El mercado de productos locales y artesanos de Forada ha tenido una adaptación fácil a los requisitos sanitarios fijados tras la crisis sanitaria. «Salvo en los días de festival, aquí no se producen aglomeraciones de gente», recuerda su coordinadora, Isabel Alonso. Además, se encuentra en una esplanada espaciosa, en la que se reparten una veintena de puestos y donde ahora destaca en el centro una pérgola más amplia que la anterior.

«Hemos habilitado un lugar para la sombra más bonito, con sillas de tela, que dan mejor ambiente que las de plástico y ofrece un marco para estar, no solo para venir a comprar», explica Alonso. «La idea es crear un ágora», concluye. En el puesto de al lado se encuentra una de las responsables de que algunos visitantes se queden durante el mediodía. Es Victoria Henricot, que está cortando setas para la paella vegetariana, que degustarán unos cuarentena comensales. «Todos teníamos muchas ganas de volver, porque ya estábamos un poco aburridos y aquí viene una peña muy linda», apunta.

Los productos agropecuarios y ecológicos son uno de los atractivos del Mercat de Forada desde su puesta en marcha en 2016. En el caso de la fruta y verdura, proceden de fincas tan cercanas como la Antònia Cardona, de Cas Fiet. «Todas estas hortalizas están regadas con aguas de es Broll de Buscastell», destaca. De hecho, su hijo, José Miguel Bonet, es el presidente de la comunidad de regantes del valle, que aprovecha el sistema de canales diseñado en época árabe, aunque es más conocido como prestigioso chef de Es Ventall.

Los usos de la algarroba

Los usos de la algarroba

Además de las hortalizas de Cas Fiet, Antònia vende conservas artesanas, encurtidos y los panes que elabora su hijo. «Los que más se venden son los multicereales y el de algarroba, que también lleva harina normal para que pueda subir», detalla.

De pequeña, ella hacía alguna pausa en los trabajos del campo para saborear el dulzor de una algarroba, como todos los niños de pueblo. Pero ahora no tiene dudas de lo que hubiera respondido entonces a la idea de hacer pan con estas vainas. «Hubiera dicho que están locos», confiesa Antònia entre risas.

La algarroba es bien conocida como sustitutivo del cacao, pero Andrea Gadret incluso ha logrado crear con ella una versión orgánica y nutritiva de la Nutella. Para ello, las acompaña con almendras secadas al sol, cascara de naranja y un poco de miel. También elabora confituras «con poco azúcar» con los limones, pomelos, higos o mandarinas que ella misma recoge. «Las fresas [cuando es temporada] las compro a mis compañeros de aquí», detalla.

Pero en su puesto sorprenden las conservas con recetas de creación propia, como los chutneys con remolacha, dátiles y manzanas o de albaricoque, ciruela e higo. Otra de sus propuestas, tahína con algarroba, la aprendió de un cliente sirio, ya que es el desayuno tradicional en ese país árabe. Pero Andrea aún no tiene envasada su última creación con dos productos que ahora se encuentran en su momento ideal, peras de San Juan y la frígola, que recogió la semana pasada «sin saber qué iba a hacer con ella». Será su nueva confitura.

Con el reinicio de su actividad desde el sábado 6 de junio, el Mercat de Forada ha sumado algún puesto, como el de los planteles de Alejandro Basso. Hay tomateras, calabaza o calabacín argentino, que es redondo, como un melón pequeño, «ideal para partirlo por la mitad y rellenarlo al horno». Además, elabora purín de ortigas, que sirve de abono «fungicida y repelente de insectos», detalla.

Las segundas residencias

Las segundas residencias

Todos los productores destacan que, en sus primeros cuatro sábados desde su reanudación, el mercado está a un ritmo similar al de antes de la pandemia. «Pero se nota que aún faltan los extranjeros o peninsulares que tienen su segunda residencia aquí cerca», detalla Verónica Petyt. «Pero éste es un sitio muy simpático y ha sido muy bonito el reencuentro con los que estamos todo el año», subraya.

Entre los artesanos, se encuentra un músico, Tupac Peralta, que fabrica flautas andinas, flautas de pan típicas de Rumanía o una doble de creación propia. También unas pentatónicas tradicionales de los nativos de Norteamérica que, «como tienen cinco notas, dan sensaciones y vibraciones que te llevan a la relajación, así que las vendo más en Ibiza porque vienen muy bien para practicar Tai Chi o meditación», explica.

Pero el puesto de Tupac sorprende por sus «altavoces ecológicos». Arreglando amplificadores de guitarras, se fijó en su estructura interna. Ahora, tras varias pruebas para aprovechar el principio del eco, crea unas cajas de madera, para colocar un móvil o una tablet, con una cavidad que amplifica su sonido como un pequeño altavoz natural, multiplicando varias veces el volumen de su sonido.