Hoy se cumple un año del incendio intencionado en el edificio okupado de es Viver, ubicado en la confluencia de las calles Jacint Aquenza y Cosme Vidal Llàser, en el que falleció una mujer de 59 años, Rossanna Venturini. En apenas unos minutos tras originarse el fuego, poco antes de las 13 horas, el inmueble a medio construir se había convertido en un infierno. Las llamas se llevaron la vida de esta persona, hirieron gravemente a otra, que tuvo que ser trasladada al Hospital La Fe de Valencia, y a otros nueve. La pesadilla continuó para el resto de ocupantes que, pese a resultar ilesos, se acababan de quedar en la calle, sin nada. La Policía Nacional identificó a 41 afectados, pero se calcula que se refugiaban allí el doble de personas.

Sobre las 13 horas del 13 de mayo de 2019 una densa columna de humo gris visible desde distintos puntos de la isla hizo saltar las alarmas, ya que procedían de un edificio okupado que ya había sufrido otros incendios, pero no de tal magnitud. Al parecer, uno de los okupas del edificio se encontraba durmiendo en su interior cuando empezó a oír los gritos de una mujer y fue entonces cuando se percató del fuego. Una patrulla de la Guardia Civil que estaba cerca de la zona acudió al lugar para colaborar con los policías nacionales y locales que rescataban a los ocupantes del interior del edificio y de viviendas cercanas.

Se desplazaron, en primer lugar, dos dotaciones de bomberos. La gravedad del incendio obligó a movilizar finalmente a todos los bomberos disponibles. Sin embargo, los profesionales antiincendios no pudieron acceder al edificio hasta las 14.30 horas, 90 minutos después de que se originase. Todo el edificio era un punto caliente, estaba todo en llamas. «Ya conocemos el inmueble de intervenciones anteriores y, como hay poca visibilidad, podríamos precipitarnos por los diversos agujeros que hay», explicó entonces el cabo José Antonio López a los medios de comunicación en la calle Jacint Aquenza. Cuando finalmente pudieron entrar, la temperatura era tan insoportable que los bomberos debían hacer relevos cada 15 minutos.

Una de las intervenciones más espectaculares y aplaudidas por los afectados y vecinos que se concentraban alrededor del edificio en llamas fue la del helicóptero del Ibanat (Institut balear de la Natura), que rescató a dos personas (un hombre y una mujer) atrapadas en la azotea. «Tenían el rostro totalmente negro por el humo, intentaron subir al helicóptero y el capataz, Arturo Sánchez, les dijo: ¡un momento!; su función fue primordial», recordó el piloto Jordi Baró, en una entrevista con este diario. «Así llegué a posarme en la pequeña azotea, pero sin dejar todo el peso [con el fin de evitar un posible derrumbe], y los patines no cabían, así que una parte quedó fuera. Y mientras tanto, el capataz era mis ojos, porque yo iba de lado y no podía ver», relató Baró.

Sobre las 16 horas todavía salía humareda del inmueble y los bomberos continuaban con las labores de extinción. Como no podían acceder al sótano, echaron agua por los agujeros que daban al lugar lleno de basura. Vecinos y okupas del edificio insistían en que quedaba gente dentro y que podría haber algún fallecido. La tragedia la confirmó a las 17.30 horas la Policía Nacional: los bomberos habían hallado el cuerpo sin vida de una persona. La comitiva judicial se desplazó al inmueble a las 18.45 horas y la jueza de guardia decretó el levantamiento del cadáver. Pasadas las 20.30 horas los efectivos se retiraron y el edificio fue precintado. Solo se quedaron tres bomberos.

Para los afectados por el incendio, el Ayuntamiento de Ibiza habilitó un refugio temporal en la antigua escuela de sa Bodega.

Días después la Policía Nacional detuvo a la pareja de Venturini por presuntos malos tratos y detención ilegal, ya que se le acusaba de haberla dejado encerrada en la habitación, lo que le impidió salvarse de las llamas. Tras declarar ante la jueza instructora, el hombre quedó en libertad con cargos.

El 21 de mayo el Cuerpo Nacional de Policía arrestó a cinco personas «por su presunta implicación en el incendio de los juzgados [el 21 de enero] y su posible relación con el incendio del edificio de es Viver» y para dos de ellos la jueza instructora decretó su ingreso en prisión provisional. La instrucción de ambas causas sigue abierta.