Cuando los técnicos del departamento de Pesca del Consell de Ibiza tenían que tomar decisiones como acotar la veda del gerret ( Spicara smaris) o el estado de su población, se enfrentaban a un dilema: ¿a qué estudios hacían caso? Unos aseguraban que ese pez era relativamente longevo y podía alcanzar hasta ocho años; otros lo reducían a cinco, mientras que algunos hablaban de sólo tres. Decantarse por unas teorías u otras era casi como jugar a la ruleta rusa con el pequeño caramel, para el que un año de vida (en el que caso de que no sobrepasen los tres) sería como 25 de los nuestros.

«No sabíamos qué modelo aplicar. Dependiendo de cuál, cambiaba mucho. No había certeza, pues eran estadísticamente pobres, tenían poco seguimiento, pocos datos», explica Toni Box, técnico de Pesca del Consell. Pero un estudio desarrollado por la bióloga Inmaculada Montero González, técnica del Grupo de Acción Local pitiuso del Leader, en colaboración con el departamento de Pesca de Ibiza, ha conseguido al fin averiguar la edad máxima que puede alcanzar un gerret: cinco años. Y lo ha hecho fijándose en un curioso detalle: los anillos de crecimiento de los otolitos (similares a los de los árboles), unas estructuras calcáreas que se encuentran en los oídos del pez y que le ayudan a mantener el equilibrio. Montero presentará este hallazgo como tesis doctoral en la Universidad de Alicante.

518 otolitos

518 otolitos

La bióloga, que investiga los gerrets y su pesca desde hace siete años, escudriñó en los otolitos de 518 individuos de un muestreo realizado en 2016. De esos 518, analizó los anillos de crecimiento diarios de 22 a través de un microscopio, pues son minúsculos. Uno a uno, hasta contar 365. El espacio que ocupan esos 365 anillos corresponde a un año: «Luego extrapolamos esa anchura al anillo grande, el anual, que ya miramos con lupa. Los individuos más grandes llegaron a vivir hasta el quinto anillo anual [1.825 anillos pequeños]. Ninguno de los 518 gerrets llegó a terminar el quinto anillo», explica Montero. En cada anillo diario hay dos tonalidades: una oscura que refleja el calor diurno, y una clara relacionada con el frío nocturno. Y además, en los otolitos se aprecia claramente la época estival: es la más oscura.

«Conocer ese dato permite saber cuándo cambian de sexo, pues primero son hembras, alcanzan la madurez sexual al acabar el primer año y luego, al cuarto año, se transforman en machos. Tener claros esos parámetros biológicos permite crear un modelo de poblaciones mucho más real», explica la bióloga. Antes, cuando no se sabía si vivían tres u ocho años, era complicado saber si una veda era acertada o si el nivel de capturas era el adecuado. «Con los datos generados se ha visto que la pesquería de Ibiza se encuentra, ahora mismo, en valores completamente sostenibles», afirma Box.

El estudio, para el que Inmaculada Montero ha colaborado con centros de investigación como la UIB o la Universidad de Alicante «para poder completar los vacíos de conocimiento» sobre el caramel, también se ha centrado en su aportación nutricional y cantidad de grasa: «Según los resultados, es un pescado sano, semigraso. Dentro de la poca cantidad de grasa que tiene, en torno a un 4%, casi todo (un 75%) corresponde a ácidos grasos saludables, poliinsaturados», detalla el técnico de Pesca del Consell.

Además, midieron el nivel de metales pesados que contiene su organismo: «Como son especies forrajeras, uno de los niveles bajos de la cadena trófica, los valores son muy bajos, casi indetectables, tanto para plomo como para mercurio y cadmio. Por tanto, son pescados muy saludables y se pueden consumir en cantidad, sin ningún tipo de problema», especifica Montero.

Trabajan, asimismo, en la hipótesis de que el gerret sólo vive un año más en cuanto se transforma en macho: «Hay que confirmarlo, pero no hemos encontrado individuos de más de cinco años. Por ahora», señala Inmaculada Montero. «Nacen hembras -añade- y al cuarto año hacen la inversión sexual. Creemos que en ese cuarto año, en cuanto aumenta la temperatura, los machos son los primeros en acudir a las aguas profundas para nidificar en ellas». El caramel no es el único pez que experimenta esa inversión sexual: el raor y el mero, también. «Es una estrategia bastante común en los peces», cuenta Box.

Cuando los machos construyen los nidos, las hembras ponen los huevos y ellos los fecundan y se quedan cuidando de los huevos. El resto del cardumen nada por encima: «La teoría es que los machos se agotan cuidando de los nidos, de ahí que sólo vivan un año. Pierden la grasa del músculo, la consumen durante la protección de la puesta», al parecer, extenuante, explica Toni Box.

'Gloria' lo pone difícil

'Gloria' lo pone difícil

La pesca del gerret está siendo «más difícil» este invierno (se abrió la temporada a finales de noviembre) que en épocas pasadas, especialmente tras la borrasca 'Gloria': «Buceamos en los caladeros y comprobamos que muchos han sufrido alteraciones», indica Montero. Los fenómenos hidrodinámicos han desplazado bancos de arena, de manera que han aflorado rocas que dañan las delicadas artes de este tipo de pesca: «Cualquier objeto -comenta Box- provoca roturas. Luego son muchas horas de coser».

Como sucede en otros ámbitos de la pesca pitiusa, cada vez hay menos embarcaciones dedicadas al gerret: «El estudio se inició con cinco barcos, pero ahora sólo contamos con tres. Uno se jubiló y desguazó; el otro no ha trabajado este año», detalla Montero.