El dermatólogo Lluís Cros Trujillo (Barcelona, 1943) falleció el jueves a la edad de 76 años en la Residencia Cas Serres, de Ibiza. Estaba especializado en dermatología médico-quirúrgica.

Cros era uno de los médicos más conocidos y respetados de la isla y destacó siempre por la defensa de los derechos sanitarios y por su lucha contra el cáncer desde varias asociaciones con arraigo en Ibiza y Formentera.

Cros, que desarrolló gran parte de su labor médica en la Policlínica Nuestra Señora del Rosario, fue también jefe de Dermatología del Área de Salud Pitiusa y actualmente ejercía como portavoz de la Asociación pitiusa de ayuda a enfermos de cáncer (Apaac). También presidió en dos ocasiones la junta local del Colegio de Médicos.

Lluís Cros, que estudió en la Universidad Complutense de Madrid, fue parte muy activa del movimiento que se creó en Ibiza para que la isla pudiera disponer de un servicio de radioterapia. Hasta que se consiguió este objetivo, hace apenas unos años, participó de manera activa en la asociación Movimiento Pitiuso Pro Radioterapia.

«Lo siento como el primero. Era muy buen compañero», señala Carmen Tur, coimpulsora, con Lluís Cros, del movimiento que luchó por implantar en la isla el servicio de radioterapia, de manera que los pacientes no tuvieran que pasar por el trago de viajar a Mallorca para ser atendidos: «Luchó por ese objetivo todo lo que pudo y más», afirma Tur.

«Lluís fue el verdadero impulsor del movimiento pro radioterapia», asegura Tur, que sólo tiene buenas palabras para el doctor fallecido: «Se desvivía por todo el mundo. Los pacientes estaban encantados con él. Era chiquito de tamaño, pero era un pequeño gran hombre». Es lo mismo que dice Vicent Torres, también miembro del movimiento: «En proporción a su estatura no se podía presuponer la enorme capacidad que tenía de generar empuje y de preocuparse por los demás».

Hace justo un año, Tur y Lluís Cros fueron invitados a Fuerteventura para que explicaran cómo habían movilizado a la sociedad pitiusa para conseguir la radioterapia, pues allí padecían un problema similar: «Cada mañana se levantaba muy temprano, cuando aún era de noche, para fumarse sus cigarrillos, beber sus cafés y no faltar a la llamada a su esposa».