El pleno del Ayuntamiento de Sant Antoni votó ayer por la mañana en contra del tráfico de ferris en el puerto de esta localidad y pidió a Ports de les Illes Balears la eliminación de la línea marítima con la península para evitar la «congestión» de este espacio con barcos y coches. La propuesta conjunta de PSOE-Reinicia, Unidas Podemos y Proposta per Eivissa (este último partido en el equipo de gobierno municipal) dejó en minoría al PP de Marcos Serra, que finalmente desveló su postura claramente favorable al tráfico de buques, aunque evitando el tráfico de mercancías y condicionando horarios y otros aspectos.

La propuesta que salió adelante (con el voto en contra de PP y Ciudadanos) pide a Ports de les Illes Balears que sólo se permita la llegada de barcos de pasajeros en caso de situaciones de emergencia, en que el puerto de Vila quede cerrado y no haya otra opción.

Asimismo, reclama la transformación del actual espacio portuario en «un lugar abierto para los residentes y los turistas», pero no «dedicado en exclusiva a las navieras». Se propone reconvertir la actual estación marítima en una instalación de uso público, como podría ser un museo del mar, un centro de interpretación de la reserva de es Vedrà y los islotes de Poniente o un espacio cultural. Igualmente, se pide al representante de Eivissa en el consejo de Ports de les Illes Balears, el conseller insular Javier Torres (Cs), que defienda allí el acuerdo adoptado por el Ayuntamiento.

El portavoz de Proposta per Eivissa (PxE), Joan Torres, señaló que «para recuperar el puerto de Sant Antoni no se puede tener una línea marítima abierta» y añadió que turísticamente la conservación de la bahía es el mejor reclamo que puede existir.

El portavoz del PSOE, Simón Planells, incidió en la necesidad de preservar las praderas de posidonia, que quedarían gravemente amenazadas por el tráfico de grandes barcos. Pero, sobre todo, «es incompatible un puerto con ferris con tener un turismo de calidad», recalcó.

El alcalde, que hasta ahora había evitado pronunciarse claramente, ha terminado decantándose de manera inequívoca a favor del tráfico de barcos de pasajeros, aunque rechazando el tráfico de mercancías y con otros matices. «Los ferris pueden ser una buena oportunidad, en tiempos de pandemia, de traer gente a Sant Antoni de forma más segura que en avión», declaró, sobre todo «cuando el tráfico aéreo se reduce cada vez más». Según él, el cambio de modelo turístico del pueblo «ya se está haciendo» mediante la asistencia a ferias, la nueva página web municipal y los planes de embellecimiento del casco urbano. También se mostró partidario de dicho tráfico portuario con condiciones de horarios, ruidos y velocidades de los barcos para reducir las molestias a vecinos y turistas. Según él, «el mayor impacto que sufre la bahía no son estos barcos, sino los emisarios de aguas fecales y los muertos» para el fondeo de embarcaciones.

Diferencias PxE-PP

El debate sirvió además para ahondar las diferencias en el seno del equipo de gobierno, puesto que las posiciones de dos de sus socios, PP y PxE, se demostraron claramente irreconciliables. A ese distanciamiento contribuyó decisivamente el hecho de que el alcalde presentara en el pleno los resultados de una «consulta» hecha por él mismo entre asociaciones vecinales y empresariales del municipio para demostrar que «no es cierto que haya tanta unanimidad en contra de los ferris».

Según el gráfico que exhibió en el pleno semipresencial (sólo estaban los portavoces de cada grupo), de 24 asociaciones consultadas, 15 están a favor de los ferris y sólo seis en contra. Fue el propio Joan Torres quien le afeó que «haya usado el Ayuntamiento para hacer un sondeo de partido», mientras que PSOE y Unidas Podemos restaron cualquier credibilidad al estudio porque no explica cuánta gente fue entrevistada, ni cuál fue la pregunta ni ningún otro detalle habitual en este tipo de encuestas.

Por su parte, José Ramón Marín, de Ciudadanos, defendió con entusiasmo el tráfico de pasajeros y criticó veladamente al Club Náutico de Sant Antoni, «que al fin y al cabo es un negocio y busca tener más amarres», y dijo que si sus «800 barcos» salieran al mismo tiempo de sus amarres causarían un impacto ambiental superior al de los ferris.

Tuvo que ser el portavoz de Unidas Podemos, Fernando Gómez, quien saliera a defender al Club Náutico: «Esta entidad tendrá sus aciertos y sus errores, pero hace una labor enorme en actividades deportivas, superando a otras de Baleares. No entiendo este ataque al Club», añadió.

Gómez consideró que, con sus declaraciones, el alcalde de Sant Antoni «se ha quitado la careta», al tiempo que reconoció la «valentía» de Proposta per Eivissa al alinearse a favor de un uso público del puerto y en contra de su explotación comercial.