Horas antes de participar en las Jornadas para Familias del Ayuntamiento de Ibiza, Jorge Gutiérrez, uno de los impulsores de la plataforma Dale una vuelta, atiende por teléfono a este diario. La asociación trabaja para defender «una sexualidad sana, asertiva, libre e informada» y ayuda a todo aquel que quiera «dejar el consumo perjudicial de pornografía».

El título de la conferencia pregunta si el porno educa. ¿Acaso alguien duda de que no es así?

Nosotros lo tenemos muy claro: El porno no educa y la charla va por ahí. Pero hay gente que piensa que otro tipo de pornografía más ética, menos violenta, menos dominante por parte del hombre, puede tener un aspecto educativo. Pero yo digo que toda pornografía es pornografía y no es educación.

En la web de Dale una vuelta dicen que los 11 años es la edad media para iniciarse en el consumo de la pornografía. Eso significa que hay quien se inicia antes...

Precisamente en la UIB salió un estudio muy completo y, en varios casos, los encuestados decían que incluso con 8 años ya habían visto algún tipo de pornografía. Es cierto que no siempre es buscada, pero sí que el impacto inicial se está dando en los niños, si no con 8 años, a los 9, 10 u 11, en edades en los que es claramente inconveniente para su desarrollo neuronal.

Y la razón es Internet.

Efectivamente. Está generalizado que a los 13 o 14 años el 90% de los niños tienen móvil y eso supone que el acceso a cualquier contenido es real y fácil, se van a encontrar con cualquier imagen o vídeo que circule con total impunidad.

Que, como comentaba, les llegará aunque no lo busquen.

Sí. También comprobamos que los videojuegos son otro cauce en el que aparecen anuncios... Y hay gente que dice que sólo con buscar en Youtube un vídeo, si te dejas llevar por los relacionados, encuentras material, igual no pornográfico, pero sí demasiado sexualizado para niños tan pequeños.

¿Qué pueden hacer las familias para evitar que sus hijos accedan a la pornografía a través de Internet?

Nosotros decimos que la educación sexual empieza casi a los cero años. Hay que hablar mucho, estar, tener tiempo y tener confianza. La confianza es clave. Hay muchos momentos en la vida familiar en los que los padres a través de un anuncio, una serie o noticia, les pueden comentar. Los padres tienen que estar atentos para preguntar, ayudar y tener esa confianza, pues si no se habla en la familia, los niños también lo tendrán como un tema tabú, les dará miedo, vergüenza...

Pero el sexo sigue siendo tabú en muchas familias. Y las encuestas a los adolescentes evidencian que para informarse eligen siempre a los amigos o Internet.

Se suele decir que el 70% de los niños acuden primero a Internet y si no, a sus amigos antes que a sus padres. Entiendo que es difícil pero estamos en un momento en el que o te adelantas o se te adelanta cualquier portal, cualquier página web que a lo mejor no es tan conveniente. No se trata de llenarles de información para la que es demasiado pronto, pero sí de ir poco a poco hablando. Nuestra experiencia con chicos y chicas de 10, 11 y 12 años es que todo el mundo sabe qué es la pornografía, han visto algo.

¿Qué efectos puede tener un consumo precoz de pornografía en los niños?

Por un lado, el cerebro del adolescente es muy maleable, se está formando, y lo que vea, los impactos que recibe, tienen más importancia que en los adultos. A nuestra web nos llegan mensajes de personas de 20 ó 30 años diciendo que recuerdan la primera vez que vieron pornografía y el fuerte impacto que les produjo. Como son imágenes a veces muy explícitas y extremas, tras la sensación inicial que fue de asco, sorpresa, a lo mejor les llamó la atención y puede que en el futuro consuman más.

Y...

Además, si se acostumbran a ver pornografía con 10 u 11 años, su sexualidad queda bastante modificada o puede variar el concepto que tengan de la relación sexual, el placer. En cuanto al trato hacia las mujeres, intentan imitar cosas que se ven en la pornografía y de ahí salen muchas prácticas que no se corresponden con una sexualidad sana o más afectiva.

Porque ellos no tienen referentes anteriores al consumo de pornografía para distinguir que lo que están viendo no es real.

Nosotros les decimos que la pornografía es ciencia ficción porque ellos no tienen por qué saberlo. Ven vídeos, con actores, gente operada, cuerpos perfectos, y si no se les explica, luego se pueden frustrar y tener sus pequeños traumas.

También se habla de una relación entre pornografía y agresiones sexuales. ¿Lo comparte?

No hay estudios claros donde se diga que la causa de una violación sea la pornografía, pero sí vemos y los expertos advierten de que normaliza. Si ves una pornografía muy agresiva y si te alimentas de eso, se puede normalizar un comportamiento agresivo. Hay otros muchos factores que activan esos mecanismos más agresivos; la pornografía es una más y es importante tenerlo en cuenta.

¿Son conscientes las familias de esos efectos tan negativos y de la necesidad de intervenir?

Yo tengo la sensación de que no hay programas ni una concienciación desde el punto de vista social y político sobre estos temas. Haría falta un poco más de realismo y de ver que es un problema muy extendido. A nosotros nos han llegado más de 3.000 mensajes de adultos que han tocado fondo, que llevan 10, 15 o 20 años consumiendo pornografía y lo han perdido todo.

Pero como es algo de la intimidad...

Claro. Entre que es una cosa muy íntima y que a la gente que le ocurre le da vergüenza... Y luego también quizás por un tema de la libertad sexual mal entendida, que lleva a que cada uno haga lo que quiera. Pero bueno, yo creo que como en todo hay que ver si se está haciendo bien, mal o qué consecuencias está teniendo en la sociedad.

¿Ven casos de menores adictos a la pornografía?

Para ser adicto se necesita tiempo, mucho consumo. Es difícil que un niño de 10, 12 o 14 años sea propiamente adicto, pero un porcentaje alto de gente que se dirige a nosotros sí reconoce que empezó a ver pornografía con 10 ó 12 años.

¿Qué síntomas deben alertar a las familias de un posible consumo abusivo de pornografía?

Hay señales como el uso excesivo de pantallas o el móvil; si se encierran mucho tiempo con el móvil o se meten en el baño con el móvil y pasan mucho tiempo; si baja su rendimiento escolar o se aíslan de sus amigos. Nosotros animamos a que los chicos y chicas se relacionen, tengan amigos, salgan, estén con ellos... Hoy en día hay gente que casi prefiere la vida digital a la real; esto está ocurriendo.