que los propietarios de los almacenes eran judíos», señala.

Asalto al barrio judío de Palma

Asalto al barrio judío de Palma

Maíz da un salto en el tiempo hasta llegar al verano de 1391, en Mallorca, para recordar «uno de los episodios más virulentos de la época medieval y moderna desconocido por la población en general»: el asalto al barrio judío de Palma y el asesinato de 300 personas. Diversas circunstancias provocaron este ataque: una crisis económica, problemas para obtener alimento, sobre todo cereales y el endeudamiento de la mayor parte de la población rural. «En algunos lugares, las protestas se dirigían hacia los gobernantes, pero no fue difícil que se vertebrara contra esta minoría porque algunos de ellos se dedicaban al préstamo de dinero».

El historiador recuerda que, al igual que las leyes del nacionalsocialismo en Alemania obligaban a los judíos a salir a la calle con una estrella de David para su identificación, en la Edad Media ya les forzaban a llevar una rodela. «No existe el término campo de concentración en la Edad Media. Pero les confinaban en barrios y les cerraban las puertas por las noches. Era una limitación de libertad. No hace falta recurrir a la relación de Stalin con la minoría de los gitanos o la de Hitler con los judíos. Podemos mirarnos a nosotros mismos», destacó el conferenciante.

También abordó las causas de la «estigmatización» de la comunidad judía por cuestiones histórico-religiosas, como «la acusación que pesa sobre ella de haber matado a Jesucristo o de conspirar contra los cristianos», y ya en época contemporánea «el supuesto proyecto de los judíos de dirigir un gobierno mundial», entre otras cuestiones.