Los casi 100 días en que el aeropuerto de Ibiza ha permanecido cerrado (salvo para casos excepcionales) tocaron ayer a su fin. Desde ahora, la isla vuelve a abrir sus puertas de par en par, lo cual no significa, ni mucho menos, que el turismo vaya a entrar en tromba, para desesperación de unos y alivio de otros.

Al llegar al aeropuerto de Ibiza a primera hora de la mañana ya eran perceptibles varias diferencias respecto a los últimos tres meses: volvía a haber taxis esperando clientes, había al fin cierta presencia humana tanto en el interior como en el exterior de la terminal (que se iría incrementando durante la jornada), algunos mostradores estaban abiertos ( rent-a-cars, alguna aerolínea...) y se atisbaban, en resumen, signos de vida. Ahora bien, no había ni un autobús de turistas, ni se veían abiertas cafeterías. Las tiendas estaban también cerradas, a excepción de la farmacia. El aeropuerto, en el primer día de la nueva normalidad, seguía teniendo un aspecto poco normal. Incluso todavía se podía usar el parking gratuitamente, sin las barreras accionadas.

De hecho, todo indica que queda aún un largo camino por volver a la situación pre-Covid. De los 10 pasajeros entrevistados por este diario a su llegada a Ibiza procedentes de Milán, nueve eran trabajadores del sector servicios y todos ellos, salvo uno, iban a Formentera. El otro tenía casa en Ibiza.

Entre estos pasajeros figuraba una joven residente en Ibiza pero con familia en Italia que quedó atrapada por el confinamiento el 15 de marzo en Milán y sólo pudo llegar ayer a la isla. Tras atender a los medios, se fundió en un emotivo abrazo con su pareja y una amiga.

Claudia, otra de las ocupantes del vuelo (que llegó casi lleno), admitía: «Llegué a pensar que este verano no podría trabajar, al menos en mayo así lo veíamos, pero luego se ha ido arreglando la cosa, también en Italia».

Todos ellos tuvieron que pasar un control de temperatura (hasta tres veces) antes de salir de Milán, y otra vez más al llegar al aeropuerto de es Codolar. Sin embargo, Giorgio, empresario de la construcción que llegaba a la isla para un trabajo, afirmaba: «El problema es que cuando llegas, se amontona mucha gente para rellenar los formularios, sin guardar la distancia social».

Maurizio, por su parte, se mostraba ansioso por volver a trabajar en el restaurante de Formentera donde está contratado. «Inicialmente tenía que venir en mayo, como todos los años, pero se ha ido retrasando hasta ahora», comentaba.

Dos datos que ilustran el grado de reactivación en el primer día de la nueva normalidad: uno de los rent-a-car abiertos en el aeropuerto tenía ayer formalizadas 20 reservas, «y a ver si vienen todos», cuando lo normal por estas fechas serían 80 o 60, según la encargada de esta oficina.

Un 40% de taxis

Una veintena de taxis estaban estacionados frente a la terminal recogiendo a sus clientes, en un ambiente de tranquilidad que nada tiene que ver con el agobio y caos que caracteriza este escenario todos los veranos. Por su puesto, ni rastro de taxis pirata, otro ejemplo de los aspectos positivos que ha tenido el estado de alarma. Uno de los conductores, Javier Ribas, señalaba que frente a los 96 taxis que suelen estar en la parada en estas fechas de junio, ayer había únicamente 38. Al preguntarle el destino más habitual que piden los clientes en estos días, no duda en responder: «Las barcas de Formentera». Y ello tanto desde hace unos días, «con turistas mallorquines» como ayer, con italianos.

El vuelo de Valencia que llegaba a media mañana repetía más o menos la misma pauta. Los viajeros solían tener casa en Ibiza o bien venían por motivos de trabajo. María José Crespo, sin embargo, sí llegaba para hacer turismo al cien por cien: «Hemos venido para estar en Ibiza, luego en Formentera y finalmente en Menorca. Este año tocaba viajar por España», explicaba.

Todo indica que cada vez serán más los turistas que vayan llegando, pues para hoy, lunes, el número de vuelos programados vuelve a ser muy parecido al de ayer y cada vez irán aumentando las aerolíneas que establecen rutas con Ibiza. El turismo parece que vuelve a despegar.