Vicente Juan Segura (Tavernes de la Valldigna, 1955) regresa a la tierra de la que es originario para ejercer como obispo auxiliar en Valencia. Allí se ocupará principalmente «de atender la pastoral en las universidades públicas y privadas», según puso de manifiesto el pasado 18 de enero el cardenal arzobispo de la archidiócesis valenciana, Antonio Cañizares. Juan Segura tomará hoy posesión de su cargo después de quince años al frente de la diócesis de Ibiza. Afronta esta nueva responsabilidad con «alegría y serenidad», como manifestaba el pasado lunes, 28 de enero, en una entrevista concedida a Diario de Ibiza.

¿Cómo acogió la noticia de que el Papa Francisco le designaba obispo auxiliar de Valencia?

Me mandaron una carta de la Nunciatura diciéndome que el Papa Francisco había previsto mi designación como obispo auxiliar de Valencia. Podía aceptar o no, pero como yo estoy siempre dispuesto a obedecer al Papa contesté afirmativamente. Esto fue antes de Navidad.

¿En esa carta se explicaba el motivo de su traslado a Valencia?

Se explicaba que lo habían pedido también desde Valencia. Como aquí en la diócesis de Ibiza llevo ya quince años entonces es un cambio como el que se suele hacer siempre con los obispos.

¿Fue entonces el arzobispado de Valencia el que solicitó que fuera allí?

El arzobispado lo pidió al Papa Francisco, él lo pensó y después me hizo la propuesta.

¿Cómo afronta este nuevo reto?

Con alegría y serenidad. Yo aquí en Ibiza me encuentro muy bien, porque la diócesis está funcionando muy bien y hay muchas personas buenas. Ahora en Valencia me darán unos trabajos y procuraré hacerlos bien.

¿Con qué imagen de Ibiza llegó a la isla y con cuál se va después de estos quince años?

Yo no conocía Ibiza, nunca había estado aquí. Me hizo obispo de esta diócesis Juan Pablo II y yo lo acepté, por supuesto, y vine. En los quince años que he trabajado aquí he visto muchas cosas buenas. En la isla hay muy buena gente. Yo no he sido maestro de todos, muchos lo han sido míos en el sentido de que muchas personas me han ido enseñando cosas y me han dado consejos. Por ejemplo, aunque yo antes de ser sacerdote era abogado y conozco mucho de leyes, ha habido abogados que me han ayudado. Siguiendo esas enseñanzas y esas recomendaciones hemos ido haciendo las cosas bien. Aquí en Ibiza en estos años también he encontrado buenas autoridades y he firmado convenios con ellos. Además, tenemos un buen grupo de sacerdotes y las parroquias no están perdidas, sino que crecen. En barrios que iban agrandándose hemos tenido que hacer alguna parroquia nueva. En la isla se pueden hacer muchas cosas, porque, ya le digo, hay mucha gente buena que colabora y que te da consejos.

¿Las relaciones que ha mantenido con las instituciones las calificaría de positivas?

Sí.

¿Qué cambios importantes se han producido en la diócesis durante sus quince años de mandato?

Que hay más sacerdotes que antes y también que hemos mejorado la economía gracias a que he tenido personas buenas y muy listas que me han aconsejado en ese sentido. Al tener más economía hemos podido ir ampliando cosas, gracias a Dios. Las plazas de la residencia Reina Sofía las dupliqué. Cuando yo llegué tenía 70 y hoy tiene 140 plazas. Con los colegios ha pasado igual y ahora estamos a punto también de ampliar el colegio diocesano de Formentera.

¿Hay algún momento o un hecho concreto que destacaría por encima de todo de esta experiencia?

Lo que destaco es que he tenido mucha gente muy buena que me ha ayudado.

¿Se ha sentido arropado por los párrocos y la comunidad diocesana de las Pitiusas?

Sí, totalmente. De todos los párrocos puedo hablar bien. Viendo su labor tan buena, ha habido curas de fuera que han venido a la isla al darse cuenta de que Ibiza está bien y se han quedado aquí incardinados.

Usted vino de Roma a Ibiza para ejercer de obispo. ¿Hubiera preferido quedarse allí?

No, a mí también me apetecía estar más cerca de mi tierra y de mi familia, porque estuve muchos años fuera viviendo en América y en África.

Si estuviera en su mano, ¿le gustaría volver al Vaticano?

Sí, yo allí estuve veinte años y estuve bien y me gustó, pero, de momento, no está previsto que yo vuelva allí.

¿Lo ha echado de menos en estos quince años?

Sí. Bueno, he ido allí muchas veces, tengo muchos amigos y me muevo muy bien dentro del Vaticano porque lo conozco bien.

De los Papas que ha tenido la oportunidad de conocer durante su carrera religiosa, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco, ¿cuál es su mayor referente?

Cada Papa, en su momento, es bueno e histórico. En los tiempos que estuvo Juan Pablo II considero que era el ideal para aquella época y lo mismo ocurre con Benedicto XVI y el Papa Francisco. Yo al Papa Francisco lo conocía mucho y bien antes de ostentar este cargo, cuando era obispo en Argentina, porque cuando iba a Roma se alojaba en la misma residencia en la que vivía yo, así que nos veíamos, hablábamos y paseábamos juntos. Siempre me ha tratado bien. Yo del Papa Francisco solo puedo decir cosas buenas.

Entonces, ¿no se decanta por ninguno?

No, la historia nos enseña que en cada momento está el papa que hace falta para esos tiempos. Entonces para mí los tres son buenos, igual que lo fueron Pablo VI o Juan XXIII.

¿Cree, por tanto, que Francisco es el Papa que hace falta para el momento que estamos viviendo?

Sí.

¿Qué opina del debate abierto en torno al celibato?

El celibato está establecido de hace muchísimos siglos en la Iglesia y el Papa Francisco lo confirma, así que esto, de momento, va a seguir así.

¿Usted entonces está conforme con que se mantenga el celibato?

Sí.

¿Pero estaría de acuerdo en ordenar sacerdotes casados en el caso de zonas que cuentan con pocos párrocos, como la Amazonia?

Sí, pero es que, de momento, eso no lo van a hacer porque el Papa Francisco no lo ha autorizado.

¿Faltan vocaciones religiosas en general?

En algunas congregaciones sí y en otras no. Por ejemplo, aquí en Ibiza la de Marta y María tiene muchas vocaciones, al igual que la del Verbo Encarnado. Además, tengo cuatro seminaristas que están estudiando para ser sacerdotes.

¿Respalda las palabras del obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, que en su carta pastoral de hace unos días dejó claro que la Iglesia no puede permanecer pasiva y mirar hacia otro lado ante los casos de abusos a menores cometidos por sacerdotes?

Sí. Eso es algo malo y quien abuse de menores tiene que ser condenado. Aquí en Ibiza no tenemos esos casos, hay gente buena, y se portan bien todos.

¿Qué es lo que va a echar más de menos de esta etapa en Ibiza?

Todo, las amistades que tengo, la belleza del entorno, los paseos, las parroquias, y sus fiestas, las buenas autoridades que hay en todos los pueblos y en el Consell...

Hablando de las iglesias pitiusas, una particularidad de esta diócesis es la institución de los obreros parroquiales, integrada por personas laicas.

Sí, es una figura que solo existe en la diócesis de Ibiza y la verdad es que es una buena ayuda para las parroquias.

¿Se va de Ibiza con alguna espina clavada o algún tema pendiente que le hubiera gustado abordar?

No, aquí hemos hecho muchas cosas buenas.

¿Cómo y cuándo se va a elegir al administrador diocesano que le sustituirá al frente de la diócesis de Ibiza hasta que el Papa nombre a un nuevo obispo?

El administrador que gobierne la diócesis de Ibiza hasta que se designe al nuevo obispo será elegido por los sacerdotes de las Pitiusas. Cuando yo me vaya de aquí, se reunirán para votar. Será probablemente el próximo lunes (por mañana).