Naviera Armas, la mayor compañía naviera de transporte de pasajeros y mercancías entre la península y las islas y, propietaria, entre otras, de la empresa Transmediterránea, ha solicitado el rescate de la Sociedad Española de Participaciones Industriales (SEPI) y ha pedido también una quita a sus acreedores para solventar las dificultades económicas que atraviesa, con una deuda acumulada de unos 800 millones de euros, como consecuencia del impacto de la covid en el transporte marítimo.

Según ha adelantado El Confidencial, la familia Armas Fernández ha solicitado la documentación para obtener al menos cien millones de euros de la SEPI, en concreto al Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas, dotado con 10.000 millones de euros. Se trata del mismo fondo que ha auxiliado a Air Europa para evitar la quiebra. Los cien millones podrían habililitarse mediante un préstamo participativo o ampliación de capital. Respecto a la renegociación de la deuda con los acreedores, Naviera Armas ofrece la opción de reconvertir deuda en capital, aportando nuevas grantías personales y dinero aportado por el SEPI.

El pasado 5 de noviembre, El Confidencial ya adelantó que la compañía había comunicado a sus acreedores que no podría pagar el cupón de 31 de octubre con bonos de vecimiento en 2023, lo que en términos financieros supone una entrada en quiebra. No obstante, la compañía emitió una comunicado en el que aseguraba que estaba negociando con sus acreedores para evitar dicha declaración. En este sentido, su director de Relaciones Institucionales, Paulino Rivero, comentó que se estaba trabajando en un plan de reestructuración de deuda para hacer frente a los compromisos adquiridos y superar la situación adversa provocada por la pandemia del coronavirus.

"Estamos en un proceso de restructuración de deuda para garantizar que la empresa siga prestando ese servicio esencial que ofrece", recalcó Rivero. Sobre la posibilidad de acudir al Gobierno para que les ayude a financiar sus deudas, manifestó que "de momento, no hay ninguna decisión más allá del proceso de restructuración".

El grupo canario Naviera Armas se hizo con la mayoría accionarial de Trasmediterránea muy recientemente, en el año 2018, tras pagar 260 millones de euros a Acciona, de la familia Entrecanales, que había gestionado la compañía desde 2002, cuando fue privatizada. Pero los problemas del grupo empresarial canario se han agravado desde entonces considerablemente, sobre todo con la expansión de la covid, comprometiendo con su delicada situación financiera el transporte marítimo regular de Baleares con la península.

El grupo con sede en Canarias acumula una deuda de unos 600 millones en bonos y otros 200 en créditos bancarios. En abril consiguió una ayuda de 55 millones facilitada por el Banco Santander, con garantía del Instituto de Crédito Oficial (ICO) y en agosto, firmó otra línea de crédito de 75 millones con los fondos Apollo y HPS a un tipo de interés de dos dígitos.

Tras divulgarse sus aprietos económicos, la empresa propietaria de Transmediterránea emitió un comunicado en el que aseguraba que "Naviera Armas Trasmediterránea no se encuentra en situación de preconcurso ni concurso de acreedores. No existe, y desmiente rotundamente, otros calificativos vertidos a lo largo de esta mañana, que dañan la imagen de la empresa y de sus trabajadores". En el comunicado añadía que "ante la afectación de la demanda derivada de la crisis de la covid, y con el objetivo de preservar su liquidez y optimizar su estructura de capital, Naviera Armas Trasmediterránea ha iniciado conversaciones con los representantes de los principales bonistas, para refinanciar o reestructurar los bonos con vencimiento en 2023 y 2024 que esperamos fructifique en la próximas semanas".

Ante el temor expresado desde diversos ámbitos por la afectación al transporte máritimo, la compañía se mostró tajante al asegurar que "garantiza la prestación de todos los servicios que viene prestando tanto en la península como en los respectivos archipiélagos y en el Estrecho".

La familia Armas Fernández lleva tiempo lastrada por las dificultades económicas, que han tratado de solventar vendiendo barcos de la flota y buscando socios, que no han llegado. Tras fallarles los bancos, que tampoco les prestan dinero, han acudido al rescate oficial del Estado. Para reestructurar la deuda han acudido a Houlihan Lokey y a PwC, de forma que es muy probable que buena parte de las acciones se ls queden los bonistras, entre los que figuran Deutsche Bank, BlackRock y AXA.